Arrancan los Juegos Paralímpicos de Tokio en los que participarán 4.510 deportistas de al menos 160 países y se disputarán hasta el 5 de septiembre. España estará representada por 154 deportistas en 15 de las 22 disciplinas que tendrán lugar en este evento. El equipo paralímpico español consiguió 31 medallas en Río en 2016, pero lo importante en este evento es la valentía de los deportitas a la hora de romper barreras, algo que llevan haciendo desde 1948, cuando el Dr. Guttman organizó la primera competición de tiro con arco en silla de ruedas.

Con historias de superación, esfuerzo e ilusión, nuestros deportistas se encuentran en Tokio dispuestos a luchar por un hueco en el pódium, pero quien mejor para contarlo que los protagonistas del momento. Hablamos con Desirée Vila, Adi Iglesias y Guillermo Rojo, que competirán en pruebas de atletismo en los próximos días, y con César Neira, ciclista que ganó un bronce y un oro en los Juegos de Pekín en 2008.

Desirée Vila practicaba gimnasia acrobática cuando sufrió una lesión con 16 años que derivó en una negligencia médica y provocó la amputación de su pierna derecha. Desde el principio recibió apoyo psicológico, algo que la propia atleta califica de “fundamental” para tratar el tema de la adquisición de la discapacidad, aceptar su nuevo cuerpo y entender que las cosas que “venía haciendo desde pequeña iban a cambiar por completo”.

Su familia y amigos tenían claro que Desirée retomaría de alguna forma su carrera deportiva, pero ella priorizaba la estabilidad en su vida que empezaría por retomar esas pequeñas cosas que entonces le suponían un reto: volver a caminar y a correr, esta vez acompañada de una prótesis.

El retorno de Desirée comenzó con los 100 metros lisos, una carrera que más adelante la llevaría al salto de longitud. Según cuenta la atleta, la batida le recuerda al vuelo de la gimnasia acrobática, por lo que “ya tenía una ventaja”, la diferencia estaba en aterrizar sobre la arena.

Su vuelta al deporte no le resultó fácil. Actualmente cuenta con una psicóloga deportiva que le ayudó a perder el miedo a volver a lesionarse. Desirée no solo es un ejemplo de superación, sino que tiene claro que la prioridad es sentirse bien consigo misma para tener mayor seguridad y un mejor rendimiento.

Adi Iglesias es campeona absoluta de Galicia en 100 y 200 metros lisos. Debido a su albinismo, la atleta tiene un 10% de visión, que aumenta a un 18% con el uso de gafas. Cuando era una niña, Adi vio correr a unas chicas en la televisión y supo que era lo que quería hacer, pero estaba en Mali y “era inviable”.

En África existen supersticiones que cuentan que cortar una parte del cuerpo a un albino da suerte, o que al enterrar su pelo este se convertirá en oro con el paso del tiempo. Los padres de Adi decidieron que viniera a España por precaución.

Acostumbrada a competir contra cualquier rival, con o sin discapacidad, la velocista no entiende de barreras, ya que a pesar de su limitación visual compite sin guía. Para orientarse, hace un reconocimiento previo de la pista y busca una referencia con respecto a la meta. A veces su referencia son las sillas de los jueces y otras, una farola. “Todas las pistas de atletismo son iguales”, declara jocosa.

Aunque su único objetivo era empezar a correr porque le apasionaba, ha conseguido muy buenos resultados en el mundo del atletismo. En los juegos de Tokio competirá en las pruebas de 100 y 400 metros lisos. Tras haber conseguido la plata en el mundial de Dubái en los 100 metros lisos, ahora Adi va a “disfrutar” como ha hecho siempre, y a luchar por una medalla.

Guillermo Rojo se define a si mismo como “dinámico y curioso”, características que se potenciaron el día que vio a Gerard Descarrega correr con su anterior guía, Marcos Blanquiño. La coordinación entre dos personas a esa velocidad le pareció todo un reto, por eso se puso en contacto con el jefe técnico de la ONCE para ofrecer su disponibilidad.

Ya era atleta de alto nivel cuando, hace tres años, Gerard se quedó sin deportista de apoyo para ir al europeo de Berlín y contactaron con él. Así empezó su recorrido como guía, con un oro en la capital alemana.

Aunque Guillermo cree que España es un país que está apostando por el deporte adaptado, echa de menos un programa formativo para los atletas de apoyo que visibilice e incentive más esta profesión, “sobre todo para que los deportistas ciegos puedan tener un guía con la dedicación que ellos requieren”.

El velocista debuta en los juegos junto a Gerard, que fue oro en Río 2016 en 400 metros lisos, la misma prueba en la que correrán juntos este año. Guillermo, que no quiere pecar de optimista, pronostica otra medalla, pero no ha querido mojarse con el color.

César Neira ganó dos medallas de ciclismo adaptado en los Juegos Paralímpicos de Pekín en 2008. Volvió a casa con un bronce en la prueba de persecución individual por pista y un oro en contrarreloj en carretera, ambas en clase Div. 4. Y aunque le gustaría volver a participar en unos juegos, actualmente entrena a deportistas para ser lo que él fue y será siempre: un campeón.

El ciclista tuvo un accidente laboral a los 23 años que le causó varias roturas de hueso y daños en el bazo, los pulmones y el parietal, provocando una leve parálisis cerebral. La bicicleta fue una herramienta más de su rehabilitación, y mientras veía los Juegos Paralímpicos de Atenas, se propuso una nueva meta que cuatro años más tarde lograría en la capital de China.

Para César, ganar esas medallas es una sensación que no puede describir. Según el atleta esas dos victorias son eternas, porque “los récords te los pueden quitar pero una medalla olímpica no”. Desde la localidad madrileña de Cadalso de los Vidrios, el atleta anima a personas que como él hayan sufrido algún accidente que les haya cambiado la vida, a luchar por sus sueños y sobre todo a hacer deporte, porque “el deporte es salud”.