Viernes 30 (mujeres) y sábado 31 de agosto (hombres). Ariake Gymnastics Centre, 12.000 espectadores. La sede de esta disciplina es un pabellón que será desmontado al término de la cita para construir en su lugar un nuevo recinto multifuncional.

La gimnasia de trampolín es la tercera gran modalidad de la gimnasia, aunque cuente con menos foco que sus hermanas, la artística y la rítmica. En ella, los gimnastas ejecutan rutinas cortas en las que se sirven del trampolín para realizar una gran variedad de giros y saltos mortales en los que pueden alcanzar una altura de hasta 10 metros.

Se puntúa la dificultad, la precisión en la ejecución, el tiempo de vuelo o la distancia horizontal del salto a la hora de puntuar. El trampolín es una superficie rectangular hecha de un tejido sintético con unas medidas de 4,28 x 2,14 metros.

La disciplina lleva en el programa olímpico desde Sídney 2000 y la competición, individual, se divide en masculina y femenina. En la fase de clasificación, cada participante lleva a cabo una rutina obligatoria y tiene la opción de presentar otra de forma voluntaria. Las rutinas se componen de 10 habilidades. De ellas, en ocho se evalúa solo la ejecución y el deportista elegirá las dos en las que se valora tanto ejecución como dificultad. En la rutina voluntaria se tienen en cuenta ambos conceptos en todas las habilidades. Las ocho notas más altas avanzan a la final, en la que solo se ejecuta la rutina voluntaria y se compite en orden inverso, empezando por la puntuación más baja.

Rusia, China, Canadá, Estados Unidos o Reino Unido son potencias tradicionales que tienen varios gimnastas en los primeros puestos del ranking. A ellas se ha sumado en los últimos tiempos Japón. En los Mundiales en Tokio se coronó a la primera campeona mundial japonesa, Hikaru Mori, que se llevó el oro individual.