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RACING | EL ALARGUE

¿No hay un plan para las remontadas?

El Racing solo gana si deja su portería a cero y trasmite impotencia en cuanto su rival marca el primer gol del partido

Fausto Tienza, del Racing, en el partido frente al Burgos.
Nacho Cubero

Lo más grave no es que el Racing haya perdido los seis partidos en los que su rival se ha adelantado en el marcador, lo peor es que solo en Eibar pareció creer en que existía la más remota posibilidad de dar la vuelta al marcador. En el resto, también ayer frente al Burgos, los jugadores verdiblancos han parecido cargar con una enorme mochila en cuanto Parera encajó un gol. Los puntos 1, 2 y 3 del plan de partido de Romo son iguales: mantener la portería a cero. Perfecto, es su manera de ver el fútbol, el año pasado le sirvió para ascender con mucha autoridad y este, pese al mal inicio, llevaba ocho partidos sin perder. Ahora bien, no es de recibo la sensación de impotencia que emana el equipo. En lo personal, uno a uno, y en lo táctico. Nunca una revolución, ni siquiera un volantazo, solo hombre por hombre y confiar en un chispazo. Nunca tres defensas, nunca un solo pivote, nunca dos o tres delanteros... ¿sería muy grave perder por dos goles de diferencia si te sale mal el puñetazo en la mesa? (P.D. No cuenta como vuelco táctico meter a Peque en el ochentaytantos y cambiarle tres veces de posición en ese ratuco)

El protagonista inesperado

Rubén Alves llegó este verano medio de tapadillo, después de que Paco Jémez le fundiera a negro en cuanto fichó la pasada temporada como entrenador del Ibiza. El propio entrenador del Racing demostró muy claramente que en el folio en blanco en el que había dibujado la plantilla el papel reservado al hispanobrasileño era el de tercer central. Recuerden los dos encuentros en los que fue injustamente al banquillo (tras sendos buenos partidos) para hacer hueco a Germán. Eso ya pasó, ahora mismo es absolutamente inimaginable la suplencia de Rubén. Contra el Burgos fue el mejor y lleva una racha de partidos impecables, tanto que pese a la seriedad y regularidad en el rendimiento de los dos jugadores que le flanquean, Pol Moreno por la derecha y Eneko Satrústegui por la izquierda, está brillando con luz propia. Le da para lo suyo y para estar atentísimo al cruce a la espalda de Pol y de Eneko. No es de los más caros y rinde como el mejor. Gran fichaje.

Rubén Alves, del Racing, en el partido frente al Burgos.
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Parera tiene un seguro de vida con Rubén Alves por delante.Nacho Cubero

Un tiro en el pie

Ya me da vergüenza hasta volverlo a escribir. Es lo de Camus. Lo de que le saquen por la derecha. Hace cuatro años, cuando Marco llegó a la primera plantilla, un jugador que compartía vestuario con él me dijo (y creo que a Marco también) que “si Camus quiere llegar a Primera tiene que jugar por la izquierda, si lo hace por la derecha no pasará de Segunda B”. Y sabía, con más de 150 partidos en Primera, de lo que hablaba. Firmo debajo. Un entrenador, con muy buen ojo para los jóvenes, me hizo la misma predicción dos años antes, cuando todavía jugaba por la derecha en el Juvenil del Racing y se hinchaba a meter goles haciendo eslalon de fuera a dentro. Marco prefería entonces jugar a pie cambiado, como Munitis se cogía unos rebotes tremendos cuando le empezaron a poner por la derecha y acabó su carrera cogiéndoselos cuando le ponían por la izquierda. Romo sabe que Camus es infinitamente mejor por la izquierda, pero nunca ve el momento de quitar a Íñigo Vicente o a Arturo. No son malos, por supuesto, pero si con 0-1 quiere remontar, si quiere meter balones al área, si quiere uno contra uno con posibilidad de generar faltas o penaltis su hombre se llama Marco Camus. De extremo izquierdo. Perdón por la reiteración.

Derrota en las gradas

Resultó doloroso para la mayoría de los racinguistas constatar que el Burgos también ganó en la batalla de la animación. Eran un par de miles, que está sensacional, pero enfrente tenían 11.000 del Racing. Se puede pensar que el hecho de que los suyos fueran mejores en la segunda parte, y marcaran y acabaran ganando contribuyó a que se vinieran arriba. Eso ayudó, por supuesto, pero es que desde el calentamiento ya se merendaron a la afición local. Se puede pensar que ese arranque se debió a que La Gradona de los Malditos, que volvía a animar, decidió no hacerlo hasta el 13' de cada tiempo (pueden hacer lo que les da la gana, faltaba más, pero me parece un craso error, en mi opinión, porque les convertía en protagonistas, cuando debiera serlo el equipo), pero hay que recordar que en el partido frente al Alavés, sin los Malditos, el resto de las gradas fueron capaces de ganar el duelo de animación frente a una afición también numerosa. Algo falló también en la hinchada. Igual se contagiaron de los del campo. O que un día tiene el obrero. 

Afición del Burgos en las gradas de El Sardinero, en Santander.
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Les pusieron difícil comprar entradas, pero los seguidores del Burgos estuvieron sensacional en El Sardinero.Nacho Cubero