Golazo de Koba y otro golito de Guedes

Gattuso, que suma y sigue puliendo su equipo con victorias, echó mano de primeras de los meritorios para enfrentarse al Sant Gallen y por más voluntad que le pusieron algunos, como Foulquier, Yellu, Koba, Lato o Racic, el Valencia sin Guedes o Carlos Soler es otro Valencia. No en cuanto a concepto ni actitud, sí en talento. Y claro, un equipo que juega bajo la premisa de hacerlo por calidad, que dejó los pelotazos en el pasado y que pretende salir con el balón desde atrás sean dos jugadores los que le presionen o hasta cinco como por momentos hacía el Sant Gallen, pues tiene que notar cuando juegan los que son muy buenos o los que intentan parecerse. La verdad, nada que no se intuyera, algo que se vio desde la coqueta grada de madera del estadio de Gossau y que alguien debería recordárselo a Peter Lim.

El Valencia jugó la primera mitad como la tarde era en Gossau, gris y con amenaza de tormenta. Con decir que lo más divertido de la primera mitad fueron unos espontáneos que saltaron al césped en busca de camisetas está todo dicho. El Valencia solo remató con peligro una vez, en una ocasión de Koba que malogró Dumrath. El Sant Gallen tampoco es que creara mucho más, aunque sin con más ímpetu y amenaza, como en un remate al larguero de Witzig.

Los goles llegaron en la segunda mitad

La cosa cambió en parte tras el descanso. Tampoco mucho, no se crean. Pero sí lo suficiente para que el Valencia se llevara el partido y Guedes continuara demostrando que está inspirado. Los de Gattuso se adelantaron por un golazo de Koba, que le pegó con todo desde la frontal, colando el balón por la escuadra del Sant Gallen. Ese gol coincidió con la entrada de los Guedes, Soler, Guillamón, Gayà, Yunus y compañía. De hecho Gattuso acabó el partido con el once que tan buenas sensaciones dejó contra el Borussia.

Acción de tiralíneas en el 0-2

Y cuando se junta la calidad, salen acciones como la del 0-2. El autor fue Guedes, con un remate impecable. Pero la acción del colectivo fue espectacular, con un carrusel de pases con velocidad y precisión, desde el área de Mamardasvhvili hasta la de Dumrath, pasando el balón por Soler, Mosquera, Guillamón, Yunus y, como no, Guedes.