En 2016, y después de dos temporadas siendo suplente del chileno Claudio Bravo en la Liga, Ter Stegen dio un paso adelante para desbloquear la situación y se plantó en la oficina de Robert Fernández, entonces director deportivo del Barcelona, para plantearle un órdago. Si seguía sin ser titular, se iba. Tenía una oferta del Manchester City entre otros equipos. La advertencia iba en serio. El Barça volteó la situación, prescindió de Bravo y se quedó con Ter Stegen, que desde entonces se convirtió en intocable en la portería del Barcelona, hasta hoy.
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