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El Real Valladolid sumó un punto en el Martínez Valero... y gracias. El partido de los blanquivioletas fue lamentable y no sólo por el resultado porque el equipo de Pacheta debe dar gracias. Y todo ello pese a haberse adelantado en los primeros minutos con un gol de un cazagoles de oro como Larin. Pero el tanto, lejos de ayudar al equipo, le perjudicó porque fue la primera y la última ocasión clara en todo el partido de los blanquivioletas, que no fueron capaces de salir a la contra en ningún momento, de controlar el centro del campo, de mandar en un partido que debía ser un nuevo bonus para la salvación. Porque los jugadores de Pacheta se vieron completamente superados, acosados y avasallados por un conjunto que tirando de orgullo y de juego mereció la victoria pese a ser colistas. Los 24 disparos recibidos (los mismos que contra el Barcelona), 10 de ellos a portería, estarán cerca de ser récord de la Liga y sólo la buena actuación de Asenjo y la mala puntería de los ilicitanos evitaron una derrota merecida.

Dice Pacheta que la primera parte estuvieron mejor. Lo compro. Al menos los blanquivioletas se adelantaron y fueron capaces de controlar a sus rivales, aunque no se acercaron a la portería visitante ni por recomendación del médico, pero en la segunda el equipo estuvo horrible, completamente superado por un rival que iba con todo y que con el paso de los minutos fue dejando más y más espacio a la espalda. Eran minutos para sentenciar y en eso estaba Machis cuando se rompió. Pedrada en los isquios y peligro. No fue el único porque también Joaquín y Olaza se retiraron con molestias en esa parte del cuerpo y su presencia ante el Athletic el viernes es dudosa.

A las lesiones hay que añadir las dos expulsiones en el descuento que impedirán a Hongla y a Roque Mesa estar ante los rojiblancos. La del canario fue un accidente, la del camerunés debería conllevar sanción por aplaudir al trencilla. El Real Valladolid que, a duras penas, supera la media docena de faltas por partido está empezando a ver demasiadas tarjetas. Y es curioso que el equipo, uno de los que pelea por no descender, no haga apenas faltas. ¿Será por la tan cacareada falta de intensidad, por mala colocación de los jugadores que no llegan a hacer las faltas o por prescripción técnica? Difícil saber, pero sorprendente.

Total, que durante toda la semana intentamos trasladar la idea de que el empate, de base era malo, que el Pucela debía salir a por la victoria y pasado el susto nos parece que el equipo se vuelve con un punto más del que se merece, que el empate no es tan malo y que la salvación, definitivamente, va a pasar por Zorrilla porque el conjunto de Pacheta parece no saber competir a domicilio. Faltan 13 partidos y se necesitan, al menos, 12 puntos. No es mala cosa, pero la decepción por el papelón de Elche es importante: un punto y gracias.