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SEVILLA

Los héroes de Le Havre

Badé y Pape Gueye llegaron a Nervión para revolucionar al Sevilla. Uno se queda y otro se marcha. “Fue bonito reencontrarnos”.

Actualizado a
Badé y Pape Gueye se abrazan.
TONI RODRIGUEZDiarioAS

Hay quizás un puñado de historias bonitas en este Sevilla que pasó del infierno a la gloria en la temporada que llegó a su fin. Una de ellas apunta a los héroes de Le Havre. Loïc Badé y Pape Gueye. Dos amigos que llegaron en enero a Sevilla para tratar de revolucionar a un plantel que pedía a gritos un poco de ayuda. El central fue tan diferencial que se ganó su continuidad en Nervión a cambio de 12 millones de euros. El centrocampista entregó solidez a la medular de un Mendilibar que vivió estas llegadas como un regalo. El primero se queda y el segundo se marcha. Pero ambos escribieron un relato de gloria que siempre quedará en el recuerdo del sevillismo.

“Pape tiene un año más que yo. Cuando yo llegué a Le Havre, él estaba ya con los profesionales. Fue una bonita historia. Él me acogió. Nos entendemos muy bien, él era mi capitán”. Así relata para AS Loïc Badé el momento en que volvió a tener esa conexión con Pape tras haber iniciado juntos sus carreras en Francia. “Reencontrarnos aquí fue bonito, nos permitió a los dos integrarnos y tener un sitio juntos en el grupo”. Y sobre el césped, también funcionó. Badé se hizo de forma veloz con un sitio titular en una defensa que había sufrido mucho durante la primera parte de la temporada. Convenció a Sampaoli y después a Mendilibar. Tras conquistar la Europa League, el propio futbolista insistió a Monchi a través de un directo en las redes sociales para pedir que lo comprara. “Ya está hecho”, dictaminó entonces el ya exdirector deportivo nervionense.

“No podemos mirar mucho al futuro, el presente es bueno y preferimos disfrutarlo”, comentaba Badé sobre esas posibilidades de seguir en Nervión. Para Pape, no fue tan brillante su puesta en escena, aunque sí se hizo con un sitio fijo en la Liga tras quedarse sin opción de entrar en los inscritos de la Europa League. Y el Sevilla remontó el vuelo hasta salvarse con aparente extrema facilidad. No tiene sitio en el plan de la 23-24, pero su nombre levantó el aplauso del Sánchez-Pizjuán por su compromiso y su potencial cuando quizás Nervión añoraba esa realidad en los meses anteriores.

“Pienso que están orgullosos de nosotros. Y nosotros también”, explica Badé sobre el pensamiento de Le Havre y de sus aficionados. Aquellos que vivieron de cerca el crecimiento de dos amigos que ahora fueron decisivos para levantar los ánimos del Sevilla y cerrar la campaña con una sonrisa infinita. Uno se queda y otro se marcha. Pero los héroes de Le Havre nunca dejarán de serlo.