“Los derbis salvaban la temporada”
Poli Rincón y Antonio Biosca rememoran el pasado como leyendas del Betis y analizan el presente a las puertas de otro duelo sevillano que despierta pasión y melancolía.
El derbi sevillano también mira al pasado y lo hace recordando a leyendas que escribieron sus nombres en la historia. Poli Rincón (1957, Madrid) cree que todo cambió, que los derbis ya no se parecen del todo a aquellos que él jugaba. “Era una pasión diferente”, rememora. Antonio Biosca (1949, Almería) piensa lo mismo: “El fútbol ha cambiado mucho”. Ambos vivieron momentos diferentes como jugadores del Betis, pero son parte de su historia. El primero es el máximo goleador de la historia del Betis en Primera con 78 goles. El segundo se proclamó campeón de la Copa del Rey con los verdiblancos en 1977 y jugó con España el Mundial de Argentina de 1978 antes de que Rincón aterrizara en Heliópolis. Ninguno quiere perderse el envite de este domingo para comprobar si el equipo verdiblanco tiene la capacidad para imponerse al eterno rival. Ellos impusieron su ley en el pasado. Cada uno le marcó tres goles al Sevilla y todos ellos fueron con remates de cabeza. “Recuerdo uno tirándome en plancha tras un centro de Ito”, apunta Rincón sobre un derbi con color bético en el Sánchez-Pizjuán durante la 86/87. “Meter dos goles en el campo del rival... y ganar. Fue inolvidable”, asevera.
A Rincón le llueven los recuerdos. “Antes había un sentimiento increíble. Hace unos años comenzó a bajar. Viví una pasión muy especial. No palpo en la calle eso de la misma manera. Cuando yo llegué, había jugadores que llevaban ocho o nueve años en el club, ahora es raro que ocurra eso”, relata. Biosca también mira al pasado y rememora detalles sobre alguna conquista del derbi, como en aquel 4-0 del Betis en el Benito Villamarín en 1980: “Da la casualidad que fue en la Feria de Abril, luego Curro Romero, muy bético, cortó dos orejas. Todo salió bien. Yo jugaba entonces de interior, me puso Ferenc Szusza ahí y después también de central. Creo que cumplía...”.
La importancia del choque del domingo va más allá de los tres puntos. Lo saben los técnicos del momento, pero también los protagonistas del pasado. “Un derbi no entiende de momentos de forma, da igual cómo llegue uno y otro. Siempre son especiales. Se vivían con una intensidad única, se salvaba una temporada si se ganaba. Se salía muy reforzado o muy tocado de estos partidos. Esa dualidad se vive de una forma extraordinaria”, avisa Rincón, sabedor de las diferencias respecto al presente. Biosca insiste en un mensaje claro sobre cómo cambiaron algunos detalles: “Estuve 14 años en el Betis y eso se siente. Es increíble la pasión y las dos aficiones son muy intensas. Esa rivalidad debe existir siempre. Recuerdo que Pablo Blanco iba a rematar los saques de esquina y no paraba de agarrar... Le di un golpe y ya no se acercó más... Se enfadó, pero no me agarró más. Esos partidos se viven de forma muy fuerte”.
A Rincón le convence el Betis actual. Sobre todo su técnico. “Desde que ha llegado Pellegrini, le dio una estabilidad al club en todos los aspectos, le dio seriedad, pausa, tranquilidad. Todo desde el orden y sin ser estridente. Le ha venido muy bien al club, le ha enseñado una forma de trabajar sin tener que aparentar. Le da estabilidad”. También mira con ilusión a la figura de Isco, que marca las diferencias en el equipo desde que aterrizó este verano: “El partido puede estar en Isco, pero a lo mejor llega Ayoze y sorprende. Diao tiene la juventud en su primer derbi... A Isco le falta un poco para ser el del Real Madrid, pero está en su hábitat”. El favoritismo, eso sí, es otra historia: “El Sevilla será otro, en su casa y con su gente. El Betis es favorito, pero para el Sevilla sería terrible perder. Ellos manejan mejor los derbis en los últimos años, es una realidad”. Biosca suspira. Piensa que el fútbol no se asemeja al de antaño pero desea que al menos el derbi sevillano reencuentre esos sentimientos que lo conquistaron cuando llegó al Betis.
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