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DEPORTIVO - CELTA FORTUNA

Alerta en Riazor: llegan el primo de Aspas y el verdugo Alfon

Raúl Blanco Juncal saldrá al campo coruñés con el brazalete de capitán y unos números que asustan. El albaceteño todavía crea pesadillas en el deportivismo.

Raúl Blanco durante un entrenamiento en A Madroa.
salva sas

En la camiseta aparece serigrafiado el nombre de Raúl Blanco, pero el apellido que verdaderamente asusta en A Coruña es el que no se ve: Juncal. El primo de Iago Aspas aparecerá este domingo en Riazor con el brazalete de capitán y el diez a la espalda. El extremo está ejerciendo de líder no sólo en el vestuario, sino también en el campo, tal y como atestiguan sus números: tres goles y dos asistencias en estas seis primeras jornadas de Primera RFEF.

Al igual que su primo, Raúl Blanco también destaca por su talentosa zurda. Después de destacar en todas las categorías inferiores del Celta, hacia dos años hizo la mili en el Arenteiro y a su vuelta ha conseguido consolidarse en el filial celeste, donde esta temporada ha dado un paso al frente para asumir el papel protagonista. El moañés juega con desparpajo, sorprende por su verticalidad e inteligencia táctica y cada vez tiene más gol. El partido de Riazor puede servirle de catapulta definitiva hacia el primer equipo.

Los asistentes a Riazor verán a Raúl Blanco por una banda y a Alfon por la otra. El jugador albaceteño todavía levanta pesadillas a día de hoy por aquella histórica victoria del Celta B en diciembre de 2020. El filial celeste conquistó el feudo coruñés gracias a dos tantos excepcionales del atacante manchego. Aquella derrota significó el principio del fin de Fernando Vázquez e inauguró el saco de los maleficios deportivistas en la categoría de bronce. El Depor afrontaba aquel derbi líder e invicto, pero la derrota ante el filial del eterno rival sirvió para abrir el baúl de las tormentas.

Aquel partido también fue un punto de inflexión en la carrera de Alfon, quien de repente se convirtió en un ídolo en Vigo y enseguida debutó con el primer equipo. Sin embargo, no logró asentarse con Coudet y continuó picando piedra en el Celta B para derribar la puerta del fútbol profesional. Su buen hacer en Vigo le sirvió para dar el salto a Segunda con una cesión en el Racing de Santander, pero en El Sardinero no tuvo fortuna y en enero salió, de nuevo a préstamo, en dirección a Murcia. A pesar de que tenía ficha del primer equipo, este verano decidió regresar al filial celeste para relanzar su carrera.

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