El italiano perdió dos veces en sus tres visitas a Annecy como entrenador del PSG. Ahora, el equipo de la ciudad busca la final de la Copa de Francia estando en la Ligue 2.
La Copa de Francia es una competición en la que los pequeños, los de menor poder adquisitivo, los David que miran a la cara a Goliat, se convierten en gigantes de forma efímera. La tradición copera, que reúne a todos los equipos del país galo, incluidos los de más abajo del infrafútbol, convierte este torneo en uno de los más bonitos de Europa, sino el que más.
Se disputa en cuatro continentes, obliga a equipos de Ultramar a realizar viajes interminables en avión, costeados por la Federación, para medirse a los equipos franceses porque así lo dicta la Constitución. Los territorios periféricos forman parte de Francia, y sus habitantes, ajenos en el día a día a todo lo que ocurre en la República, disponen de derecho a voto en las elecciones, a tal punto que, si una colonia desea independizarse, puede solicitarlo y se celebra un referéndum. Si uno analiza el mapa político de Francia, podrá encontrar que en el mismo se encuentran ubicados las zonas de Ultramar.
la Copa de Francia equilibra las fuerzas de los más pequeños con los equipos profesionales que deberían subyugar a sus rivales
En materia futbolística, la Copa de Francia es un torneo que equilibra las fuerzas de los más pequeños con los equipos profesionales que, en condiciones normales, deberían subyugar a sus rivales, pero que no lo logran porque se generan historias únicas, irrepetibles, que se guardan en los anales del fútbol francés y que embellecen la competición.
Porque, seguramente nadie se acuerde ya, pero el Calais, absorbido por sus continuas deudas años después, alcanzó la final de la Copa de Francia hace 23 años. Este modesto equipo, que se encontraba en tercera división francesa, fue entrenado por el conquense Ladislas Lozano. Se cargó, por el camino, a los mejores clubes de Francia y llegó a una final memorable contra el Nantes, dirigido por aquel entonces por Raynald Denoueix, el mismo que casi gana la Liga con la Real Sociedad. Les Canaris se llevaron el gato al agua, pero el partido dejó una imagen imborrable. Landreau, capitán del Nantes, levantó el trofeo junto al capitán del Calais, generando un respeto y un espíritu de la solidaridad que difícilmente puede equipararse a otro país.
El Calais no fue el único que saboreó la gloria sin encontrarse en la máxima división del fútbol francés. En 2009, un pueblo de apenas 17.000 habitantes, el Guingamp, se coló en la final de la Copa de Francia y derrotó a su vecino bretón, el Rennes, por 2-1. Este pequeño pueblo, con pasado celta, que en aquel entonces jugaba en la Ligue 2, volvió a protagonizar una historia extraordinaria, de esas que quedan en la retina de los amantes del fútbol y perduran durante mucho tiempo. En 2014 volvieron a alzarse con el torneo más antiguo del fútbol francés, volviendo a vencer al Rennes y pisando los dieciseisavos de la Europa League un año después. Beauvue, conocido del fútbol español, era la estrella de aquel conjunto y se erigió como una estrella antes de ir diluyéndose con el paso del tiempo.
Otra historia a destacar es la del US Quévilly. El equipo de Normandía rozó la gloria haciendo lo imposible en el año 2012. Eliminó en los cuartos de final al Olympique de Marsella, cuartofinalista de la Champions, gracias a un hat-trick de John Ayina, un delantero veloz, sutil y con un cambio de ritmo demoledor que años después jugaría en el Córdoba y en el Racing, con el que también, aunque a menor medida, protagonizó una hazaña extraordinaria en la Copa del Rey. En semifinales venció al Rennes y perdió finalmente con el Lyon en el Stade France, curiosamente siendo el último título que cosecharon los de Aulas hasta hoy en día.
La Alta Saboya es una región esbelta, sofisticada y, sobre todo, apetecible. Su cercanía con Suiza, con la que apenas le separan tres horas, provoca que este departamento sea uno de los de menor tasa de paro de toda Francia. En pleno debate y crisis por la reforma de las jubilaciones de Macron, sus habitantes prefieren viajar al país helvético, en el que la calidad de vida, los sueldos y las condiciones laborales son holgadamente superiores a las de Francia, para volver después a la región y disponer de un modus vivendi extraordinario. Aquí nació, por ejemplo, Hervé Renard, el nuevo seleccionador francés femenino que ganó una Copa de África con Zambia y que casi hizo historia con Arabia Saudí en el último Mundial.
Saboya (no confundir con la Alta-Saboya) tiene, además, relación con España. Amadeo I de Saboya fue durante dos años rey, justo después del destronamiento de Isabel II. La Casa Saboya, una de las más importantes de su época, asentó por toda Europa una dinastía que alcanzó hasta lo que conocemos hoy como la Alta-Saboya. El departamento, que no hace mucho tiempo fue ducado, se anexó con Francia después de haber sido un estado independiente durante muchos años y forma parte del país galo desde 1860.
El Mont Blanc, al que ascienden muchos ciclistas en el infernal Tour de Francia, es otro de los apetecibles de esta región que acumula uno de los PIB por habitante más altos de todo el país. En materia futbolística, Annecy, la capital del prefecto, apenas era conocida hasta que, en 2012, un equipo rozó la gloria después de haber protagonizado una auténtica machada dentro del fútbol francés.
Hay que poner en contexto que el fútbol de la región jamás se había acercado a la élite. El FC Annecy, el protagonista de este artículo y del que hablaremos después, apenas contaba con varias temporadas en la Ligue 2 y el equipo rival, el de la Saboya, más cercana al Ródano-Alpes, protagonizó distintas fusiones, casi todas efímeras, que impedían asentar al club en lo más alto del fútbol galo.
En 2009, Pascal Dupraz, el ‘Bielsa francés’, comenzó a dotar al club de una estructura sólida
En el año 2009, después de varios acercamientos a Danone, que tiene una influencia suprema en la región, debido a sus excelentes aguas y embalses, se fundaba definitivamente el Évian Thonon Gaillard. Antes, el CS Thonon, el Olympique Croix de Savoie 74 o el Olympique Thonon Chablais, se repartían las participaciones en el club y protagonizaban fusiones que, sin embargo, no dotaban del rédito deseado.
Pero en 2009 todo cambió. El club se encomendó a una de las figuras más importantes, quizá la que más, del fútbol de la Saboya, Pascal Dupraz. El ‘Bielsa francés’, al que se le llamaba así porque su férreo carácter recordaba al del Loco, ejercía de director deportivo y comenzó, gracias también a la inversión de Danone, a dotarle al club de una estructura sólida, fichando a grandes jugadores de la región y ascendiendo a la Ligue 2 en tiempo récord.
Dupraz había vivido en sus propias carnes todas las fusiones, todos los fracasos, todos los vaivenes del club, por lo que fue nombrado entrenador interino en la temporada 2010/2011. El club, entretanto, ascendía a la Ligue 1 por primera vez en su historia, habiéndose ya mudado del Stade Joseph-Moynat de Thonon-les-Bains al Parc des Sports, situado en Annecy, la capital de la Alta Saboya y en la que también jugaba el FC Annecy, el club que protagoniza este artículo, pero al que todavía le faltaban años para rozar la gloria.
En la Ligue 1, el Évian Thonon Gaillard se convierte en un equipo rico, que dispone de medios financieros para acometer grandes incorporaciones y que comienza a copar los temas de conversación de los principales periódicos locales. Fichajes como Daniel Wass, el exesvillista Cristian Poulsen, el mito Jerôme Leroy o el internacional francés Sidney Govou, pieza clave de las primeras ligas del Olympique de Lyon, refuerzan la inversión de Danone en el fútbol francés.
En la Ligue 1, el Évian Thonon Gaillard se convierte en un equipo rico, que dispone de medios financieros para acometer grandes incorporaciones
Después de un primer año excelente, logrando la salvación de forma holgada y tras codearse con las posiciones de la zona alta de la clasificación, el sumun del club aterriza en la temporada 2012/2013. Antes, en medio del curso anterior, la directiva decide, de forma sorprendente, destituir a Bernard Casoni después de haberle endosado un 4-2 al Montpellier, futuro campeón por delante del primer PSG de la era catarí. El uruguayo de origen francés, Pablo Correa, acaba la temporada, pero es destituido. Y vuelve a aparecer la figura de Pascal Dupraz.
El exdirector deportivo, ya consolidado como entrenador, protagonizó una de las mayores gestas que se recuerdan en la Copa de Francia. Con un elenco de jugadores que parecía que ya no daba más de sí, pues acabó salvándose en la Ligue 1 de forma agónica, el Évian fue avanzando rondas en el torneo con mayor tradición en Francia, hasta que se topó con el todopoderoso PSG en 2013, un equipo que, con Qatar, ya comenzaba a ser el ogro que conocemos hoy en día.
Por aquel entonces, Carlo Ancelotti era el entrenador del conjunto parisino, David Beckham había aterrizado meses antes como una figura de marketing para crear una marca en su máxima expresión y Qatar se había puesto las pilas en verano, incorporando, gracias en parte a Leonardo, director deportivo de la entidad, a Thiago Silva, Lucas Moura, Zlatan Ibrahimovic, Lavezzi o el joven Marco Verratti.
Los cuartos de final en el Parc des Sports, que registró un lleno absoluto, fueron una pesadilla para el PSG. Los de Ancelotti, no obstante, se adelantaron por medio de Pastore en el minuto 9. A partir de ahí, la tormenta aterrizó. Saber Khalifa, que ficharía por el Marsella meses después, puso las tablas en el marcador. En la prórroga, con un PSG que era un manojo de nervios, Motta vio la roja y en la tanda de penaltis, Laquait, portero local, se vistió de héroe para guiar a su equipo a las semifinales de la Copa de Francia. El técnico italiano estuvo maldito en Annecy. Ganó en su primera visita por la mínima, pero perdió en sus dos últimos enfrentamientos, en la Ligue 1 por 2-0 y el mencionado partido de Copa.
Liderados por Daniel Wass, que en aquella época era lateral y después se convirtió con Berizzo en un mediocampista total en el Celta, o por el gran lateral Dja Djedje, el Évian arrasó en las semifinales al Lorient. Los de Saboya le atestaron un contundente 4-0 al conjunto bretón y se clasificaron para la final. Sagbo, Ninkovic, Wass y Khalifa se erigían los estandartes de un equipo agresivo, que no titubeaba a la hora de competir y que llevaba el sello de Pascal Dupraz.
Danone tomó la decisión de que no iba a invertir más dinero y el club volvió al infrafútbol, la dura realidad de la Saboya.
En la final, sin embargo, el Burdeos, gracias a un doblete de Diabaté, se proclamó campeón de la Copa de Francia. El fin del Évian había comenzado. Un año después, los de Dupraz, que fue destituido y ni la leyenda del PSG Safet Susic, fichado para reemplazarle, pudo revertir la situación, descendieron a la Ligue 2, Danone tomó la decisión de que no iba a invertir más dinero y el club volvió al infrafútbol, la dura realidad de la Saboya.
El Évian Thonon Gaillard ya no existe como tal. Ahora se llama Thonon Évian Grand Genéve. Antes, en 2017, Patrick Trotignon que fue director deportivo del Évian en su día, forma una academia en la región, pero destinada únicamente a jugadores estadounidenses. La firma del acuerdo se rubrica con Ravy Truchot, que como bien indica L’Équipe en un excelente artículo, fue propietario del Inter de Miami y de la academia del PSG en Florida. La liquidación judicial envía al club a Regional 1 y, tras años recuperándose, actualmente se ubica en National 2, la quinta división del fútbol francés.
El FC Annecy es el equipo de más historia de la Alta-Saboya, pero a diferencia de sus vecinos del Évian Thonon, este modesto club, fundado en 1927, no ha jugado nunca en la máxima división del fútbol francés. Ni siquiera ha estado a las puertas, ya que su mejor temporada en segunda división fue en 1990/1991, año en el que acabó noveno en la Ligue 2 y en el que disputó los octavos de final de la Copa de Francia.
Aquella plantilla por increíble que parezca, contaba con un jugador español, Jesús Soriano. Este defensor férreo y aguerrido se formó en el Zaragoza, con el que jugó en tercera división, antes de emigrar a Francia. Durante cuatro temporadas (1989-1993), fue un pilar fundamental del Annecy, logrando, hasta la fecha, su mejor clasificación histórica. Se retiró en 1994, pero desgraciadamente falleció en 2007 debido a un paro cardíaco.
El mejor Annecy fue entrenador por un gran conocido del fútbol francés, Guy Stephan. El segundo de Didier Deschamps durante los últimos 11 años dirigió un elenco de jugadores del que más no pudo sacar. Su buen hacer en los banquillos le llevaron al Olympique de Lyon, con el que llegó a la final de la Copa de la Liga en 1996, perdida ante el Metz, en un equipo en el que estaban Ludovic Giuly, exjugador del Barcelona, el mítico Pascal Olmeta en portería, odiado por matar a un elefante y que pasó por el Espanyol o Florian Maurice. Era un Lyon bien distinto al que ganaría después siete ligas consecutivas y Stephan después se convirtió en adjunto de la selección francesa, formando parte de los éxitos del Mundial de 1998 y la Eurocopa del año 2000.
Era un club familiar, al que le faltaban los medios económicos y la inversión necesaria para poder aspirar a grandes cosas.
El Annecy en los 90 fue un equipo que saboreó el profesionalismo, pero poco a poco fue descendiendo por culpa de las ingentes deudas que asolaban a la entidad. Era un club familiar, al que le faltaban los medios económicos y la inversión necesaria para poder aspirar a grandes cosas. Durante los años 40, fue salpicado por la Segunda Guerra Mundial, aunque nunca fue un territorio ocupado por los nazis, que instauraron el terror en todo el país galo hasta que la URSS y Estados Unidos le dieron la vuelta al conflicto en Normandía.
En 2015, el FC Aneccy se encontraba en DH, la División de Honor del fútbol francés que equivale a la sexta división. A partir de entonces, todo cambió en el club. Comenzó a acumular distintos ascensos consecutivos y se instaló en National en la temporada 2019/2020. No se puede obviar, sin embargo, la figura de Nassim Akrour, un jugador que tiene una historia única dentro del infrafútbol francés.
El nacido en Courbevoie hace 48 años no firmó su primer contrato profesional hasta los 26, cuando el Istres le dio una oportunidad en tercera división y después ascendió a la Ligue 2. Con más de 400 encuentros acumulados en la élite y más de 100 goles (111), el franco-argelino aterrizó en el Annecy en 2016. Durante tres años, sus goles fueron decisivos para preparar al club en los posteriores ascensos. Terminó pichichi de National 2, cuarta división francesa, batió récords de longevidad, pues tenía más de 44 años y acabó su aventura en 2019, antes de sumergirse con el Chambéry, con el que se convirtió este año en el jugador de mayor edad en marcar en la Copa de Francia, cayendo eliminado contra el Olympique de Lyon.
Sin Akrouch, posiblemente el Annecy no estaría ahora mismo en la segunda división del fútbol francés. En 2020, gracias a la pandemia, el equipo Haute-Savoyard se beneficiaba del parón definitivo del fútbol tras el decreto del gobierno de Emmmanuel Macron y ascendía a National, la tercera división del fútbol galo.
el nombramiento de Laurent Guyot en 2021 como entrenador iba a cambiar la historia del Annecy.
Después de un inicio complicado, el nombramiento de Laurent Guyot en 2021 como entrenador iba a cambiar la historia del Annecy. El técnico, de 51 años, al contrario que su actual equipo, se vio perjudicado en la pandemia con el Boulogne, ya que tenía muchas opciones de ascender, pero el Ejecutivo se lo impidió. Guyot fue el potenciador de Randal Kolo Muani en tercera división francesa. El de Bondy, consagrado como estrella actualmente, internacional absoluto con Francia, explotó de la mano del entrenador francés y fue una de las grandes sensaciones de la tercera división, antes de volver cedido al Nantes.
Guyot, que vivió de primera mano ‘Le Jeu Nantaise’, ese estilo de juego ofensivo, valiente y agresivo que maravilló al fútbol francés durante décadas, fue jugador de Les Canaris hasta 1995, antes de retirarse en el Guingamp. Como entrenador priorizó las inferiores francesas, hasta que destacó en el Boulogne para después ser el artífice del ascenso del Annecy a la Ligue 2 el año pasado. Con un fútbol eminentemente ofensivo, el equipo de la Alta-Saboya volvía al profesionalismo después de años, muchos años, en el ostracismo total.
Tras 28 jornadas disputadas, el Annecy está 13º en la Ligue 2, en una posición cómoda, pero no tranquila, ya que todavía no ha certificado la salvación, que es el objetivo prioritario del conjunto saboyano. El equipo, poco a poco, fue avanzando rondas en la Copa de Francia, a tal punto de erigirse en un experto en las tandas de penaltis.
El éxito del club en las rondas coperas no se entiende sin un actor inesperado, Thomas Callens. El guardameta, de 24 años, fue cedido por el Lorient en verano para que fuera el segundo portero del Annecy. En toda la Copa de Francia, Callens, que estaba hace un año en el filial del conjunto bretón sin apenas protagonismo, ha parado ya siete penaltis, siendo decisivo en las tres últimas rondas al erigirse como un especialista desde los once metros.
El culmen de su milagro llegó en los cuartos de final. El Olympique de Marsella era favorito no, lo siguiente, contra el Annecy. El Vélodrome registró 65.000 espectadores. Sin embargo, el Annecy, que empezó perdiendo el partido, se puso por delante después de una remontada espectacular. En el tramo final, Collens, ‘míster penaltis’ apodado por la televisión francesa, frenaba en seco desde la pena máxima a Alexis Sánchez. Pero un tanto del joven Mughe en el 96, cuando intentaba centrar, parecía acabar con las aspiraciones de los de Guyot.
La Copa de Francia se encargó de no fulminar la historia del Annecy. El modesto, el pequeño, el que no tenía nada que perder, eliminó en la muerte súbita al Marsella, el único club francés con una Copa de Europa, en el lejano 1993, en su haber. Tres tandas de penaltis consecutivas salvadas, un portero suplente vestido de héroe y un equipo de repletos desconocidos, salvo el veterano Vincent Pajot, ídolo en Saint-Étienne, buscará la final de la Copa de Francia contra el Toulouse, otro equipo de la Ligue 1 que está dirigido por Philippe Montanier, que entrenó a la Real Sociedad, como Denoueix, que ganó una Copa de Francia para borrar la memoria del Calais de Ladislas Lozano en el año 2000. Annecy quiere la Copa y el Parc des Sports, el estadio en el que Ancelotti no pudo con el modesto Évian, dictará sentencia.