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LAS PALMAS

La profecía autocumplida de Pimienta

Tras el partido del Lugo el entrenador de Las Palmas comentaba que “a la enganchemos uno o dos resultados positivos. Esto va para arriba”.

Actualizado a
La profecía autocumplida de Pimienta
LUIS DE LA MATADIARIO AS

De igual forma que existe el efecto placebo también está su opuesto al que se le conoce como nocebo. Un empeoramiento de los síntomas de una enfermedad al creer el paciente que lo que le han aplicado le ha perjudicado la salud. A rasgos superficiales al menos, salvando las distancias, parece que se pudiera esconder tras el empeoramiento de la U.D. Las Palmas y su repentina mejoría.

Los grancanarios se han mantenido consistentemente a lo largo de la temporada, tanto con Mel como con Pimienta, como uno de los equipos que más dispara a la puerta rival y que menos tiros recibe de sus contrarios. Antes de comenzar la próxima jornada número 35, los amarillos son el tercer equipo que más tira, tras Valladolid y Almería y el segundo al que menos chutan, con solo un disparo recibido más que el Almería.

Entrando en el detalle, e incluyendo los goles en la ecuación, de media los amarillos necesitan 10,4 tiros para anotar un gol, justo en el promedio de la categoría. Mientras que sus rivales más cercanos a la promoción emplean menos disparos para conseguirlos: el Tenerife, 9,5, el Oviedo, 8,6 y la Ponferradina, 8,8. De ahí la importancia en el mantenimiento de la cadencia de disparo de los amarillos.

Desde que García Pimienta se sienta en el banquillo de la U.D., los grancanarios chutan a portería 15 veces por encuentro, 1,75 más que cuando estaba su predecesor. En los últimos tres encuentros los amarillos han aumentado 16 tiros por partido y ha venido acompañado, paradójicamente, de una leve mejora en el ratio tiros y goles. Un tanto cada 9 chutes. Incluso llegó a batir su mejor marca de la temporada ante el Leganés, con 1 gol cada 3 tiros.

A modo de píldora informativa, sus próximos rival, el Amorebieta registra un ratio muy similar al amarillo, 10,6 tiros por cada gol. Aunque una cifra inferior de tiros, 11,58 tiros.

En cuanto a disparos recibidos los amarillos han pasado de enfrentarse con Mel a 9,67 tiros por partido a 11 con García Pimienta. No obstante, mientras antes recibían un gol cada 7,73 tiros que hacían sus rivales, desde el cambio de técnico se ha pasado a 8,75. Es decir, los rivales necesitan hacer un chut más para anotar. Lo que se traduce en 0,25 goles menos por encuentro. De 1,25 se ha bajado a 1. Cifras muy similares a las de racha en la que está inmerso.

En comparación con sus rivales más cercanos al playoffs, el Tenerife encaja un gol cada 13,67 tiros, el Oviedo uno cada 12 y la Ponferradina uno cada 10,6. Muy por encima de los amarillos quienes son los cuartos peores de la categoría en este ratio. Pues solo mejora a Real Sociedad B, Alcorcón y al Amorebieta, quien promedia un gol cada 7,6 tiros.

Valga también como referencia el Almería, prácticamente con los mismos números de tiros recibidos que Las Palmas, encaja un gol cada 11,2 tiros. Tres más que la media de la temporada amarilla.

Así pues, sin una mejoría muy significativa en estos números, Las Palmas quizá sí lo haya hecho en el trazo fino. Por ejemplo, fuera de casa ha encajado menos goles desde la llegada del técnico barcelonés. Tres en cinco partidos y ninguno de jugada. Uno de falta, otro de córner y otro tras saque de banda.

Aunque su puntería no se haya incrementado, más allá del partido del Leganés con un cada 3 disparos, Las Palmas ha empezado a ganar. Y a remontar. Y si necesita tirar más, parece que tira más, contra la Ponferradina cuando batió su récord de la temporada con 24 disparos, de los cuales 17 superaron los bloqueos de la defensa y 10 vieron la portería de Amir.

O quizá ha pasado lo que García Pimienta esperaba que significara aquella victoria que se le escapó de las manos ante el Lugo. Unos tres puntos con que el equipo “cambiara el chip para engancharnos a unos resultados positivos y meternos en la parte alta”. Igual por eso decía el entrenador amarillo a modo de profecía autocumplida “estoy convencido de que a la enganchemos uno o dos resultados positivos. Esto va para arriba. Estoy convencido”. Igual la derrota ante el Burgos tuvo un efecto nocebo y la del Valladolid placebo.