El Girona cambia, otra vez, de objetivo

Hace poco más de un mes y medio, el 19 de febrero, el Girona caía en casa ante el líder, el Eibar, en un partido que supuso un cambio de rumbo para el club. No lo escondió Míchel, tampoco los jugadores: el objetivo era asegurar la sexta plaza y clasificarse para el playoff de ascenso. Y es que la diferencia con el segundo clasificado, el Almería, ascendió hasta los 13 puntos. Una distancia que parecía ya insalvable y que obligaba al equipo a concentrarse en otros objetivos. La semana siguiente, el empate ante el Leganés, pareció confirmarlo. Nada más lejos de la realidad.

Tras el empate contra los madrileños el Girona ha ganado cinco partidos consecutivos (Oviedo, Las Palmas, Ibiza, Almería y Málaga) situándose, a expensas de lo que hoy haga el Almería, a seis puntos del ascenso directo. Si los andaluces ganan, serán siete. Con ocho partidos por jugar todo es posible y desde Girona ven como alcanzar la segunda plaza ha pasado de ser una utopía a una realidad: el calendario, además, es favorable a los intereses rojiblancos.

Al Girona le falta medirse en esta segunda vuelta, por este orden, a Zaragoza, Real Sociedad B, Cartagena, Alcorcón, Tenerife, Sporting, Mirandés y Burgos. Una inmensa mayoría de rivales de la parte media y baja de la tabla, siendo solo el Tenerife el único rival que a día de hoy está en playoff. Un calendario sobre el papel asequible, que les evita a los ‘cocos’ de la competición (contra los que lógicamente ya han jugado) pero que también tiene una lectura menos positiva: el Girona no podrá ‘quitarles’ puntos a sus rivales directos. Nadie duda en Montilivi, sin embargo, que si el equipo sigue como un tiro, ganando la mayoría de sus partidos se meterá en ascenso directo. La Romareda, la siguiente estación.