Piccini cierra el círculo
El italiano marcó su segundo gol con el Valencia, tres años después, en Mestalla, tras haber pasado dos años en el dique seco por una fractura de rótula.
"Hubo días de decir: ya no puedo más, quiero dejarlo". La potente frase es de Cristiano Piccini. El italiano sufrió en agosto de 2019, durante un entrenamiento, la peor de las lesiones que puede tener un futbolista: fractura de rótula. Ese día salió en ambulancia de Paterna y empezó un calvario para él. Más de dos años de recuperación, con recaídas incluidas, que hicieron ese tiempo un infierno.
Esta temporada quería que fuese la suya. Aún así le costó. En pretemporada volvió a recaer y parecía que su vuelta era de nuevo una quimera. A finales de octubre volvió a las convocatorias y Bordalás le dio ocho minutos ante el Villarreal. Pero la prueba llegó la semana pasada. Con Thierry lesionado y Foulquier sancionado volvió a ser titular en un partido oficial, dos años y tres meses después, ante el Celta. Aguantó 73 minutos.
Y ayer llegó la explosión de júbilo. Empezó de suplente pero la lesión de Lato le dio la posibilidad de entrar en el minuto 19. En el 85', con su equipo agonizando tras el empate del Elche, visualizó la jugada del Valencia-Huesca, el 23 de diciembre de 2018. Córner a favor, con el partido 1-1, rechazo en el área y voleón del italiano que se estampó en la red. Mismo estadio, mismo resultado, similar momento del partido, mismo entrenador enfrente: Francisco... Pero distintas sensaciones. Cerró un círculo. "Todo se hace mucho más bonito después de lo que ha pasado. Poder meter un gol, en nuestro estadio con mi mujer y mi hija delante, después del sufrimiento de los dos años y medio es increíble y más si ayuda para que tu equipo gane", comentó.