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BARCELONA

La burbuja Dembélé

Pese a haber dejado de jugar cien partidos con la camiseta del Barça y ser cortejado exageradamente por el club, no ha dado su brazo a torcer. Los agentes le insisten en que salga.

Dembélé, en el estadio de La Cerámica.
JOSE JORDANAFP

El historial de lesiones de Ousmane Dembélé dice que se ha perdido 100 partidos con el Barça repartidos en: 27 en la temporada 2017-18, 13 en la 2018-19, 19 en la 2019-20, 25 en la 2020-21, y 16 en esta temporada 2021-22 que todavía no ha terminado. Una regularidad en las lesiones poco vista en un jugador. Cien partidos en el limbo con el consiguiente tiempo de readaptación en el que está incapacitado para dar el cien por cien. Por ejemplo, esta temporada aún no ha jugado ni un partido completo. Suma 73 minutos repartidos en tres trocitos de 25', 24' y 24'. Hay que ir con pies de plomo con el francés.

Pero a pesar de este carrusel permanente de lesiones que el Barça ha soportado pagándole religiosamente la ficha, con los únicos recortes que el resto del grupo en la época de la pandemia, Dembélé no siente que le deba nada al Barça en la negociación de su renovación. Sus agentes, tampoco. De hecho, es su representante, Moussa Sissoko, quien trata de convencerle de que salga del club azulgrana. Por un lado, trata de convencerle de que el contrato del Barça, basado en objetivos, no le asegura lo que le ofrecen fuera (está por ver, no obstante, las propuestas que tiene el francés y el nivel de los equipos). Y, además, Sissoko quiere su propia parte del botín. El de la comisión.

El Barça asiste sorprendido a las largas de Ousmane Dembélé ante uno de los cortejos menos merecidos que se recuerdan. Pese a no poder contar con el jugador durante cien partidos por sus continuas lesiones, eso sin contar los graves problemas de entendimiento del juego que ha tenido durante todos estos años y de los que sí ha mejorado últimamente, desde el club se le ha mimado y seducido hasta el extremo. Hasta el nuevo entrenador, Xavi, insistió el día de su presentación en que podía ser el mejor jugador del mundo en su posición, garantizándole protagonismo en el equipo. Dembélé, sin embargo, ha hecho oídos sordos de momento.

Al menos, en el club esperan que demuestre todo lo que dice valer en el partido clave de la temporada en Múnich donde, teóricamente, ya debería estar preparado para ser titular. Si no marca la diferencia en el Allianz Arena, y continúa sin renovar, le espera un difícil tramo final con la afición, que ha sido sorprendentemente indulgente con él estos cinco años.