Prueba superada
Los de Romo se sobrepusieron a las ausencias de sus mejores jugadores y firman una de sus actuaciones más sólidas del curso, sobre todo en defensa.
O el Bilbao Athletic es muy poca cosa este año, o el Racing realizó uno de los ejercicios de mayor solidez de la temporada. No es que estuviera brillante, más allá del chispazo del primer gol, ni generara muchas ocasiones, pero los de Guillermo Fernández Romo fueron en todo momento más equipo que los cachorros de Lezama. Sin la calidad de Cedric y Pablo Torre arriba y la solvencia del Satrústegui atrás, el fondo de armario racinguista, incluyendo a Simón, del equipo filial, superó la prueba con solvencia.
El fútbol es caprichoso. El Racing venía de hacer un muy buen primer tiempo en León, dominar, minimizar al rival y, en cambio, encajó un gol en la primera ocasión de la Cultural y se fundió. Frente al Bilbao Athletic, en cambio, con poco balón y nula producción ofensiva, Fausto Tienza acertó a meter un pase preciso en profundidad, entre central y lateral izquierdo de los vascos, buscando la potencia de Camus. Al santanderino hay que apuntarle una asistencia perfecta y a Manu Justo el gol, que metió casi a la escuadra, pero el 75% del 1-0 está en el haber de Tienza, que volvía a la titularidad tras no jugar ni un minuto el domingo pasado.
Los cachorros se plantaron en El Sardinero con tres centrales, carrileros largos (¿qué pensará Marcelino, el entrenador del Athletic, que siempre juega 4-4-2 y es el que tiene que promocionar a estos chavales?), tres por dentro y Cabo y Artola en punta. Tuvieron posesión donde no hacían daño y atrás, en cambio, a pesar de lo poco que atacó el Racing, enseñaban las costuras. Un tirito de Cabo en la acción en la que se lesionó Bobadilla, a los 10', fue el único bagaje ofensivo en la primera mitad de los que hoy dirigía desde la banda Carlos Gurpegui.
Si lo que menos se puede destacar de Fausto Tienza es su manejo de balón, y soltó un pase de centrocampista caro en el primer gol, lo último que se podía esperar de Borja Domínguez es que marc ata un gol ganado por velocidad a todos los defensas rivales. Y eso fue lo que pasó en el 2-0, nada más empezar el segundo acto. Un mal control de Manu Justo quedó suelto en el área pequeña y el vigués ganó a la carrera a Ander Iru, a Sillero y a Paredes y batió por bajo al de Igorre. Mazazo para los de Lezama, que tardaron veinte minutos en volver a dar señales de vida.
Carlos Gurpegui lo intentó todo. Abandonó los tres centrales, que no parecían sólidos, hizo los cambios pronto y de tres en tres, se desgañitó en la banda..., pero dio igual. El navarro estaba a perder por primera vez en su carrera deportiva en El Sardinero. El Racing, sin alardes, pero muy serio, apenas sufrió hasta el final del encuentro. Romo, esta vez, no tocó el equipo más que para, hombre por hombre, meter piernas frescas al terreno de juego. Ese, el cansancio de algunos futbolistas, fue el único problema que debió superar.
