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LEVANTE

La sangría no cesa: diez goles en los últimos tres partidos

Pereira, que cogió al equipo más goleado de LaLiga, consiguió una portería a cero en su estreno y desde entonces el equipo ha ido a peor.

La sangría no cesa: diez goles en los últimos tres partidos
ALBERTO IRANZODIARIO AS

El Levante se cae desde la defensa. El conjunto granota atraviesa por la peor racha deportiva de los últimos años, agravada por la imagen del equipo en la dura derrota frente a su público ante el Granada. Los tres goles frente a los nazaríes llegaron por tres errores de bulto que desangran a un equipo que se aboca al abismo con el paso de las jornadas.

La inoperancia defensiva del equipo la reflejó Javi Pereira en sala de prensa. Sin morderse la lengua, el técnico garantizó que "encajando tanto es muy difícil mantenerte en la categoría. No tenemos la contundencia para sobrevivir en Primera. La evolución pasa por eso, no por otra cosa".

Desde su llegada, tras la portería a cero en su estreno ante el Getafe, el equipo ha ido a peor en la faceta defensvia: diez goles encajados en los últimos tres partidos. Cinco en Sevilla, dos frente al Atlético y tres del Granada.

El pacense, que ya heredó al equipo más goleado de LaLiga, no ha conseguido revertir la situación y el equipo, sin reacción, ha caído al fondo de la clasificación. La planificación deportiva y las decisiones tomadas desde la presidencia están más cuestionadas que nunca.

El Levante acumula 20 partidos en Liga sin ganar (no lo hace desde el pasado mes de abril frente al Eibar en Ipurua), 12 en lo que va de temporada. De hecho, es el único equipo de la categoría incapaz de vencer y suma 23 goles en contra, diez en los últimos tres partidos. La peor defensa de Primera.

"Siendo justos, estamos jugando con fuego", reconoció Pereira tras la bochornosa imagen ante el Granada. La afición, que fue abandonando el Ciutat desde el minuto 68, producto del tercer tanto de los nazaríes, acabó coreando al rival y, pese a las despobladas gradas, brindó una sonora pitada de la que nadie se salva. La brecha se agranda y el equipo no ofrece soluciones a las que aferrarse. El estado de alarma queda instaurado en Orriols.