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REAL ZARAGOZA | EL ANÁLISIS

Francho pide paso

El mediocentro aragonés y Chavarría apuntan a ser dos de las novedades del Zaragoza en Montilivi, donde todo lo que no sea una victoria o un empate cargado de méritos abriría un escenario muy difícil, del que nadie estaría ya a salvo.

ZaragozaActualizado a
Iván Azón y Francho Serrano, durante el entrenamiento de ayer del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva.
ALFONSO REYES

Francho y Chavarría apuntan a ser dos de las novedades del Real Zaragoza en Montilivi, en un duelo en la cola de la clasificación que terminará de determinar si el estado de alarma en el que acaba de entrar el equipo aragonés deriva o no en una crisis. Los resultados mandan en el fútbol -siempre han mandado y mandarán- y todo lo que no sea una victoria o un empate cargado de méritos abriría un escenario muy difícil, del que nadie estaría a salvo. Tampoco Juan Ignacio Martínez. Y hasta el director deportivo Miguel Torrecilla, el arquitecto de esta plantilla que no le gana a nadie, y a la que habrá que meter mano en el mercado invernal.

La crisis de resultados, pero también de juego, del Zaragoza ya no hay quien la enmascare ni la justifique. El equipo propone cada vez menos fútbol, sus síntomas son cada día más preocupantes y únicamente es capaz de incomodar al rival cuando se conduce por la heroica o a la desesperada, así que JIM empieza a estar tan expuesto como cualquier entrenador que no gana partidos. El veterano técnico alicantino es el menos culpable de esta peligrosísima dinámica -una sola victoria en once jornadas-, pero está tomando decisiones que son más que cuestionables y que le empiezan a aproximar al centro de la diana. Por ejemplo, su insistencia en Álvaro Giménez, que acumula minutos y minutos de ausencia, o en Zapater, que no tiene peso real en ninguna zona del campo, más allá de que sea el responsable de ejecutar la pelota parada, eso sí, menos los penaltis.

Al Zaragoza lo han sostenido hasta ahora Jair, Francés y Eguaras, pero a la que el mediocentro navarro tiene un mal día o el rival logra taparlo, el equipo se vuelve lento, previsible e impreciso, y se acaba diluyendo en sus propias dudas. La presencia de Francho le da mayor ritmo y dinámica al juego y su ausencia se ha notado mucho en los últimos partidos, porque complementa bien a Eguaras y a Vada, al que le falta energía, pero le sobra personalidad. Francho, recuperado ya de su contusión en la rodilla derecha y de una leve contractura en el sóleo, lleva entrenándose con normalidad toda la semana y llega fresco al partido del lunes en Gerona, porque JIM lo reservó frente a la Ponferradina y no quiso correr con él ningún riesgo. Tampoco lo corrió con Chavarría, cuyas molestias en un gemelo le hicieron descansar el jueves. Ambos apuntan a entrar en el once frente al Girona, el rival que marca el descenso en Segunda y que tiene la misma puntuación que el Zaragoza.

No puede descartarse que haya alguna novedad más en la alineación, porque JIM sigue buscando soluciones para que no se le acabe de caer el equipo. Su cambio de sistema frente a la Ponferradina, pasando del 4-3-3 al 4-4-2, no funcionó, como tampoco lo hizo Borja Sáinz en la banda derecha. Y eso podría derivar en la entrada de Nano Mesa, que recuperado de la herida que sufrió en el empeine del pie derecho frente al Huesca, jugó la última media hora relevando precisamente a Borja Sáinz. El canario tampoco ha hecho méritos para ser titular, lo mismo que Bermejo, que no acaba de entender casi ningún partido y se queda en fuegos de artificio.

Por su parte, Petrovic da la impresión de estar físicamente para muy poco, y Adrián, salvo la segunda parte en La Rosaleda, prácticamente sólo ha jugado en los descuentos. Quizá merezca una oportunidad, porque, aunque le falta velocidad, es el mejor llegador de la plantilla, junto a Vada.

Y queda Iván Azón, cuyo espíritu, coraje y capacidad de agitación y contagio deberían ponerle siempre por delante de Álvaro Giménez, la gran apuesta para el ataque de Torrecilla, cuyo contrato acaba el próximo 30 de junio, salvo que el consejero delegado Sáinz de Varanda, que es quien toma ahora las principales decisiones en el Real Zaragoza, decida renovárselo.