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LEGANÉS

Garitano, a un triunfo de copiarse

De ganar al Valladolid, el Leganés empatará los mismos puntos que tenía tras la jornada 10 en la temporada del ascenso. Con todo, hay diferencias: exigencia, solidez del bloque…

Garitano, a un triunfo de copiarse
JESUS ALVAREZ ORIHUELA DIARIO AS

El fútbol vive de raras paradojas. La que salpica al Leganés de Asier Garitano en comparativa con su mejor versión, la del curso del ascenso a Primera, es llamativa. Sucede que los pepineros acumulan en estas primeras nueve jornadas apenas nueve puntos que le convierten en equipo cercano a la zona de descenso. De hecho, están empatados a puntos con el Zaragoza, equipo que marca la frontera del pozo de la categoría. Sin embargo, de vencer al Valladolid el próximo fin de semana, los blanquiazules se pondrían con doce puntos, los mismos que sumaban precisamente tras la misma jornada jornada 10 de aquella temporada 2015-2016, cuando, tras empatar contra el Elche (0-0) en el Martínez Valero, se pusieron décimoterceros en la tabla.

Resulta llamativo que, a estas alturas de campeonato, pasadas las diez primeras jornadas, el segundo proyecto de Garitano en Butarque, el que se reestrenó en Segunda, sumaba incluso mejores números, con 13 puntos en su haber. Y todo pese a que aquel proyecto era de un recién ascendido y que tenía como principal objetivo salvarse sí o sí del descenso, de nuevo, a Segunda B.

Matices: ambición…

Claro que la comparativa entre una época y otra, entre lo sucedido hace cinco años y lo que está ocurriendo en la actualidad, merece un buen puñado de matices que permiten distinguir la dimensión de una situación y la otra. Sucede que entones, en 2015, el Leganés no tenía como objetivo ascender. Asier Garitano ha admitido en alguna entrevista que en el seno interno del equipo se veían opciones, pero miembros de la plantilla de aquel curso admiten que en el vestuario no se comenzó a hablar como objetivo prioritario hasta año nuevo.

Es decir, que no existía ni de lejos la presión que ahora sobrevuela cada acción de los blanquiazules, consecuencia de su paso por primera durante cuatro temporadas y de haber retornado a Segunda con un músculo financiero suficientemente tonificado como para considerarse candidato al ascenso, una meta que hasta la temporada pasada no se había fijado jamás como objetivo prioritario del Leganés de cara al comienzo de un curso.

… y solidez defensiva

El Leganés, por lo tanto, es otro club. Una entidad evolucionada y mejorada a la que se le suponen resultados también mejores. No es lo único que cambiado con respecto a aquellos días. También lo son los resultados. El bloque que ascendió a Primera era un conjunto difícil de batir. En esa jornada 10, los 12 puntos cosechados se basaron, por encima de todo, en no perder, con sólo tres derrotas concedidas frente a las cuatro que ya suma (con una jornada menos) el actual equipo blanquiazul.

Esa dificultad para tumbar al Leganés derivó en una retahíla de empates (muchos a cero) que demostraron que aquel equipo era, sobre todo, un bloque defensivo sólido y firme, algo de lo que se está adoleciendo sobremanera en el curso vigente, sobre todo con muestras de falta de intensidad individual que al cuerpo técnico le preocupa sobremanera.

Son todas diferencias entre un modelo y otro que, en lo matemático, no están tan separados como pudiera parecer a simple vista, pero que en lo futbolístico residen alejadas. Es el deseo del actual Leganés tratar de recomponerse para ser más similar a aquel equipo: un bloque infranqueable capaz de aspirar a todo aún cuando nadie le exigió aspirar al Olimpo.