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REAL SOCIEDAD 3 - ALAVÉS 1

La Real gana en la vuelta de la afición al Reale Arena

Victoria txuri-urdin contra el Alavés (3-1) con 5.000 espectadores en las gradas. Hacía año y medio que la afición realista no veía un partido en Anoeta.

La Real gana en la vuelta de la afición al Reale Arena
REAL SOCIEDAD

La Real Sociedad ganó el derbi vasco amistoso contra el Alavés en el Reale Arena por 3-1. Venció además con justicia, porque tuvo más argumentos para llevarse la victoria que un equipo vitoriano en el que redebutó Florián Lejeune, recién fichado. Pero el partido en sí quedó en un segundo plano. El resultado no fue lo más importante. Lo más relevante fue la vuelta de la afición txuri-urdin a las gradas del estadio donostiarra. Hacia año y medio que Anoeta estaba vacío, sin público, sin gritos, sin aplausos, sin cánticos, sin alma. Todo volvió de golpe en este bolo veraniego de la Real contra el Alavés.

Es verdad que la vuelta de los aficionados al Reale Arena se hizo en un número muy reducido. Apenas 5.000 espectadores en un recinto con capacidad para 40.000. Pero volver a escuchar algo de ambiente en las gradas fue una bendición. El fútbol volvía a tener sentido. El estadio recobraba vida. Con cada acción, con cada disputa, cada gol, cada disparo. Aplausos, canciones, protestas, gritos de nervios, alegría o enfado. Las gradas volvían a latir. Cierto que se veían muchos huecos vacíos. Pero fue emocionante ver de nuevo la grada Aitor Zabaleta rugir con cada ocasión de peligro de la Real. Poco a poco esos huecos se irán llenando, y el nuevo Anoeta recuperar su esencia, esa que se ha ganado a pulso desde que se quitaron las pistas de atletismo.

Fue una especie de ensayo general, de prueba de fuego, de demostración al resto que los aficionados pueden volver a los estadios cuando empiece LaLiga. Porque aunque sea difícil que se queden sentados en sus asientos sin celebrar los goles de su equipo, la realidad es que la afición realista respetó el protocolo casi a rajatabla. No olvidemos que el bicho sigue ahí fuera, y sigue haciéndonos mucho daño. Pero los aficionados son los primeros que quieren regresar del todo a las gradas, e incumplir las normas sanitarias es como pegarse un tiro en el pie. Se les echaba mucho de menos. Incluso con solo 5.000 todo cambia en el Reale Arena. Ver celebrar un gol de la Real de espaldas al campo a la afición no tiene precio. Es el camino. La vuelta definitiva no tiene vuelta atrás. De Anoeta al cielo. De Anoeta al regreso de verdad del público al fútbol. La luz, a pesar de la puñetera pandemia, se empieza a ver al final del túnel.

Pero volvamos al partido. Ese que presenciaron de nuevo en directo 5.000 afortunados aficionados de la Real. Y vieron otro golazo de Januzaj nada más empezar el partido. Un derechazo desde la frontal ante el que poco pudo hacer Pacheco. Vieron la réplica del Alavés en la siguiente jugada con una jugada embarullada que terminó con un más que riguroso penalti de Remiro a Guidetti. Y el primer gol de Pacheco con el primer equipo, al cazar un rechace dentro del área después de una falta botada por el propio Januzaj. El belga parece haber renacido en esta pretemporada, como queriendo demostrar que se merece esa renovación que no termina de llegar. También vieron la vuelta de Lejeune al centro de la zaga babazorra, y el debut del recién llegado Mamadou Loum, que demostró que no se anda con chiquitas.

También vieron por fin desde las gradas los aficionados como, en la segunda parte, los potrillos del filial realista tomaron los mandos del primer equipo por las numerosas bajas que sufre. Alex Sola, Pokorny, Lobete, Roberto Lopez, y sobre todo, Dani Garrido mostraron que están preparados para cuando Imanol Alguacil decida reclutarlos. Garrido dejó los mejores destellos tras el descanso. Lo más destacado, una ‘roulette’ preciosa en la frontal que casi termina en gol y la falta que sacó nada más empezar la segunda parte y que después de un mal despeje de la zaga vitoriana, Zubeldia aprovechó para rematar libre de marca al fondo de la red, cogiendo desprevenido a Pacheco.

Pudo recortar diferencias el Alavés, después de un zapatazo al palo de Borja Sainz, o con el rechace posterior de Luis Rioja con Remiro batido y la portería casi vacía, pero que se estrellaba en el cuerpo de Zaldua. Apretó el Alavés al final, supo aguantar con el balón bien la Real, que vuelve a ganar. Dos amistosos, dos victorias. Nueve goles a favor, dos en contra. Y supuestamente faltan los buenos. Va cogiendo buen color de nuevo esta Real de Imanol. Y esta vez, vosotros, los aficionados, lo pudisteis ver desde la grada. Que sea la primera de muchas veces. Será una buena señal.