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ESPANYOL

Brenda, del dolor a la fe

La emblemática jugadora se despide del Espanyol en una sentida carta que empieza con las disculpas por el descenso y acaba exclamando por el retorno a Primera.

Actualizado a
El Espanyol femenino, campeón de la Copa de la Reina en 2012.
Daniel SánchezDIARIO AS

Seis veces subcampeona de Catalunya y en una ocasión campeona de la Copa de la Reina, en 2012, deja Brenda Pérez una huella indeleble en un Espanyol que iniciaba la semana comunicando un sinfín de bajas junto a la suya –Elba Vergés, Paola Soldevila, Nicole Odelberg, Vanina Correa, Laura Fernández, Dulce Quintana y Manuela Vanegas– fruto de un histórico descenso a Reto Iberdrola. La centrocampista y capitana se ha despedido con una sentida carta que explora, desde la tristeza al optimismo, todos los sentimientos posibles en una jugadora del Espanyol.

“Antes de despedirme quiero pedir perdón por lo sucedido este año. De tú a tú… duele, duele mucho.

Son muchos años los que he estado en el club, los que he representando, luchado, competido y amando este maravilloso escudo. Con el que he vivido mis mejores momentos (Copa de la Reina en 2012) y también ahora los peores... y no puedo decir nada más que; lo intentamos hasta el final.

Os prometo que me duele en el alma lo que ha sucedido, en nuestro 50 aniversario no hemos conseguido lo que tantos años llevamos haciendo, pero hay que mirar hacia delante, hacer autocrítica, aprender de los errores y mejorar. Y por eso, a veces hay que dar un paso hacia atrás para dar dos hacia delante, y darlos mejor de lo que lo estábamos haciendo.

Afición, vosotros no merecéis nada malo, porque siempre habéis estado y sé que seguiréis. Y por vosotros, por todas las que han pasado y por el trabajo que hemos desempeñado todas durante una temporada tan complicada, merecemos volver pronto.

A mis compañeras, darles las gracias por apoyarme y ayudarme siempre, por demostrarme que a pesar de los resultados se puede tener un magnífico vestuario porque así lo queríamos nosotras, porque no éramos un equipo, éramos una familia.

En cuanto a mí, he dado mi vida por este escudo, he trabajado diariamente para ser mejor y así poder dar mi mejor versión. Nunca me he rendido, siempre he sido optimista y positiva a pesar de las adversidades y he ayudado en todo lo que he podido y más a todas mis compañeras.

Soy soñadora, luchadora y resiliente por naturaleza… y lo seguiré siendo.

Siempre he creído que todo pasa por algo, por lo que confío en que el destino nos tiene algo muy bonito preparado.

Gracias de verdad por siempre estar,

Un Pericx nunca se rinde.

¡VOLVEREMOS!, y yo estaré ahí para celebrarlo”.