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REAL ZARAGOZA

Dos victorias para la historia en Logroño

La capital riojana ha sido escenario de dos triunfos que marcaron un antes y un después para un ascenso (1972) y para una permanencia (1997) con Luis Costa como protagonista.

ZaragozaActualizado a
El doctor Villanueva, junto a Luis Costa.

El Real Zaragoza jugará mañana por primera vez en el Nuevo Las Gaunas un partido oficial, y lo hará en busca de una victoria que le permita dar un nuevo paso hacia su salvación, amparándose en que Logroño ha sido escenario de dos encuentros inolvidables en la historia del equipo aragonés, dos duelos que marcaron un antes y un después para un ascenso y para una permanencia en Primera División, y a los que el zaragocismo acudió en masa a la capital riojana. Nos referimos a los partidos del 14 de abril de 1972 (1-2) y del 2 de febrero de 1997 (1-2), disputados en el viejo campo de Las Gaunas, y en los que en ambos tuvo participación Luis Costa, en el primero como jugador y en el segundo como entrenador.

“Recuerdo los dos partidos, y esas dos victorias, que fueron fundamentales para conseguir un ascenso y una permanencia. Me acuerdo de la impresionante caravana de coches de 1972 a Logroño y de cómo quisieron lesionar alevosamente a Ocampos. Y también del gol de Poyet pasando casi el tiempo. Ojalá se repita mañana el triunfo y el Zaragoza dé un paso más hacia la salvación y todos podamos respirar un poco más tranquilos”, resalta Luis Costa

El partido de 1972, recordadísimo todavía por muchos aficionados, marcó un punto de inflexión en la carrera del Real Zaragoza por el ascenso a Primera División. Viajaron hasta Logroño en un tren especial, docenas de autobuses y cientos de vehículos particulares hasta 8.000 seguidores zaragocistas, en el hasta entonces desplazamiento más masivo, sin contar, claro, las cuatro primeras finales de Copa (1963, 1964, 1965 y 1966). Fue tal la caravana, mayoritariamente compuesta por los SEAT 600, que la Guardia Civil de tráfico y la Cruz Roja montaron un gran dispositivo de asistencia a los largo de los 170 kilómetros que separan las dos ciudades.

Ocampos, junto al masajista Andrés Magallón.
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Ocampos, junto al masajista Andrés Magallón.

El equipo aragonés, entrenador por Rafa Iriondo, se impuso por 1-2, con goles de Ocampos a los diez segundos burlando con un autopase a los centrales Marín y Torréns, que fueron decididos a lesionarlo por haberle roto la nariz de un codazo el paraguayo al segundo de ellos en el choque de la primera vuelta en La Romareda, y de Galdós, a siete minutos del final. Se jugó en un terreno de juego totalmente embarrado, con alguna laguna escandalosa en un córner, pese a que no llovía en Logroño hacía una semana. Y es que el Club Deportivo Logroñés hizo funcionar la manguera como nunca. Aquel triunfo aupó al Zaragoza a la segunda posición, a tres puntos del líder Oviedo, y le metió de lleno en la carrera por el ascenso, después de un comienzo de temporada muy irregular, con relevo incluido en el banquillo: Iriondo por Rosendo Hernández.

El Zaragoza formó aquella tarde con Nieves; Rico, Ruiz Igartua, Violeta, Vallejo; Molinos, Planas, Costa; Martín, Ocampos y Galdós. Santos relevó a Costa en el descanso.

Un cuarto de siglo después, en la temporada 1996-97, el Zaragoza acudió a Logroño en una situación absolutamente desesperada: era penúltimo de Primera División, a seis puntos de la salvación y ya habían caído dos entrenadores: Víctor Fernández y Víctor Espárrago. Acababa de llegar al banquillo Luis Costa como apagafuegos para afrontar una segunda vuelta que se antojaba dramática. Pero una vez más el Zaragoza, acompañado esta vez por más de 4.500 de los suyos, también con tres trenes especiales fletados para la ocasión, venció al Logroñés e inició una portentosa escalada hasta conseguir su salvación. Santi Aragón adelantó al equipo aragonés en el minuto 51, empató el ex zaragocista Rubén Sosa en el 87’ y Poyet, a pase de Belsué, hizo justicia en el descuento con un gol inolvidable que devolvió la alegría y la esperanza al zaragocismo.

Gustavo Poyet.
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Gustavo Poyet.

El Zaragoza jugó aquel día con Konrad; Belsué, Aguado, Gilmar, Solana; Poyet, Aragón, Garitano; Dani (Nayim, 74’), Morientes (Radimov, 77’) y Gustavo López (Higuera, 74’).

Otros 25 años después, el Real Zaragoza, esta vez sin zaragocistas en las gradas y frente a un rival distinto, la Unión Deportiva Logroñés, persigue un triunfo que le aclare el horizonte y le aleje un paso más del descenso.