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GIRONA 0 - ELCHE 1

El Elche es de Primera

El conjunto ilicitano asciende gracias a un tanto de Pere Milla en el 96’. La roja a Stuani en el 61’, a instancias del VAR, hunde a los rojiblancos y les condena un año más a Segunda.

Actualizado a

El Elche es de Primera División. El fútbol tenía un fruto tan dulce guardado para el conjunto ilicitano como envenenado para un Girona que seguirá una temporada más en Segunda. Pere Milla se llevó todos los focos, abrazos y lágrimas de alegría por su gol en el 96’. Es historia del conjunto ilicitano porque su cabezazo se coló en la portería de Riesgo tras un centro repleto de fe de Fidel. La roja a Stuani en el 61’ marcó, sin duda, un antes y un después. Traerá cola, pero ya no hay marcha atrás. El Elche vuelve a Primera cinco años después.

La resaca será dura y con mucha polémica para un Girona que se plantó bien sobre el terreno de juego y logró encontrar, en el inicio, a Borja García en la espalda de Folch. El jugador rojiblanco lideró varias acciones de ataque, pero los tres centrales del Elche fueron insuperables. Mientras los gerundenses controlaron la posesión, a los ilicitanos tampoco se les veía excesivamente incómodos agazapados. Han demostrado este curso, y le ha funcionado muy bien, que no les preocupa defender y es que Pacheta tejió, como sucedió en la ida, una tela de araña perfecta. Con el paso de los minutos, Granell y Diamanka, que suplió a un Gumbau que se lesionó en el calentamiento, ganaron peso en la medular para la distribución del balón y encontraron bien en varias ocasiones a Samu Saiz. Y, en el 29’, llegó una clara oportunidad de gol. Samu puso en vuelo a Stuani y el charrúa falló una de esas acciones que no acostumbra a desaprovechar. Pero su disparo se marchó alto. Aun así, estaba claro que el Girona olía sangre y no dejó pensar al Elche, que no logró superar la presión alta y en campo contrario del equipo de Francisco. Riesgo no estuvo bajo el foco ni una sola vez. Pero Edgar Badía pudo decir lo mismo porque pese a que el balón y la sensación de peligro era del Girona, no tuvo que intervenir.

Tanto Girona como Elche decidieron jugarse el ascenso en sólo 45 minutos y tras el descanso llegó el vértigo. En el 54’, Ignasi Miquel avisó a Edgar Badía, pero lo que realmente marcó el ascenso fue la roja, en el 61’, a Stuani. La acción traerá cola porque es complicado (por no decir imposible) ver si había intención o no. El colegiado le mostró la amarilla por una falta sobre Dani Calvo y desde el VAR le instaron a revisarla. Consideró, al verla a cámara lenta, que la acción fue brusca, con un pisotón en la zona del tendón de Aquiles, y le mostró la roja directa. En los últimos 15 minutos, Pacheta varió su sistema, aparecieron Fidel y Escriche por Verdú y Folch, y dibujó un 4-4-2. Entonces cambiaron las tornas y el Elche llevó el peso del duelo con el Girona siendo solidario en los esfuerzos y muy junto en defensa. Aunque fue en el añadido cuando llegó el milagro para los ilicitanos y el mazazo para los gerundenses. Todo indicaba que la final se marcharía a la prórroga y Pere Milla emergió por encima de Mojica e hizo el 0-1 de oro. Riesgo no pudo taponar el balón y lo recogió, sabedor de que la vuelta a Primera del Elche ya estaba escrita.

La euforia entonces se desató sobre Montilivi. Edgar Badía se metió una carrera de 100 metros para festejar el ascenso con un Pacheta que ha obrado el milagro porque recogió al equipo en Segunda B y lo ha llevado a la categoría de oro del fútbol español. Ahí se le espera como técnico y dirigiendo a un Nino que demuestra que su idilio con Montilivi no tiene fin. Tercer ascenso en el feudo rojiblanco y saboreará, a sus 40 años, de nuevo la Primera. Tiempo de alegría en Elche y de reflexión para un Girona que acaba un ciclo porque mantener a jugadores como Stuani será imposible. El cielo espera con ansia a los ilicitanos. Premio al esfuerzo, a la ilusión y a la ambición.