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BARCELONA

La brecha entre Setién-Sarabia y el vestuario continúa abierta

Pese a la reunión del vestuario el domingo pasado tras la tormenta de Balaídos, los desplantes de la plantilla les han dejado en una situación de debilidad.

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La brecha entre Setién-Sarabia y el vestuario continúa abierta

La distancia entre el cuerpo técnico de Quique Setién y los jugadores del Barça se mantiene en parecidos términos a los de hace una semana. Aunque el famoso tuit de Piqué ("recordad: somos el Barça y esto no se ha acabado. Luchar forma parte de nuestro ADN") del pasado 28 de junio parecía firmar una tregua después de la bronca de Balaídos, donde los gritos se escucharon en medio Vigo, hay muchas reservas entre las partes. Setién y Sarabia han recibido serios desplantes de un vestuario que ha desafiado su autoridad incluso a nivel de horario y concentraciones. Y esa situación no va a cambiar porque hace tiempo que la directiva dio carta blanca a los jugadores, que hacen y deshacen en el vestuario.

La situación de Setién sigue siendo delicada. Pese a que el pasado domingo, ya con la cabeza más fría después del desagradable episodio de Vigo, intentaron decirle las cosas a la cara (Setién habló de "liberar" su conciencia), el técnico, y especialmente el segundo entrenador, Eder Sarabia, no tienen el respaldo total del vestuario, mucho más hecho y conforme con las formas de Valverde en sus dos años y medio. El asunto es que la directiva también ha empezado a dudar. Es consciente de que si le baja el pulgar a Setién, desnudará su decisión de prescindir de Valverde en enero para dar un "impulso" a la plantilla, pero también sabe que sólo le queda la bala de la Champions y que desperdiciarla es mandar la temporada al contenedor.

Desde la directiva se ha deslizado que la mejor manera de arreglar este final de temporada es el de un arreglo de conveniencia entre jugadores y entrenador. Pero en realidad sabe que no es fácil coser algo que ya se ha despegado y además no tiene ya más planes alternativos posibles. Como tantos otros años, el resumen es ponerse en manos de unos jugadores que llevan con las llaves del vestuario varios años y esperar que la autogestión vuelva a obrar el milagro. Pero la jerarquía de Setién no es la de Luis Enrique en el vestuario y los jugadores tienen cinco años más. La situación es casi límite.