20 años del milagro Depor: campeón de Liga 1999-2000
Donato celebra el gol en el Deportivo - Espanyol

DEPORTIVO

20 años del milagro Depor: campeón de Liga 1999-2000

El 19 de mayo de 2000 el Depor tocó la gloria que se le escapó entre los dedos en 1994 firmando la mayor gesta de un ‘modesto’ en las últimas décadas.

Hace 20 años, cuando la rebelión de los más pequeños todavía era posible, el Deportivo logró una hazaña que hoy en día parece algo inimaginable: ganar la Liga. Lo hizo en el último partido de la temporada, en un Riazor totalmente abarrotado y pasando una pesada página que se había abierto en 1994 con el título que voló después del famoso penalti de Djukic. Aquel equipo dirigido por Javier Irureta se proclamó campeón con 69 puntos. Muchos la definen como la Liga más pobre por la puntuación, realmente alejada de las recientes ligas de los 100 puntos. Pero también es muy posible que fuese la más competida, la más igualada, en la que más equipos soñaron con conquistar el preciado galardón. Y varios datos lo avalan. El Espanyol ganó la Copa, el Valencia la Supercopa, Salva (Racing) fue el pichichi y Herrera (Alavés) el Zamora. El Real Madrid acabó en la quinta posición y jugó la Champions porque esa temporada conquistó la octava. Más allá de lo extraño que pueda parecer todo eso hoy en día, el Deportivo fue un más que justo campeón. Tras ser líder de forma circunstancial en la primera jornada, se puso al frente de la tabla en la jornada 12ª arrebatándole el primer puesto al Rayo Vallecano y ya no se bajó del pedestal hasta el final.

El Deportivo de la temporada 1999-2000 fue el equipo que más victorias logró (21) y el segundo más goleador (66), sólo por detrás del subcampeón Barcelona. Durante aquella temporada tan igualada hubo un momento clave entre las jornadas 10ª y 16ª, en el que los blanquiazules encadenaron siete victorias consecutivas, récord del club herculino en Primera. En el último triunfo de ese ciclo victorios derrotó al Celta en Riazor (1-0), que entonces era segundo clasificado, en el derbi de más altos vuelos de la historia. Como suele ocurrir, los partidos claves tuvieron lugar en el tramo final de la temporada. En la jornada 36ª, después de caer en el partido anterior en la revancha de Balaídos (2-1), los coruñeses recibían al Zaragoza (tercero), con el Barcelona acechando a sólo dos puntos. El Depor empató en Riazor con los maños (2-2) evitando que se acercase un rival directo y viendo como el Barça caía en en el Camp Nou ante el Rayo (0-2). Una semana después, en una jornada de transistores, los de Jabo mantenían distancias al empatar en El Sardinero (0-0), resultado calcado al del Barça en Anoeta y que dejaba todo pendiente para el último y decisivo partido.

De Djukic a Donato

El título se decidió el viernes 19 de mayo de 2000, pero todo el mundo en A Coruña tenía grabado en su memoria otra fecha: el 14 de mayo de 1994. Aquella noche el Deportivo vio como el título volaba hacia Barcelona después del error de Djukic desde los once metros en el último minuto del partido ante el Valencia (0-0). El peso del pasado era enorme y las meigas, o las casualidades, aumentaban el pánico de poder sufrir una segunda bofetada. El Deportivo, como seis años antes, llegaba al encuentro decisivo con ventaja en la clasificación y dependiendo de sí mismo. El escenario, como la fatídica noche del Valencia, era de nuevo el templo de Riazor. El perseguidor que acechaba a la espera del error también repetía: el Barcelona. El rival (Espanyol), como antaño, no se jugaba mucho. De hecho, los pericos tenían su mente en el fin de semana posterior, en el que jugaban la final de Copa ante el Altético de Madrid que finalmente acabarían conquistando (2-1). Muchas coincidencias, pero que para alivio de la afición tuvieron un desenlace muy diferente.

"Le di de lleno, con decisión, por el Superdepor y por Arsenio"

Donato
Los jugadores del Deprtivo, celebran el título con la afición.

Los jugadores del Deportivo celebran el título con la afición en Cuatro Caminos

Lo cierto es que Riazor sufrió bastante poco en el día decisivo porque aquella noche Donato abría el marcador al cabecear un córner botado por Víctor cuando sólo habían transcurrido tres minutos de juego. Como no, en la misma portería en la que se había volatilizado la Liga en el 94. El héroe dedicó aquel tanto a su amigo Orejuela y al pasado. “Le di de lleno, con decisión, por el Superdepor y Arsenio”, aseguró el hispano brasileño después del encuentro. Y es que la historia, las meigas, hacían su aparición de nuevo para reescribir la historia. Djukic tuvo que tirar aquel fatídico penalti años antes porque el lanzador elegido por el Zorro de Arteixo, un tal Donato, había sido sustituido minutos antes. Él, Fran y Mauro Silva serían los únicos supervivientes de aquel mítico Superdepor que pudieron saborear esta segunda oportunidad en una abarrotada fuente de Cuatro Caminos.

La magia de Djalminha y el fondo de armario

"En la 'lambretta' me inspiré en Jason Williams. Me salió bastante bien, pero no del todo"

Djalminha

Si Jabo fue el estratega de aquel éxito, Djalminha fue el líder en el campo firmando su mejor temporada como blanquiazul. El brasileño anotó diez goles y se echó el equipo a sus espaldas en los momentos más complicados y difíciles. Su compromiso no fue óbice para deleitar a los espectadores con su mágica zurda. Caños, faltas milimétricas, penaltis a lo Panenka, bicicletas y el inolvidable invento de la lambretta ante un Real Madrid que salió vapuleado de Riazor (5-2). Al término de aquel partido ante los blancos Djalma explicó su genialidad: “Me he inspirado en Jason Willians (jugador de los Sacramento Kings). Le vi pasarse el balón por detrás para dar un pase de espaldas e intenté hacer lo mismo con los pies. Me ha salido bastante bien, pero no del todo”. Extraordinaria calidad de un jugador con alma de ángel y demonio, porque la polémica también estaba dentro de sus registros. En esa temporada vivió su célebre enfrentamiento con Mostovoi y vio una imprudente roja en el partido del Zaragoza. Después de marcar en el minuto 78 el 2-1 desde fuera del área que prácticamente daba la Liga al Deportivo, explotó y se sacó la camiseta para celebrarlo con la grada. Tenía una amarilla, Iturralde le mostró la segunda y lo expulsó. Seis minutos después, ya con diez en el campo, Aguado logró el empate del conjunt omaño y el Depor tuvo que esperar a la última jornada para celebrar el título.

Djalminha celebra su gol con el Deportivo ante el Zaragoza
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Djalminha celebra el gol ante el Zaragoza justo antes de que le sacasen la segunda amarilla por quitarse la camiseta.

Otro jugador que brilló con luz propia fue Roy Makkay, autor del 2-0 definitvo en el decisivo partido ante el Espanyol. Su tanto, marcado en el minuto 34, llevó la tranquilidad a una grada que vivió una fiesta sin sustos ni percances hasta el pitido final. El holandés fue uno de los fichajes de esa temporada. Llegado del Tenerife, que acababa de descender, encajó como anillo al dedo en los planes de Irureta y terminó la Liga como máximo realizador coruñés con 22 goles, un tercio del total del equipo. Todo un éxito personal que culminaría en 2003 conquistando la Bota de Oro gracias a sus 29 tantos. Roy y un joven Víctor Sánchez del Amo fueron los refuerzos de verano que se hicieron intocables en aquel conjunto campeón de Liga. El madrileño, que acabaría entrenando al Deportivo en 2015, se apoderó de la banda derecha y fue además el asistente de Donato en el 1-0. Ellos fueron dos de los diez fichajes que realizó el Deportivo en un año con importantes salidas como las de Manjarín, Armando, Radchenko, Ziani, Bonnissel o Hadji.

Lo cierto es que no todo fueron coincidencias con el 94 porque el Depor del 2000 tenía bastante más plantilla que el Superdepor. Makaay tenía otros dos artilleros de repuesto, Turu Flores y Pauleta, que cumplieron con creces desde un rol más secundario. Ocho goles firmaron cada uno de ellos. Jokanovic y Jaime fueron piezas clave en el mediocentro para dar aire a Mauro Silva y Flavio Conciençao. Songo’o tenía un portero suplente como Kouba. Por la derecha Manuel Pablo y Víctor recibían el relevo del polivalente Scaloni, hoy seleccionador de Argentina. En la izquierda el titularísmo Romero contaba con el oficio de Manel para cuando hiciese falta. Naybet, Donato, Schürrer y César Martín eran un cuarteto de garantías para el eje de la zaga. El protagonismo fue repartido. Tanto, que el imprescindible Fran, con problemas de lesiones en la primera mitad de Liga e indiscutible en cuanto estuvo recuperado, fue el jugador número 14 en minutos.

Lendoiro, Irureta y el fortín de Riazor

La gesta del Deportivo es imposible de imaginar sin la figura de Augusto César Lendoiro. El presidente blanquiazul cogió un equipo en Segunda en 1988, lo ascendió tras 20 años en el infierno, rozó el título liguero en 1994 y ganó la Copa en 1995. Aquel milagro se llamó Superdepor y tras la conquista de su primer título y la marcha de Arsenio se comenzó a diluir. La sensación de que desde el punto de penalti de Djukic se había evaporado la única oportunidad de ganar una Liga era absoluta entre el deportivismo. Bueno, en todo no, porque Lendoiro siguió creyendo. Intentó reinventar al equipo con una ’invasión’ de extranjeros a lomos de la Ley Bosman, pero no funcionó. Apostó por entrenadores como Toshack o Carlos Alberto Silva, pero no funcionó. Fichó a un futuro Balón de Oro como Rivaldo, pero el Barça se lo robó con el primer gran ‘clausulazo’ de la historia. Tres años sin un rumbo fijo hasta que dio con el hombre idóneo para la idiosincrasia blanquiazul en 1998: Jabo Irureta. A la par fue nacionalizando el vestuario, renovándose con acertados fichajes y manteniendo a piezas claves como Fran, Mauro Silva o Donato. Y de nuevo llegó la oportunidad, sólo que está vez sí se aprovechó.

Fran, Irureta y Lendoiro en la ofrenda por el título de Liga del Deportivo
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Fran, Irureta y Lendoiro en la ofrenda por el título de Liga

El director de aquella orquesta se llamaba Javier Irureta. Su contratación un año antes del título había levantado gran polvareda porque no llegaba de cualquier equipo, lo hacía del eterno rival, del Celta. En teoría cambió el sur de Galicia por el norte por la confianza, por los dos años que le ofrecía Lendoiro frente a una sólo temporada de Horacio Gómez. Sea como fuere, Jabo hizo historia en el Deportivo y el Deportivo hizo historia con Jabo. Siete temporadas consecutivas en el banquillo junto a su inseparable Paco Melo con la mencionada Liga, el Centenariazo de Copa en el Santiago Bernabéu, dos Supercopas y cinco años de Champions con una semifinal ante el Oporto incluida. Así lo recuerda: “Fue fantástico, una gozada para A Coruña, una reivindicación y poder cobrar lo del 94. Leo a Zidane y a otros decir que la Liga es la competición más importante y eso es algo que hemos dicho muchos entrenadores. Es la regularidad. Lo que yo destaco fueron esos cinco años en Champions. No es sólo ganar, es mantenerte ahí arriba luchando por la Liga”.

La aficion del Deportivo celebrando el título en María Pita
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La afición llenó la plaza de María Pita para celebrar el título

La cuarta pata de aquel éxito que cumple veinte años estuvo en las gradas. En la completa identificación de los aficionados con su equipo. En sus fieles y constantes viajes para apoyar al conjunto blanquiazul lejos de A Coruña. En abarrotar Riazor fuese el rival que fuese, fuese la jornada que fuese. Y es que el rendimiento del Deportivo en su estadio fue absolutamente vital para conquistar aquella Liga, sumando en casa 49 de los 69 puntos con los que se proclamó campeón. Especialmente decisiva fue la gran en la segunda vuelta, justo cuando la presión crecía. Los blanquiazules disputaron diez encuentros en casa logrando nueve victorias (Betis, Real Madrid, Athletic, Mallorca, Valencia, Oviedo, Atlético de Madrid, Real Sociedad y Espanyol) y cediendo un solo empate, el mencionado del Zaragoza. Con estos registros y compromiso la Liga no podía acabar en otro sitio que no fuese Riazor, tal y como ocurrió aquel recordado 19 de mayo de 2000.

Aquella no fue la última alegría del deportivismo, que viviría en el inico del siglo XXI el ciclo más exitoso de su historia. Al título de Liga le sucedieron dos subcampeonatos, dos terceros puestos y tres títulos más: la Copa del Rey del Centenariazo y dos Supercopas (2000 y 2002). Todo, adornado con cinco temporadas consecutivas en Champions con la semifinal de 2004 ante el Oporto como techo. Para entender lo que consiguió el Depor, basta con decir que es el último club que ha logrado inscribir su nombre en el selecto grupo de campeones de Liga al que sólo pertenecían ocho equipos (Real Madrid, Barcelona, Atlético, Athletic, Valencia, Real Sociedad, Betis y Sevilla) hasta que hace dos décadas se produjo el último milagro.

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