Adiós a Michael Robinson
Adiós a Michael Robinson

'IN MEMORIAM'

Adiós a Michael Robinson

El exjugador y comentarista de televisión falleció el martes 28 de abril de 2020 a los 61 años tras una larga lucha contra el melanoma con metástasis que padecía. Las reacciones del mundo del deporte y la comunicación fueron de profunda tristeza. En este homenaje recordamos algunas de ellas.

Michael Robinson, fallecido ayer en Madrid, fue un entrañable y admirado mutante universal. Nació en Leicester por equivocación, porque siempre se vio a sí mismo como gaditano del barrio de La Viña y hasta buscó explicación genealógica que lo justificase. Fue hincha del Liverpool antes de ponerse su camiseta. Anfield le despertó tanta admiración como pánico por sobrecarga de responsabilidad. Creyó que Osasuna era una ciudad y su técnico, Zabalza, un director de hotel cuando le llamaron para salvar a un equipo que andaba con tantos problemas como sus rodillas y en el que se rezaba antes de los partidos. Y cuando su físico no dio para más, inició un segundo despegue en el mundo de la comunicación, que acabaría dándole aún más que el fútbol: dos Ondas acabaron pesando más que una Copa de Europa. Fue un hombre de dos vidas y dos países. Desde el nuestro combatió el Brexit en primera línea.

Robinson murió a los 61 años tras una larga lucha contra el melanoma con metástasis que padecía desde octubre de 2018. A pesar de que la enfermedad se reveló como incurable desde el inicio, siguió trabajando como comentarista en Movistar+ y en la Cadena SER casi hasta el último minuto del último partido. Y ese último partido fue, caprichosamente, en Anfield, el pasado 11 de marzo, en duelo de Champions ante el Atlético de Madrid. Los reds, sus reds, cayeron eliminados en un partido inolvidable. Un gol de Morata fue el último que vio desde la cabina. La peor noticia en el mejor escenario.

La muerte de Robinson se anunció en su propio perfil de Twitter: “Con tremenda tristeza os comunicamos el fallecimiento de Michael. Nos deja un gran vacío, pero también innumerables recuerdos, llenos del mismo amor que le habéis demostrado. Os estaremos eternamente agradecidos por haber hecho a este hombre tan feliz, nunca caminó solo. Gracias”. Un mensaje agradecido para un hombre con dos carreras, la de futbolista y la de comunicador, brillantísimas.

A partir de ahí, una catarata de condolencias que probaron que nunca caminó solo: UEFA (que recordó la Copa de Europa que ganó en 1984), Federación, Liga, AFE, CSD, COE, ACB… Y tras las siglas, los nombres: Gasol, Nadal, Casillas, Dalglish, Carolina Marín, la totalidad de equipos profesionalesa, propios y ajenos...

Robinson, nacido en Leicester, estuvo siempre vinculado a la historia del Liverpool, aunque debutó en 1975 en las filas del Preston North End. De ahí pasó al Manchester City, que le convirtió en el Sub-21 más caro de la Liga, y después al Brighton antes de recalar, en 1983, en los reds, definitivamente el equipo de su vida pese a que sólo jugó dos temporadas. Aun así le dio tiempo a conquistar una Liga, una Copa de la Liga y la Copa de Europa de 1984, en la tanda de penaltis ante la Roma y en Roma. “Siempre celebré no tener que lanzar uno aquel día. Era el encargado del sexto. Muchos temíamos cagarla”. A él le encomendaron llevar la Copa hasta el avión, pero la olvidó en la duty free del aeropuerto. “Al volver a por ella hice el sprint más rápido de mi carrera”.

Copa de europa

El mayor hito deportivo en la brillante carrera como futbolista de Michael Robinson se dio el 30 de mayo de 1984. Ese día el Liverpool jugó la final de la Copa de Europa ante la Roma en la Ciudad Eterna y el triunfo fue para los reds por penaltis tras el 1-1 final.

“Ir a ver al Liverpool en Anfield era como si Papa Noel viniera cada quince días. Jugar allí era hacerlo para una causa, tener un valor añadido. Intentabas que la gente se sintiera orgullosa. Aquellos eran gladiadores de la sociedad que perdieron su trabajo con Margaret Thatcher”, recordó en una entrevista a Esquire.

De ahí saltó al Queens Park Rangers, en el que jugaría tres temporadas, hasta su llegada a Osasuna, en 1986, ya con 28 años y demasiadas lesiones en la rodilla a cuestas. “Vine por el fútbol y me enamoré de España”, ha declarado en varias ocasiones. En el equipo navarro jugaría tres años más, en los que marcaría doce goles en 59 partidos. “Al principio no sabía ni donde estaba, creí que la ciudad se llamaba Osasuna. Al ver al equipo penúltimo le dije a mi mujer que yo no podía salvarlo, que deberían haber fichado a Spiderman o David Copperfield. Tenía otras ofertas, pero fichar por Osasuna me pareció muy romántico. Antes del primer partido vi que se recitaba una oración antes de saltar al campo. Le dije a mi padre que se confirmaban mis sospechas, que éramos tan malos que debíamos rezar antes de jugar “.

Inglés de nacimiento, disputaría 24 partidos con la selección irlandesa debido a la ascendencia de su familia materna.

Una suerte haber trabajado contigo, en Canal+ y en la Ser, haber aprendido de ti y escuchar tus consejos... y una suerte haberme reído contigo... Te recordaremos siempre. Cada día. D. E. P

Manu Carreño

Nada más retirarse comenzó a trabajar en Eurosport (“Mi primer jefe quiso enseñarme en un año todas las facetas de la televisión comercial, viajando pero sin trabajar, y me pagaba casi lo mismo que ganaba en Osasuna sólo por aprender”) y a colaborar con Televisión Española como comentarista de los partidos de la Liga inglesa y, posteriormente, del Mundial de fútbol de 1990. Su peculiar estilo, su sentido del humor y su acento llamaron la atención de Alfredo Relaño, entonces responsable de deportes de Canal+. A partir de ahí inició una larga carrera periodística que le llevó a presentar espacios como ‘El Día Después’, de la misma cadena y que recibió el Premio Ondas en 1992, y a comentar el partido más interesante de cada jornada junto a su inseparable Carlos Martínez. “El Día Después es lo que siempre quise ver y nunca había visto. Es la obra de mi vida. Me siento más orgulloso de ese programa que de la Copa de Europa”.

En 2007 estrenó el programa Informe Robinson, con reportajes de fondo sobre el mundo del deporte: “El programa no va de ganadores y perdedores. Tiene que dejar una moraleja. El deporte es el pretexto para contar historias”. En 2009 recibiría su segundo Ondas por ese trabajo. Posteriormente extendería la fórmula a la radio, con el programa ‘Acento Robinson’, de la Cadena SER, donde ponía especial énfasis en la cara humana del deporte. En su carrera como comunicador ha colaborado en diversos espacios de la SER y también, durante un tiempo, en el diario AS. En 2017 recibió el Premio Internacional Vázquez Montalbán, en la categoría de periodismo deportivo.

Robinson resultó siempre un personaje polifacético. Fue la imagen de un videojuego muy popular en los noventa, PC Fútbol, y ejerció de actor de doblaje en las películas de animación Shrek y Shrek 2. Devoto del rugby, impulsó el proyecto Super Ibérica, una liga profesional en España que no cuajó. También fue consejero del Cádiz, el otro equipo de su vida: “Soy gaditano y probablemente del barrio de la Viña. Hace años busqué a mis antepasados y llegué hasta 1735, allá en el condado de Cork. Todo el que nace allí es pelirrojo, blanco y con pecas, excepto un dos por ciento, que es moreno. Yo pertenezco a ese grupo, que sin duda desciende de la Armada Invencible, de los españoles que naufragaron y sobrevivieron”. Cádiz le hizo hijo adoptivo de la ciudad y su Ayuntamiento decretó ayer un día de luto por su muerte.

También fue un declarado defensor de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea: “Siento vergüenza del país donde nací. Mi padre estuvo seis años luchando por Europa en la II Guerra Mundial y ahora el mundo va a recordar al Reino Unido como el país que le dio la espalda a Europa. Nuestros mayores acaban de fastidiar la vida y el futuro de mis hijos. Ha sido una abdicación de responsabilidad”.

“Yo tengo el privilegio de invadir los hogares de la gente, de llegar hasta sus salas de estar, y si un día les llego a mentir no serviré ya para nada”, resumió una vez. Descanse en paz.

El inglés de Cádiz

Me decía todo serio: "Alfre, esos pavos saben algo que los demás no sabemos". Se refería al Cádiz de aquella temporada en la que él llegó a Osasuna y tuvo que estar jugando 'playoffs' hasta que el Cádiz, que fue el último de cabo a rabo toda la temporada, se salvó a costa del Racing. Tanto le fascinó aquella impostura de Irigoyen que quiso ser gaditano y hasta buscó en sus venas sangre 'gaíta'. Para ello urdió una teoría de improbable demostración según la cual descendía de algún náufrago de La Invencible en su paso por la costa Oeste de Irlanda, de donde eran sus abuelos maternos. Y hasta llegó a invertir en el club y a ser su consejero técnico.

Trabajar con él era fácil y divertido: era inteligentísimo. A parte de un ‘don de gentes’, tenía un don para la comunicación

Alfredo Relaño

Pero no sólo Cádiz, todo lo español le fascinó, empezando por Pamplona, a donde llegó inquieto tras buscar en el mapa la ciudad de Osasuna sin encontrarla, lo que le hizo temer que fuera muy pequeña. Allí se enamoró de los sanfermines y decidió celebrar sus goles con un muletazo. Luego, en tantos viajes de aquí para allá con Canal +, nunca vi lugar de España en el que no le gustaran el paisaje, el paisanaje, la comida y la bebida. Todo lo pasaba por el matiz de su mirada ocurrente y original. Un día, atravesando los enormes vacíos de Castilla, me dijo: "Y con todo este terreno vacío que tenéis por aquí, ¿para qué queréis Gibraltar?".

Sus equipos en España fueron esos, Cádiz y Osasuna, pero llevaba el Liverpool en el cuerpo. El sueño de su infancia. Escuchó el 'You’ll never walk alone' de niño y cuando saltó allí por primera vez, quinto en la fila, no lo podía creer. En Anfield reforzó las enseñanzas de su padre, que le dijo: "Mira, Michael. Esa gente que te va a ver gasta un dinero difícilmente ganado para ir al fútbol. Has de hacer todo lo posible por complacerles". Casaba con el mensaje de Joe Fagan, su entrenador: "Chicos, esa gente os ama. Tenéis que amarles. No podéis defraudarles". El destino quiso que su último partido, la última vez que apareció en la tele, fuera en Anfield, en aquel Liverpool-Atlético que hoy nos parece tan lejano.

El referente ético presidió también su vida como periodista: "La gente nos abre el salón de su casa para mostrarles algo. Tenemos que estar a la altura". Detrás de su aura de bromista revoltoso que se dio a conocer en El Día Después, detrás de ese espíritu de niño que miraba el deporte con los ojos ilusionados de un Peter Pan que se negaba a crecer (llevaba uno de plata en el bolsillo) había un tipo formal, que contemplaba el deporte como algo muy serio, algo para transmitir los mejores valores físicos y morales de la especie. Eso extendió su carrera, más allá de los partidos, a través de formatos propios como 'Acento Robinson', en la SER, o sus 'Informe Robinson', que ahí están, en Movistar, para acompañarnos ahora en estas horas de encierro, en las que así podremos seguir disfrutando su compañía.

Fue feliz entre nosotros y nos hizo serlo a quienes disfrutamos su compañía. Ocurrente, inteligente, genio de la comunicación, con un sentido de la amistad y del espectáculo que le hacían singular. Aquí se quedó, con su familia, encantado con su nuevo país aunque sin aguantar bromas con Inglaterra. Ahí no pasaba una. La única vez que le vi triste fue cuando sus compatriotas votaron el Brexit. Se sintió traicionado. Sin embargo, su enfermedad no le afectó: "Mira, esto me matará más pronto que tarde, pero no me va a matar cuando estoy vivo". Así que nunca contó penas, siguió alegrando a su entorno hasta el fin. Gracias, Robin, por todo.

Mi padre se ha ido sintiéndose español

Liam Robinson, hijo del exfutbolista y comentarista Michael Robinson, fallecido este martes, recordó la figura de su padre en los micrófonos de El Larguero de la Cadena SER. Aseguró que su padre "se ha ido sintiéndose español", que "está tremendamente orgulloso de él". Además, reconoció que "es acojonante" el carino mostrado por la gente hacia su padre y que "llevó su enfermedad como quiso".

 

Define lo que estás viendo: "Es acojonante. Ahora entiendo que mi padre dijera siempre que se sentía español. Entiendo por qué España es tan grande. Se ha ido sintiéndose español. Todo es un orgullo tremendo. En el día a día estas cosas no las aprecias tanto. Estoy tremendamente orgulloso de él. Me quedo con todo lo positivo. Su enfermedad la llevó como quiso. Dijo que no le iba a matar en vida. Era un hombre que vivía una vida muy romántica y que la contaba a su manera".

¿Antes ya notabas el cariño hacia tu padre?: "Mi padre era mi mejor amigo. Siempre cuando hacíamos el programa nos tomábamos una cerveza. Era una persona que cuando trabajaba con él no me di cuenta, pero cuando venía de Londres sí notaba el cariño, porque no estaba acostumbrado a ello. Esto no lo hubiese imaginado nunca".

¿Él era consciente de la cosa pintaba fea?: "Nunca me lo dijo y nunca me lo iba a decir. El año entero estuvo de puta madre, todo el mundo le veía bien y él se veía bien. En marzo tuvo un desvanecimiento y descubrimos que tenía veinte tumores. La única opción fue la radioterapia y se le cayó el pelo. Ya no pintaba bien. Hace una semana todos estábamos en casa cenando normal. Luego le fallaron partes del cuerpo y hasta día de hoy. No ha sufrido. Solo ha sufrido porque sabía que se iba poco a poco. De estar muy bien a que fuera tan rápido... nos ha pillado...".

Situación actual: "Hay muchísima gente que no se ha podido despedir de los suyos, pero nosotros nos sentimos afortunados porque hemos podido estar todos juntos. Hemos tenido suerte dentro de las circunstancias".

Su último partido fue en Liverpool: "Fue de lo resultados más inesperados para mi padre. El himno lo escuchó por última vez en Champions".

Más solos que la una

Hablaba inglés con palabras españolas, pero llegó a dominar refranes y dichos como si hubiera nacido en Navarra. La primera vez que dijo en una transmisión "ha rematado más solo que la una" conquistó a todos los futboleros españoles y también a quienes en ese momento pasaban distraídos por delante del televisor.

Eso era compatible con que después soltara "yo no me acuerdo habiéndolo dicho" en vez de "no recuerdo haberlo dicho", o con que exclamara "¡mescachis!" en vez de "mecachis"; pero luego hablaba de su gusto por "no dar un palo al agua" y se refería a su compañero Carlos Martínez como "mi tronco".

Se notaba a leguas su interés por empaparse de nuestra cultura, tanto en los registros más elevados como en los más populares. Tenía problemas con el subjuntivo, sí, una asignatura siempre difícil para los anglohablantes. Y también con alguna concordancia si le faltaban los morfemas finales de la a o la o para orientarse ("veremos reportajes insólitas"). No importaba mucho eso, porque su capacidad de comunicación vadeaba cualquier problema gramatical.

Inolvidable su presencia y su huella. 29 años de compañeros. Gracias por todo

Antoni Daimiel

El propio Robinson reconocía que no había conseguido hablar bien ni el español ni el inglés. Se reía de sí mismo pero nunca de los demás. Cuando Alfredo Relaño dirigía los programas deportivos de Canal + y le contrató para comentar los partidos de la Liga, le animó a usar frases hechas, que suelen revelar un buen dominio del idioma, y hasta intentó que el exfutbolista se aprendiera latinajos como "sic transit gloria mundi" ("así pasa la gloria mundana", más o menos). No tuvo mucho éxito en ese aspecto, aunque Robinson sí consiguió referirse por ejemplo a su "modus vivendi" en España.

En realidad, él no necesitaba estudiar latín ni español, aprendió su nuevo idioma en el vestuario, en la calle, en los bares, dialogando con cualquiera que quisiera pegar la hebra.

Y los españoles solemos recibir con el alma llena de gratitud que un extranjero, y especialmente un inglés, intente hablar nuestra lengua y no solamente lo consiga sino que además nos haga reír, con ese efecto doble de la idea divertida y la palabra equivocada.

Treinta años trabajando con él, viajando con él, aprendiendo con él. Michael es eterno porque forma parte de la vida de mucha gente. Hasta el último día no perdió la sonrisa

Julio Maldonado

El propio Relaño recordaba que lo eligió para su canal de televisión después de que Robinson expresara sus dudas acerca de la autentica nacionalidad de un juez de línea japonés porque nunca había visto ningún japonés sin una cámara al hombro. Su capacidad para la metáfora saltó por encima de las barreras léxicas. Explicaba que, de niño, ir a los partidos del Liverpool en Anfield "era como vivir la Nochebuena cada quince días", y en una ocasión dijo que, por culpa del juego al puntapié de determinado equipo, "acabarán sacando al balón en camilla".

Sin esos chascarrillos, sin ese buen humor y sin su dicción especial, nos quedamos ahora nosotros más solos que la una.

Fue un acierto llamar a su espacio en la SER Acento Robinson. El acento lo delataba y a la vez lo engrandecía.

El homenaje del Reino Unido

El fallecimiento de Michael Robinson ha caído como una bomba en todo el mundo. Sobre todo en su país de origen, Reino Unido. Las muestras de afecto hacía la figura emblemática de Robinson han copado toda la prensa británica. Desde su excompañero Graeme Souness, hasta Gary Lineker, Jamie Carragher o Xabi Alonso ("You'll never walk alone Michael", así le ha despedido). Para el Reino Unido se marcha una leyenda de Manchester City, Brighton, Liverpool y Queen' s Park Rangers.

The Times: "Michael Robinson, ganador de la Copa de Europa con el Liverpool y experto en televisión español muere a los 61. Los poderes de reinvención de Michael Robinson fueron probablemente tan grandes, si no mayores, que sus habilidades como futbolista. El niño de Leicester, que murió a los 61 años después de sufrir cáncer de piel, creció soñando con jugar para Inglaterra, luego hizo todo lo posible para representar a Irlanda, antes de mudarse a España donde se convirtió en un presentador de televisión muy respetado y muy querido, figura exuberante, aunque estaba pendiente sobre lo que estaba sucediendo en su tierra natal".

Lo conocí en las tripas de Anfield. Allí fomentamos aquello del ‘Nunca caminarás solo’. Y claro que lo entendí. Siempre en nuestra memoria Michael Robinson. D.E.P.

Fernando Torres

Daily Mirror y Sky Sport: Graeme Souness rindió homenaje a su ex compañero de equipo en el Liverpool. "Era un gran amigo mío, tengo tantos buenos recuerdos de estar en su compañía. Si fuera a salir por la noche, Michael sería el primero que invitaría. Un verdadero hombre encantador. Podía contar grandes historias. Estoy realmente triste por (su esposa) Chris y sus hijos. Sé que había estado luchando contra esto desde hace un par de años y que ha sido difícil para él. He tratado de llamarlo un par de veces en las últimas semanas y Michael es un hombre muy emocional y ya no me contestaba el teléfono. Ya no podré hablar con él".

The Sun: "Muere una leyenda. El héroe del Liverpool y estrella de la televisión española muere de cáncer a los 61 años. Robinson anotó cuatro goles en sus 24 partidos con Irlanda entre 1980 y 1986 antes de convertirse en una figura muy querida en la televisión e incluso en el cine".

Daily Mail: "El ex delantero del Liverpool y la República de Irlanda, Michael Robinson, de 61 años, muere después de una larga batalla contra el cáncer. Formó parte del Liverpool que ganó un memorable triplete: Premier; FA Cup y Copa de Europa en 1984".

The Telegraph: "Michael Robinson ganó la Copa de Europa con el Liverpool en 1984 y se convirtió en uno de los presentadores de televisión más respetados del fútbol español. En el campo, Robinson es recordado más comúnmente por su breve período en Merseyside entre 1983-84, cuando se unió a uno de los mejores equipos que Europa haya visto. Aunque fue principalmente un delantero de respaldo para Kenny Dalglish e Ian Rush, hizo 30 participaciones impresionantes en su única temporada completa en Anfield mientras ayudaba al equipo con tres trofeos: el título de liga, la Copa de la Liga y la mayoría famosa la Copa de Europa contra Roma, en la que apareció como suplente".

Daily Express: "Fallece el exdelantero de Liverpool, Manchester City y Brighton. Robinson firmó con el Liverpool en el verano de 1983 después de aparecer en la final de la Copa FA con Brighton por £ 250,000. El delantero desafiaba a Ian Rush y Kenny Dalglish por la titularidad en Anfield. En la final de la Copa de Europa de 1984 contra Roma, Robinson reemplazó a Dalglish".

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