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PRIMERA IBERDROLA

Irene Guerrero, la capitana del Betis a la que descubrió Gordillo

La centrocampista verdiblanca relata para AS como fueron sus inicios en el fútbol, en los que contó con la ayuda del exjugadora y leyenda del Betis.

Irene Guerrero, capitana del Real Betis.

Los caminos de Irene Guerrero y el Betis estaban destinados a cruzarse. La jugadora, bética de cuna, siempre soñó con vestir las trece barras. Un sueño imposible para una niña que ni siquiera tenía equipo o referentes femeninos a los que seguir, como la propia Irene remarca en una entrevista con AS: "Lo imposible sólo es imposible hasta que llega alguien y lo consigue". Ese alguien para Irene fue Rafael Gordillo. El exjugador y leyenda del Betis, donde ahora es director de las relaciones institucionales, fue el descubridor de la que ha capitaneado al equipo verdiblanco desde su ascenso a Primera, hace cuatro temporadas.

Todo tuvo lugar, como en las grandes historias, en una cita fortuita en el barrio sevillano de Las Almenas, donde Irene dio sus primeras patadas a un balón. En medio de una conversación de bar entre amigos y conocidos, entre los que se encontraba Gordillo y el padre de Irene Guerrero, salió a relucir el nombre de la ahora futbolista bética, a la que llamó su padre y vivió el que sería uno de los momentos más importantes de su carrera. "Gordillo me dijo: 'Buenas noches, soy Rafael Gordillo' y yo, que no sabía ni quién era, le respondí: 'Buenas noches, y yo soy Irene Guerrero'. Todo el mundo se reía. Yo era bética, pero era muy pequeña y no le conocía. Cuando supe quien era, vi que había metido la pata", confiesa Irene Guerrero, que en realidad metió un pie, pero en el fútbol femenino. "Hicimos allí una prueba con una pelota improvisada y me dijo que al día siguiente fuera a la escuela de Heliópolis y que dijera que iba de su parte. A partir de ahí fue cuando empecé mi andadura en el fútbol. Gracias a Gordillo jugué en mi primer equipo de fútbol (masculino). Si no es por él, lo mismo hoy no estaría jugando", cuenta la centrocampista.

De promesa a estrella, Irene Guerrero se ha convertido en todo un emblema del equipo verdiblanco. "No soy consciente de todo lo que movemos. Cuando un niño o una niña me dice que soy su referente me llena de orgullo y satisfacción", destaca la internacional española que, después de aquella primera experiencia, que acabaría por marcarle, jugó en el Sevilla antes de aterrizar en el Betis. "Jugué en el Sevilla porque no existía el Betis Féminas. Cuando apareció, no me lo pensé ni dos veces. Vestir la camiseta del Betis es una satisfacción muy grande. No hay cosa más grande para cualquier jugadora que defender la camiseta del equipo que lleva en su corazón", indica la '8' del Betis, que sólo piensa en "cumplir sueños de la mano del Betis" y "llevarlo a la zona alta de la tabla, donde se merece estar".

La cuarentena como "momento de reflexión"

Tras una temporada complicada, en la que ha vivido una dura lesión y la muerte de su padre, pilar fundamental en su vida, Irene Guerrero se muestra muy positiva por lo que vendrá y mira la cuarentena como un "momento de reflexión" para madurar y aprender de los errores. "En mi casa siempre aprendí que ante los problemas las personas nos tenemos que hacer grandes e intentar levantarnos de cada caída más fuertes", asegura la mediocentro andaluza, que espera poder acabar la temporada. "Nuestro objetivo siempre fue mantener al equipo lo más arriba posible en la clasificación. Desde el vestuario queremos pedirle a la RFEF que queremos finalizar la temporada. Somos conscientes de la situación que hay y de que salud es lo primero, pero no queremos que suspenda la competición. El parón a nosotras nos ha venido mal porque estábamos en una línea ascendente en cuanto a buenas sensaciones", subraya Irene Guerrero.

Un buen rendimiento del equipo gracias en parte a la llegada al vestuario de Pier, del que Irene Guerrero sólo tiene "palabras de agradecimiento". "Pier supo devolvernos esa alegría, confianza y libertad de poder actuar en consecuencia con las situaciones que iban viniendo", expone la futbolista bética, que se ha marcado una rutina de estudios y entrenamientos durante esta cuarentena. "Durante el confinamiento he ido viviendo diferentes etapas. Al principio me chocaba mucho porque me sentía solitaria sin el balón. Ya me voy acostumbrando y creo que este tiempo me está sirviendo también para pensar en todo, madurar mucho y hacerme más fuerte. Intento mantener una rutina, con tiempo para entrenar, leer y estudiar, que me estoy formando en ámbitos como la nutrición, la psicología deportiva, etc.", destaca la capitana verdiblanca, que no deja de lado su formación a pesar de poder dedicarse profesionalmente al fútbol. "La vida de un futbolista es bonita, pero corta", sentencia.