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REAL VALLADOLID

El 1x1 del Pucela contra el Athletic: El desacierto en las áreas penaliza todo lo demás

Los errores en defensa y de cara a portería provocan la abultada derrota del Real Valladolid, que jugó mejor de lo que indica el 1-4.

Valladolid
08/03/20 PARTIDO PRIMERA DIVISION
 REAL VALLADOLID ATHLETIC DE BILBAO 
 GOL 0-2 RAUL GARCIA
PHOTOGENIC/PABLO REQUEJODIARIO AS

El fútbol es ese deporte en el que el Real Valladolid juega como local en un campo de 105x68 y en el que normalmente lo hace bien, pero en el que no siempre compite como quiere. La prueba fue la contundente derrota cosechada contra el Athletic Club, provocada por su falta de dominio de las áreas, aquella que determina realmente cómo compite uno. Los numerosos errores individuales, tanto en defensa como en ataque, lastraron una actuación que, de no ser por el resultado, podría valorarse incluso como buena. El 1-4, no obstante, pesa demasiado.

Masip. Encajó en una falta en la que estaba lejísimos del palo por el que entra el gol y, de nuevo, en un remate en el área pequeña. No se entendió con Salisu en varias ocasiones y eso costó caro. MUY MAL

Porro. Lo intentó en ataque, con acierto dispar, tendiendo a escaso, y en defensa se encontró a veces muy solo. Por fe no fue, desde luego. Quizás no sea mucho decir en esta ocasión, pero fue el mejor defensa blanquivioleta. BIEN

Kiko Olivas. Pasó pronto de líbero a central derecho en defensa de tres, ayudando mucho a Porro. Con el paso de los minutos el plan se vio alterado, pero se le vio más cómodo con menos metros por recorrer. REGULAR

Salisu. Cometió seguramente sus tres errores más graves de la temporada, y los tres costaron goles. Pudo haber un cuarto, en una falta de comunicación con Masip de la que salió mejor parado. MUY MAL

Nacho. Apenas se le vio en ataque en la primera parte. Se animó más en la segunda, aunque sin llegar a incidir como hubiera querido. No mejoró demasiado el nivel ofrecido por Carnero en los anteriores partidos. MAL

Joaquín. Le tocó ser el padre, el hijo y el Espíritu Santo. Por exigencias del guión pasó de jugar como tercer central a hacerlo en el mediocentro. Su habitual contundencia no se notó porque, en general, faltó. REGULAR

Óscar Plano. No siempre ayudó a Porro, o al menos no siempre que debía hacerlo. Apareció por dentro para intentar sumar líneas de pase con los mediocentros, con éxito por momentos, aunque su incidencia no fue demasiado alta. REGULAR

Míchel. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina; los pitos de la afición, casi continuos, o sus fallos, bastante habituales? Después de otra mala primera mitad, fue sustituido al descanso. MUY MAL

Alcaraz. Precipitado a veces, aunque volvió a ser el mejor centrocampista del equipo. Fue sacrificado ante la necesidad de revertir el marcador adverso. REGULAR

Sandro. Lo intentó de todas las formas. Tan obstinado como obcecado, llegó a disparar hasta con tres jugadores encima. Sin embargo, dio vida al equipo con un gol en el que Unai Simón se convirtió en su mejor amigo. BIEN

Enes Ünal. Desacertado, tuvo varias ocasiones en la primera mitad. Reclamó penalti en una de ellas. La tuvo nada más arrancar el segundo tiempo. De hecho, las tuvo de todos los colores, pero no atinó. MAL

Pablo Hervías. Empezó con ganas y equilibró la batalla por banda derecha. Dio profundidad y supuso una amenaza que no encontró respuesta en los delanteros. REGULAR

Toni Villa. Desubicado como centrocampista, aunque ansioso y con ganas de destacar. Volvió a la banda con la entrada de Ben Arfa, aunque tuvo poca incidencia. REGULAR

Ben Arfa. Demasiado lejos del área, pasó prácticamente desapercibido.