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BARCELONA

Prioridad absoluta: rearmar anímicamente a Dembélé

Está devastado en todos los sentidos tras su enésima lesión. Ha dejado atrás sus noches de insomnio jugando a los videojuegos así como la comida ‘fast food’.

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Ousmane Dembélé está viviendo los momentos más difíciles de su carrera deportiva. Mucho peores que en su primera temporada en el Barcelona cuando una rotura en el tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda le obligó a pasar por el quirófano y estar más de cuatro meses en el dique seco. Dos años después de esta terrible experiencia, el jugador sigue sumido en el pozo de las lesiones. Ni tan siquiera una modulación más estricta en su vida extradeportiva y un seguimiento en su rutina nutricional le ha servido para abandonar esta espiral de infortunios. Y lo peor de todo es que esta última lesión que sufrió ante el Borussia de Dortmund el pasado miércoles le ha hecho trizas en el aspecto mental.

De hecho, en el club, conscientes de la desolación más absoluta del delantero francés, no sólo trabajarán para recuperarlo físicamente sino también anímicamente. Los servicios médicos cuentan dentro de su personal con varios psicólogos que podrían entrar en la recuperación mental de Dembélé. Tampoco se descarta que el jugador realice parte de su recuperación fuera de las instalaciones de la Ciudad Deportiva para evitarle la ansiedad de ver a sus compañeros mientras todavía le queda un largo camino que recorrer. Una vez finalice su fase de reposo absoluto -durará entorno a unos diez días-, Dembélé podría marcharse a Francia para realizar una rehabilitación más reposada y sosegada, sin la atención de los focos mediáticos. En cualquier caso, se trata de una opción que se contempla pero que todavía no se ha aprobado porque la última palabra la tendrá el jugador y aún no se ha pronunciado al respecto.

Ahora mismo el panorama que se le presenta a Dembélé es ciertamente desolador tras sufrir su novena lesión muscular desde que fichó por el Barcelona y tercera esta misma temporada. Se perderá un mínimo de 16 partidos y en el mejor de los casos podría reaparecer a finales de febrero.

Un golpe, sin duda, durísimo para un jugador que lleva meses ordenando su vida y sus hábitos para mejorar en todos los sentidos. Ha dejado atrás sus noches de insomnio jugando a los videojuegos así como la comida ‘fast food’. Todo con el único objetivo de cerrar las puertas definitivas a las lesiones. De ahí su rostro desencajado nada más notar que se había vuelto a romper en los isquiotibiales: estirándose en el suelo, quitándose las botas y rompiendo a llorar.

Esta última lesión además cuenta con dos elementos que la convierten en especialmente delicada y compleja en su recuperación: es una recaída de manual al habérsele abierto en cremallera la cicatriz de la lesión que sufrió a final de la temporada pasada y además está afectado el tendón del bíceps femoral -las dudas entre los galenos que aplazaron casi en 48 horas el comunicado médico era si el jugador pasaba o no por el quirófano-. Dos elementos a tener muy en cuenta en su rehabilitación y que podrían incluso demorar su reaparición en los terrenos de juego.

Afortunadamente, Dembélé cuenta con el clan francés del Barcelona para darle un espaldarazo anímico. Tanto Griezmann, como Umtiti, Lenglet y Todibo visitaron este viernes al delantero para interesarse por su estado y darle ánimos. No hay duda de que en este contexto se trata del primer paso para salir del pozo en el que está sumido.

Pero si Dembélé está al borde de la depresión, en el club tampoco están para tirar cohetes: no entienden cómo se ha producido esta última lesión ni tampoco se explican las causas de tanto infortunio. Durante estos últimos meses se había realizado un estudio exhaustivo del francés para evitar recaídas así como un intenso trabajo de prevención para reforzar su musculatura. De ahí que en el club se asuma que el desconcierto dentro de los servicios médicos es absoluto y la preocupación máxima.