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ALMERÍA

La UD Almería vuelve a sonreír cinco años después

Tras un lustro de sufrimiento y penurias la hinchada rojiblanca disfruta con su equipo que, con un estilo definido, busca colarse en la promoción de ascenso.

Actualizado a
Los jugadores del Almería celebran un gol al Zaragoza
ALFONSO REYESDIARIO AS

Posiblemente nadie de los cuatro centenares de aficionados unionistas que se recorrieron la madrugada del pasado 1 al 2 de junio España para animar a los suyos en el Anxo Carro podía imaginarse que menos de un año después su Almería iba a estar luchando para meterse en la promoción de ascenso a Primera. El conjunto rojiblanco se salvó ese día tras su igualada (1-1) en Lugo y el petardazo de la Ponferradina en Soria (1-0).

De hecho, era la única vez en la corta historia del Almería que se jugaba un descenso a Segunda División B sin depender de sí mismo. Eso sí, no era la única ocasión en la que los miles de corazones de los aficionados almerienses iban a sufrir hasta el último segundo de campeonato. No en vano, son tres temporadas consecutivas en las que la UDA ha eludido el descenso al pozo de Segunda B en la fecha final. El conjunto almeriense se salvó en 2016 con la 'boda' en Córdoba (1-1) y en 2017 tras imponerse (1-0) al Reus.

Tras ascender el 22 de junio de 2013 la afición almeriense apenas ha disfrutado. Lo hizo en la recta final del ejercicio 13-14, cuando los de Francisco se salvaron de manera sorprendente tras conseguir diez de los últimos doce puntos. El proyecto 'low-cost' continuó, esta vez, sin milagro, descendiendo de categoría un año después en la permanencia más barata de los últimos tiempos.

El barco continuó sin rumbo y el cuadro indálico volvió a coquetear con otro descenso, esta vez a Segunda B, a pesar de que las expectativas iniciales eran el regreso a la máxima categoría del fútbol español. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y el Almería volvió a tropezar y tropezar, con esas tres temporadas logrando la permanencia en la última jornada.

El pasado estío la dirección deportivo lanzó una moneda al aire, con un proyecto definido, pero con riesgos. El objetivo era reunir a jugadores prácticamente desconocidos (aterrizaron Corpas y Riojas, procedentes del Marbella) con otros que no habían terminado de explotar en el fútbol español profesional. Todo ello bajo la batuta de Fran Fernández, un hombre de la casa.

Aunque quizás el plantel no tenga la calidad de los anteriores, el estilo definido que le ha implantado el técnico almeriense (presión agresiva, rápidas transiciones y competir en cualquier situación) han hecho que la hinchada unionista vuelva a ilusionarse con su equipo un lustro después. No en vano, los almerienses, sin la presión de los favoritos, están a seis puntos de la promoción cuando todavía restan 21 por disputarse y muchos enfrentamientos directos entre los equipos de arriba.