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OVIEDO

Marianín: “Veo al Oviedo jugando el playoff de ascenso”

Un periodista leonés condensó sus virtudes en el mote: el Jabalí del Bierzo. Mariano Arias Chamorro (Fabero, León, 1946), Marianín, fue máximo goleador de Primera con el Oviedo.

Marianín: “Veo al Oviedo jugando el playoff de ascenso”

—¿Sigue el fútbol actual?

—Sí, lo veo. Tiene muchas diferencias con mi época. Empezando por los campos. Antes en los partidos del norte tenías que acostumbrarte a que el barro te llegara por los tobillos. ¿Y los balones? Han cambiado totalmente. Antes podían llegar a pesar kilo y medio mojados. ¡Había que moverlos con un tractor!

—A usted le fichó el Oviedo, en Primera, por su eficacia.

—Antes no había tantos ojeadores como ahora, ni llegaba la televisión a todos lados. Te llamaban, firmabas y prácticamente te comprometías para toda la vida. La oferta del Oviedo hizo que no dejara el fútbol.

—¿Y eso?

—Había decidido que dejaría de jugar, ya se lo había dicho a la Cultural. Quería dedicarme al negocio familiar, teníamos una cafetería-discoteca. No me gustaba el fútbol. Pero la Cultural me dijo que me quería el Oviedo y fue mi padre el que me convenció de firmar. No creas que estaba muy ilusionado…

—La experiencia no fue nada mal.

—Y eso que no empezó bien. En el primer partido en el Tartiere, me tiré para rematar un balón y no llegué. La gente me abucheó. Esa fue mi presentación… Al final del partido llamé al presidente de la Cultural y le dije que eso no lo aguantaba, que me volvía a casa.

—Por suerte aguantó…

—Y fue un acierto. Ese año 72-73 me salió redondo: marqué 19 goles y fui Pichichi, por delante de Amancio o Quini. Recuerdo que Gárate me dijo que marcar con el Oviedo sí que tenía mérito. Mucho más que los que hacían goles con el Madrid, el Barça o el Atlético.

—¿Su momento más recordado en el fútbol?

—Vestir la camiseta de la selección, sin duda.

—¿Cómo lo recuerda?

—Fue un amistoso, en Turquía. Esa camiseta la guardo aquí, en mi casa, en un pequeño museo que he creado. Jugar con España es el momento más emocionante que un futbolista puede vivir, la mayor alegría de mi carrera.

—¿Estuvo cerca de fichar por el Madrid?

—¡Y por el Barcelona! Son cosas que te enteras pasados los años. En el momento no existían los representantes, te llamaba el equipo y negociabas directamente. De lo del Madrid y del Barcelona no me enteré en su momento, me lo dijeron luego. En la época se comentó que también me querían el Valencia, el Atlético y el Rayo.

—¿Es consciente del recuerdo que dejó en Oviedo?

—Sí, allí siempre me tratan de una forma excepcional, al igual que en León. Solo tengo palabras de agradecimiento. La afición del Oviedo, además, es la mejor del mundo. Ya llenaban el campo en Tercera y ahora siguen apoyando en Segunda, con casi 20.000 socios. Hace dos años vinieron más de 4.000 a León… ¡en Segunda B! La afición del Oviedo es maravillosa, como el equipo suba…

—¿Le ve para ascender?

—Mire, antes del partido en Ponferrada (jornada 10) me llamaron de los medios asturianos y les dije que subir directamente sería muy difícil pero que veía al equipo en playoff. Y ahora se ve, con el equipo en la lucha. Es un equipo completo para Segunda, con calidad en todas las líneas.

—¿Le gusta la delantera, su especialidad?

—Mucho. El entrenador tiene cuatro delanteros buenísimos, el problema es decidir quién juega pero, ¡bendito problema!. Está Cervero, que siempre me encantó pero ahora tiene mucha competencia: Linares, Toché y Koné. Y los cuatro, claro, no pueden jugar a la vez.

—Con el apoyo de Carlos Slim, el aspecto económico parece asegurado…

—Slim es un seguro para el Oviedo. Con dinero puedes hacer grandes cosas. Lo digo por el Oviedo y por la Cultural, que también está haciendo muy buen año. Da tranquilidad a todos los niveles: entidad, jugadores, afición… Si sube a Primera habrá que gastar y ahí el Oviedo tiene una ventaja enorme.

—La última: ¿en qué jugador actual se ve reflejado?

—Me gusta mucho Diego Costa, por su pelea y su garra. Está mal que lo diga yo pero creo que de cabeza yo iba un poco mejor. También me encanta Aduriz: lo bien que remata. El otro día un amigo me dijo que el alemán Müller también tiene cosas mías.