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VILLARREAL 0-CÓRDOBA 0

El Villarreal sigue atascado y el Córdoba continúa su descenso

El Submarino mereció la victoria pero sigue gafado. Campbell y Gerard estrellaron dos balones en el larguero. El Córdoba tuvo sus opciones. Posible penalti a Vietto en el 91’.

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El Villarreal sigue atascado y el Córdoba continúa su descenso
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Era la última oportunidad para que el Villarreal confirmara con un mes de antelación su vuelta a la Europa League y para que el Córdoba se aferrara a las juguetonas matemáticas. Ninguno atendió al ultimátum, los dos desperdiciaron otra bala y ambos deberán seguir remando en busca de sus objetivos. El Submarino lo hará con menos agobios porque lucha por un extra y ya lo tiene en el bolsillo, pero peleará con las mismas dudas de este mes: ya son ocho partidos seguidos sin ganar. El Córdoba luchará con más pesimismo que esperanza: la salvación queda a 9 puntos y sólo hay en juego 18.

Y es que ya no lo parece. El Villarreal está gafado. Atrae todo tipo de problemas y no encuentra el gol como la mejor de las soluciones. En el calentamiento, Giovani volvió a lesionarse y tuvo que dejar su puesto a Uche. Al salir al campo homenajeó a otro líder caído (Musacchio). Y con el balón ya en juego, Gerard y Campbell estrellaron dos disparos en el larguero y sus compañeros varios remates más contra Juan Carlos. Héroe, muro y talismán. El equipo de Marcelino mereció irse al descanso en ventaja y, sin embargo, se marchó entre el run-rún de la grada por la falta de puntería y con las dudas que genera no haber podido hacerse a esas horas con el Córdoba. Digno rival pero colista.

El Córdoba jugó sin agobios ni presión. Como si ya aceptara la sentencia a su mala temporada. Eso, lejos de relajarle, le hizo mejor. No fue el peor visitante en Vila-real. Defendió con criterio e hizo daño por las bandas, con Bebé al mando. Asenjo tuvo que intervenir en dos acciones claves, ambas con el portugués como protagonista. Si el gol no llegó, quizás fue por justicia. El Villarreal había llegado más y mejor durante el primer tiempo y luego, en el asedio final. Sin el control de siempre pero olvidando sus carencias entre líneas del último mes. Pina destruyó y creó, Campbell rompió líneas, Cheryshev devolvió la chispa y Gerard mejoró cada jugada en la que intervino. El empate siempre fue para su rival un verdadero trampantojo.

Nada más regresar del descanso las únicas noticias ofensivas las siguió dando el Villarreal. La mejor al inicio: un cabezazo de Cheryshev. El Villarreal mandaba, por una cuestión de talento, aunque le faltaba pasión. Después, los cambios desvelaron las intenciones. Marcelino metió a Vietto. Y Romero, sin estar sufriendo y sin estar obligado a tapar goteras, quitó a Cartabia, de lo mejor, para meter a otro central. Ahí se desequilibró el partido. Vietto tuvo una ocasión nada más salir pero Florin otra, como respuesta, al instante. El Madrigal comenzó a silbar con 25 minutos por delante. Sin empujar a un equipo que siempre se volcó y que merece recibir tanto como dio.

El Villarreal lo intentó por aire, mar y tierra. Sin éxito. Juan Carlos se ganó todo el crédito que perdió otras tardes. Pero como las cosas que van mal siempre se pueden empeorar, el descuento trajo más problemas al Villarreal: un penalti discutible sin pitar en el que Crespo empujó a Vietto en el minuto 91 y la sanción de Bailly en plena crisis de centrales con Musacchio, Dorado y Gabriel (de visita) en la grada junto a Bruno y Gio. Tan duro como real.