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Buceo

"Estaba emocionado hasta que el tiburón atacó la jaula"

Un buceador explica la experiencia de su vida en Seal Island (Sudáfrica), donde estaba de viaje para ver tiburones. No esperaba verlos tan cerca.

Actualizado a
Un tiburón blanco chocando contra un barrote de una jaula para el buceo con la boca abierta. En Seal Island (Sudáfrica) el 9 de diciembre del 2021.
YouTube

El 9 de diciembre del 2021, un grupo de buceadores se sumergió en una de esas míticas jaulas de seguridad que sirven para avistar tiburones u otros animales con los que existe un peligro al interactuar (o al provocarles, luego entenderéis por qué). Era en un sitio llamado Seal Island, una pequeña isla de Sudáfrica en la cual se suele alimentar el gran depredador marino.

De entre los tiburones que esperaban ver, su intención era encontrarse con el gran tiburón blanco; y Sudáfrica es un buen lugar para hacerlo, porque hay unos cuantos. Lo consiguieron. Lo que seguramente no esperaban es que fuera desde tan cerca y que incluso les golpearía la jaula, algo habitual para un animal que no entiende la situación y al que están mareando -parece- con un cebo.

En el vídeo se puede ver al tiburón nadar entre aguas turbias. Thomas Koukouris, el buceador que subió el vídeo a YouTube, cuenta que cuando apareció el escualo había cinco personas en la jaula. Reconoce que estaba "emocionado, hasta que el tiburón atacó la jaula justo delante de mi cara, entonces me asusté". Antes, el tiburón ya había golpeado la jaula con la aleta y pasaba muy cerca, ante la exclamación de los cinco turistas. Ambas situaciones están grabadas.

La sorpresa viene porque era la primera vez que estos buceadores se sumergían en este tipo de jaula. Aunque es prácticamente imposible que el tiburón rompa la caja no deja de ser un recordatorio de la fuerza y lo poderosos que pueden llegar a ser estos animales. Y hay que vigilar que no se cuelen por arriba, como le ocurrió a un buceador en la Isla Guadalupe -otro lugar privilegiado para ver al tiburón blanco- en 2016, dejando momentos de tensión que pasarán a la historia del buceo. Por suerte, en ese caso se trataba de un buceador experto que, no se sabe muy bien cómo, consiguió salir ileso -y sorprendentemente calmado- de la situación.