Hoy en día, Freeride World Tour y Andorra son un binomio consolidado. Freeride y Ordino Arcalís son una pareja indisoluble. Hace una década, sin embargo, poca gente lo hubiera imaginado. Para saber cómo se ha llegado hasta aquí, hemos entrevistado al Director de Marketing de Grandvalira Resorts, David Ledesma, encargado de la organización del FWT en la estación andorrana en todas sus ediciones.

David, cuéntanos cómo empezó todo.

Empezó en los 90s con los primeros pioneros del freeride, que encontraron en esta zona un lugar ideal por las condiciones e idiosincracia de las montañas. Luego fuimos los primeros en dedicar un remontador exclusivamente a esta disciplina como el de Creussans, la primera en señalizar una zona y poner una puerta de entrada, en incluirlo en los mapas...

En cuanto a la competición, los inicios se remontan a El Dorado, una mítica prueba que ya formaba parte del Freeride World Qualifier. En un momento dado, junto a la organización y con el apoyo de Andorra Turisme, desde la dirección de -por aquel entonces- Vallnord se decidió opositar a prueba del FWT. Lo logramos. Y llevamos 3 renovaciones de contrato. Pero es que además organizamos la Jam Extreme de 2 y 3 estrellas, la última prueba del FWQ; y una prueba del Freeride Junior Tour. Porque creemos en la base y en que también hay que apoyar a la disciplina desde abajo.

La valoración es positiva, entiendo.

Si tuviéramos que comprar los impactos que conseguimos a nivel internacional gracias al Freeride World Tour, no tendríamos el dinero para hacerlo. Nos ubica, nos posiciona, construye marca y te vincula a unas imágenes muy potentes a nivel deportivo y de naturaleza.

Pero es que además, con el paso de los años nos hemos encontrado con algo que ha sorprendido a mucha gente: el FWT nos ha posicionado como garantía de nieve. En los ocho años que llevamos de relación siempre hemos disputado la prueba e incluso hemos suplido con una segunda prueba cancelaciones en Chamonix o Japón; y ya llevamos más ediciones que cualquier prueba de Estados Unidos o Canadá.

A más de uno le explotará la cabeza: los Pirineos por delante de los Alpes o de Estados Unidos.

Tenemos calidad de nieve, estamos orientados al norte, hay muchos picos... nuestras montañas son únicas. Hemos celebrado la prueba en 4 zonas diferentes y se han llegado a valorar 3 más, eso es impensable en otras estaciones del circuito.

¿Es palpable este posicionamiento?

Claramente. Por un lado habido una proliferación de operadores turísticos, especialmente escandinavos y franceses, que operan en Ordino Arcalís como un sitio ideal para el freeride. De los pocos donde se puede practiar heliesquí dentro del dominio esquiable. Y por otro lado, con el público en general. Cada vez viene más gente, hay un beneficio directo. Hemos consolidado un producto freeride que llega hasta grupos de los Estados Unidos.

Durante todos estos años, ¿qué momento recuerdas de manera especial?

El podio de Aymar Navarro. Siempre le hemos considerado un local. Fuimos nosotros quienes le conseguimos una wildcard para participar y la clavó. Por la amistad que tenemos con él, lo vivimos de una manera muy emocionante por parte de todo el equipo de la estación.

Luego hay otro momento que se repite cada año pero que no por ello es menos especial: son esos instantes en los que acaba la competición, nos miramos a la cara y podemos alegrarnos de que todo ha ido bien y de que ha sido un espectáculo. A nivel de organización siempre ha sido un reto mayúsculo.

¿Qué podemos esperar de esta edición?

Espero que volvamos al Baser Negre, la mejor zona que tenemos, la más aplina, una bajada larga, donde se han vivido episodios épicos. Será un show seguro, con buenas condiciones y, espero, con protagonismo para los riders de los Pirineos como Abel, Aymar y Núria.

¿Y en un futuro?

De momento hemos renovado por dos años más uno y estamos en el primero, así que hay FWT para rato. Y puedo decir que estamos trabajando con la organización para realizar un pequeño del que no podemos avanzar mucho más.

Un poquito, solo...

Un poquito, va: sería una pequeña prueba paralela al World Tour, una versión 2.0 más tirando hacia show invitacional con muy buena pinta. A ver si el año que viene lo podemos celebrar.