La 76ª edición de La Vuelta será más fiel que nunca a una de sus filosofías: descubrir nuevas cimas y ponerlas en el mapa del ciclismo mundial. Ya sea porque les de la alternativa en un escaparate internacional o porque directamente es la primera carrera profesional que las asciende. Una fórmula que la organización sabe que funciona, levanta la expectación de los aficionados y da un retorno a las instituciones que en muchos casos saben que la ronda puede convertir a subidas en muchos casos conocidas por los ciclistas de la zona en lugar de peregrinación para los cada vez más cicloturistas que planean viajes para ascender esas nuevas cimas que escalan los profesionales.

Son los casos del Picón Blanco en Burgos, el Balcón de Alicante, el extremeño Pico Villuercas, el imponente Gamoniteiro asturiano o la ratonera llegada a Castro de Herville en Mos. Nombres que en las próximas semanas se convertirán en puntos claves en los que se decidirá al nuevo campeón de la ronda española. En los meses previos, AS fue a reconocerlos con corredores profesionales y exciclistas conocedores de esas ascensiones que serán algunos de los grandes atractivos. Nos dieron sus claves e impresiones de las sorpresas de La Vuelta 2021.

La primera gran novedad de La Vuelta 2021 llegará pronto. Este lunes 16 de agosto, en la tercera etapa, el inicio burgalés de la ronda española tendrá su colofón en uno de los puertos más atractivos que se han descubierto en los últimos tiempos: el Picón Blanco, cuya ascensión arranca en Espinosa de los Monteros. Una jornada sin grandes subidas previas en el recorrido, pero con un final en alto de entidad que puede marcar diferencias.

Se trata de un puerto de 7,6 km al 9,3%, que se hace muy dura con sus rampas que rozan el 20%. La belleza de la ascensión también es muy destacable, que se unirá a la expectación de convertirse en el primer gran puerto de la carrera, y el primer duelo entre los favoritos. Se espera que su inclusión sea un éxito después de que haya dado grandes resultados en la Vuelta a Burgos. Ángel Fuentes y Mario Aparicio, ciclistas del Burgos BH, reconocieron con AS la ascensión.

El Balcón de Alicante también se ubica en la primera semana, concretamente en la séptima etapa que se disputa el 20 de agosto. Si el Picón Blanco es el primer gran puerto de la carrera, la etapa que sale desde Gandía y recorre el interior de Alicante puede considerarse la primera etapa de montaña seria de la ronda. Desde el principio, hasta su final en el inédito Balcón de Alicante, apenas hay descanso.

De hecho, el pelotón tendrá que ascender cinco puertos antes de llegar a las faldas de esta subida de 8,4 km al 6,2% en la que sus últimos cuatro son una auténtica pared, siempre en torno al 10% con rampas que alcanzan el 14%. Si a esto se suma el previsible calor que puede hacer en la costa levantina, convierte a esta jornada en un desafío para los favoritos a la general. Un ganador de la ronda como Ángel Casero subió con AS y dio sus impresiones.

Extremadura tenía ganas de Vuelta y la organización no sólo se acordó de esta región que en las últimas ediciones apenas había tenido protagonismo. Lo que sí fue una gran sorpresa es que una de las etapas que se desarrollan en suelo extremeño será una tan montañosa como la que acabará en la cima del Pico Villuercas. Se trata de un puerto muy duro y largo, 14,5 km al 6,2%. Su exigencia es constante hasta que las rampas de mayor porcentaje llegan en el tramo final.

Un puerto que nunca lo ha subido un pelotón profesional, pero sí hay precedentes en la Vuelta a Extremadura amateur en los años 90. Uno de los que lo entonces lo coronó fue el exciclista y columnista de AS, Santi Blanco, quien volvió a subirse a la bici para enfrentarse, tres décadas después, a las exigentes rampas que llevan hasta las antenas de una instalación militar abandonada que hay en su cima y que se ha convertido en una de las señas de identidad de este alto.

Si esta Vuelta de las Catedrales tuviera otro nombre, ese sería la Vuelta del Gamoniteiro. El coloso asturiano era una vieja petición de la afición que la organización quiso incluir en este 2021, a pesar del reto logístico que presenta. Lo cierto es que la etapa, la segunda en terreno asturiano, y muy cerca del final (jornada 18ª) es una de las más esperadas de los últimos años.

No es para menos. Precedido de clásicos como San Lorenzo, Cobertoria y Cordal, el Gamoniteiro se alza con 14,6 km al 9,8%, el puerto más duro de esta edición, que además cuenta con rampas que rozan el 20%. Un auténtico coloso que Dani Navarro, ciclista asturiano del Burgos BH que está disputando esta Vuelta, subió para analizarlo con AS.

La última gran sorpresa de esta Vuelta no se puede catalogar de coloso, sino de un trazado ratonero sin apenas un metro llano en su tramo final que tiene aroma a clásica... en carreteras gallegas. En los últimos 100 km de etapa se ascienden varios puertos muy duros, de carreteras estrechas en las que una persecución es desesperante debido al poco contacto visual que hay cuando alguien se fuga por delante.

La ascensión final, a Castro de Herville, en Mos, no tiene desperdicio con sus 9,7 km al 4,8%, pero con tramos que llegan al 12%, descansillos, nuevas rampas, curvas... Si a todos estos elementos le sumamos que es la penúltima jornada de La Vuelta, que es propicia para montar estrategias y que al día siguiente es la crono en Santiago, esta jornada se convierte en uno de los puntos claves de la carrera. En su diseño ayudó Óscar Pereiro, quien ejerció de anfitrión y la recorrió para AS.