El altavoz Amazon Echo será usado como testigo de un doble homicidio
El asistente de voz Alexa será esencial para resolver el caso de un crimen en Estados Unidos.
Está colocado en un lugar de la casa visitado con frecuencia, pero siendo como es un objeto, se le ignora hasta que es requerido. Se olvida fácilmente que hay un Echo de Amazon, un altavoz inteligente usado para muchas tareas distintas, pero precisamente por su naturaleza, el Echo está activo, en estado latente por si le damos una orden de voz con el comando adecuado, y listo para registrar lo que sucede en el entorno. Y como tal es un testigo ejemplar en un caso, que es lo que ha ocurrido precisamente en Estados Unidos en un crimen sucedido el año pasado.
“¿Jura decir toda la verdad…?”
New Hampshire, en el noreste de Estados Unidos: Jenna Pellegrini, de 32 años, y Christine Sullivan, de 48, son encontradas muertas en una casa del pueblo de Farmington, ambas apuñaladas. La doble escena del crimen es dantesca: Sullivan está cosida a puñaladas, con 43 incisiones, tumbada sobre el colchón de una cama en el piso superior, tapada con una lona junto a Pellegrini. Pero la escena del crimen está en el piso de abajo, en la cocina, con las paredes, la puerta de la nevera, etc llenas de salpicaduras de sangre. Incluido el altavoz Echo, situado en la encimera de la cocina, y al que una palabra en sí dicha durante el crimen podría haber activado a Alexa y, por tanto, registrarlo todo.
La casa es de Dean Smoronk, novio de Christine Sullivan y de viaje por Florida en el momento del crimen. Pero el detenido es Timothy Verrill, antiguo inquilino de esa casa y relacionado con el tráfico de drogas. Según la fiscalía, Verrill pensó que Sullivan era una informante de la policía, algo que le dijo a su amigo, Dean Smoronk, la mañana del asesinato, ocurrido el 27 de enero de 2017. De hecho, y para ponerle las cosas más fáciles a la acusación, la casa en sí de Smoronk estaba siendo vigilada como parte de una operación de tráfico de drogas, y por lo tanto varias cámaras registraron la llegada de Verrill con camisa de franela, cómo tapaba varias de las cámaras y cómo desconectaba el sistema de vigilancia después.
Volvemos al dilema: ¿Privacidad o Justicia?
Tras lo que sucedió esa noche, Verrill compra inmediatamente productos de limpieza, para eliminar el rastro de sangre según la fiscalía; y en los días siguientes acude a un sacerdote y es ingresado por ataques nerviosos y una cura de desintoxicación tras la que es detenido por el supuesto asesinato doble. Hay cuchillos envueltos en una camisa de franela en el jardín, una pala con sangre y el Amazon Echo de la cocina, clasificado como prueba de máxima relevancia.
Según el juez que lleva el caso señaló al Washington Post y como leemos en el País, “el tribunal considera que existe una causa probable para creer que los servidores o registros mantenidos por Amazon.com contienen grabaciones hechas por el altavoz inteligente de Echo desde el 27 de enero hasta el 29 de enero de 2017, y que dicha información contiene evidencia de delitos cometidos, incluido el ataque y la posible retirada de los cuerpos de la cocina”.
Pero, al igual que en el caso de la matanza 2015 de San Bernardino y el iPhone 5s del asesino, un caso vuelto viral porque Apple se negaba a desbloquear el móvil bajo las condiciones exigidas por el FBI -que básicamente buscaba que Apple le diese las ‘llaves’ de todos los iPhone-, Amazon quiere proteger los derechos de privacidad de sus clientes, aunque tampoco “busca obstruir ninguna investigación legal”. ¿Se repetirá la historia de hace 3 años?