Enseñan a un ordenador a componer sonetos como William Shakespeare
Podríamos definir un soneto como una “composición poética formada por catorce versos de arte mayor, generalmente endecasílabos, y rima consonante, que se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos”. Y en la realidad actual, en la que la Tecnología nos tiene dominados, podríamos definir el soneto como arte, algo que sólo un ser humano y nunca una máquina podría crear. ¿Seguro? Porque han inventado un ordenador capaz de componer sonetos e imitando además al mismísimo William Shakespeare.
Un ordenador que compone sonetos
Simplemente uno de los autores más trascendentales en la historia de las Artes, el hecho de que las obras de Shakespeare sigan adaptándose año tras año al cine, y de que básicamente los conflictos amorosos de Romeo & Julieta o la venganza de Hamlet sigan educando a las nuevas generaciones de escritores y directores, dan fe de lo esencial de la obra del dramaturgo y escritor inglés. Pero no sólo hizo obras de teatro (37 exactamente), sino que también compuso alrededor de 154 sonetos en vida. Puede que el Bardo de Avon lleve muerto 4 siglos, pero no su legado.
Un consorcio de investigadores de las Universidades de Toronto y Melbourne, junto con la división australiana del gigante informático IBM, han logrado enseñarle a una red neuronal artificial el arte de crear sonetos. Las obras del ordenador y su IA siguen una estructura y ritmo muy específicos, estando cada uno compuesto de 14 versos, dos tercetos seguidos de un pareado y vuelta a repetir la estructura varias veces.
La gracia del asunto es que los investigadores han entrenado a la IA con el estilo y palabras de las obras de Shakespeare, buscando “comprender si estas formas pueden ser aprendidas de manera automática de unos datos, sin depender en fuentes externas de conocimiento como diccionarios de pronunciación“.
Indistinguible de una composición humana
Entrenado con los 154 sonetos de Shakespeare además de otros 2.600 del Proyecto Gutenberg, el sistema es capaz de crear sonetos propios indistinguibles del que crearía una persona real. Eso sí, aunque gramaticalmente correctos, algunos expertos opinan que a estos sonetos ‘artificiales’ tienen una “falta de legibilidad y emoción”, un apartado en el que los investigadores se quieren centrar. No obstante, aunque suenen bien, lo cierto es que la red neuronal necesita ejemplos para aprender antes, por lo que si una cosa no copia la máquina es precisamente la espontaneidad y el pensamiento del proceso creativo.