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Ciencia y tecnología

Web, Deep Web y Dark Web, ¿qué diferencias hay?

El Internet superficial que conocemos es sólo una minúscula parte del real.

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Web, Deep Web y Dark Web, ¿qué diferencias hay?

De un tiempo a esta parte, términos como Deep Web o Dark Web han trascendido al gran público, y este se ha dado cuenta de que el inmenso Internet en el que navega a diario es sólo una minúscula parte del total. Citando el final de Ghost in the Shell, “la red es vasta e infinita“, pero antes separemos los términos: Internet es un sistema de redes de ordenador interconectadas que nació en plena Guerra Fría, en los años 60 de manos de la conocida DARPA, la agencia americana para la investigación de proyectos avanzados de Defensa. La WWW o World Wide Web fue creada en 1989 por el científico Tim Berners-Lee en el CERN, el laboratorio de investigación nuclear cerca de Suiza, siendo protocolos HTML y HTTP que son usados por navegadores para comunicarse con servidores.

Web o Internet Superficial

La metáfora más usada para describir los distintos niveles de la web es imaginársela como un iceberg o directamente el mar, ahora que estamos ya con la calor veraniega. Imaginad que estáis en la playa, y os metéis en el agua. La superficie sobre la que nadáis o el iceberg que veis de lejos es el Internet Superficial, lo que veis y navegáis a diario, todo aquello que es accesible a través de un buscador como Google o Bing y de navegadores como el viejo Explorer, Microsoft Edge, Firefox, Chrome, Opera, etc. Cuando lees esta noticia, o compras en Amazon, accedes a Twitter, ves streamings en YouTube, chateas por Messenger, todo eso es nadar en la web, que básicamente es apenas un 4-5% de toda la World Wide Web que existe, ‘apenas’ 1000 millones de sitios web que suman unos 17-20 Terabytes de datos.

Un diseño que ilustra los tres tipos de web que existen
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Un diseño que ilustra los tres tipos de web que existen

Deep Web

Toca sumergirse bajo la superficie, colocarse un snorkel y bucear unos metros para entrar en la Deep Web o Web Profunda, la parte del iceberg que no se ve y con la que chocó el Titanic, y básicamente todo aquello que no puede ser descubierto usando los buscadores habituales de Internet, y que Google y cía no tienen indexado por tanto. Los datos de la Deep Web son aquellos que siguen estando accesibles de forma pública, aunque hace falta un acceso especial para llegar a ellos. Hablamos de bases de datos privadas como las de los hospitales, registros académicos, los datos de la Seguridad Social, tus fotos de Instagram y cosas que hacen falta credenciales como la contraseña que usas cuando accedes a tu email, a tu cuenta bancaria, etc. A diferencia de la superficie, la Deep Web se estima que es entre 500 y 5000 veces más grande que el Internet Superficial, con unos 600.000 millones de páginas web y documentos que pesan unos 7.500 TB.

Dark Web

Para ver el naufragio del Titanic hay que descender casi 3 horas unos 3 kilómetros hacia abajo, a una zona del océano en la que la luz del sol no llega. Esa sería la Dark Web, una parte de la Deep Web diseñada para estar todavía más oculta, y a la que no se puede acceder si no es usando una tecnología que fue creada por investigadores militares en los años 90, para permitir que las agencias de Inteligencia se enviasen datos e informes usando Internet pero de forma anónima, sin que los usuarios pudiesen rastrearlo. Llamado the ‘Onion Router’, el router cebolla por su sistema de cifrado en capas, popularmente se le conoce de otra forma, TOR, y seguro que os suena si sois fans de series como House of Cards.

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Esta red anónima, imposible de indexar, nació con un fin loable, pero se ha ido transformando en el sitio ideal para actividades ilícitas sin riesgo de que te pillen. En la dark web operan las agencias de Inteligencia, y puede usarse en situaciones como comunicarse con el exterior en una zona con un régimen opresivo que controla el Internet Superficial, pero también es un gigantesco mercado negro de todo, desde mercenarios, hackers y asesinos que cuelgan su lista de tarifas hasta compra-venta de cualquier tipo de droga, webs de contenido violento, de tortura, de pornografía infantil, de ventas de armas, de exploits y bots para quienes quieran dedicarse la cibercrimen, de movimiento de grandes cantidades de dinero digital que no deja rastro, de venta de documentos falsificados, foros de grupos terroristas y extremistas, etc.

También existen las llamadas ‘Honeypots’, webs falsas creadas a posta por organismos como el FBI o la CIA para ‘cazar’ en el acto a quienes vayan buscando contenidos al margen de la legalidad. Es cierto que hay veces en que la justicia ha conseguido cerrar sites en la Dark Web -ahí tenemos el caso de Silk Road, el eBay de las drogas-, pero básicamente es un sitio casi casi  imposible de rastrear, en el que es muy fácil no dejar pistas, y al que no es difícil entrar, pero siempre bajo tu propio riesgo dado el contenido que tiene. Para que os hagáis una idea, del 100% que ocupa Internet, Google, Bing y cía solamente pueden mostrar alrededor de un 4-5% de este, por lo que hablamos de un 95-96% de contenido que nunca veremos a través de la web que solemos usar a diario.