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EUROBASKET 2022

Mateusz Ponitka: un triple-doble histórico en un año de perros

Mateusz Ponitka, otro a la cuenta del triple-doble del EuroBasket: 26+16+10 ante Eslovenia. Y después de un año en el que tuvo un percance grave de salud.

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Mateusz Ponitka: un triple-doble histórico en un año de perros

El Eurobasket de Polonia se va a recordar por muchos años en el país. Su pase a semifinales, en las que se jugarán una medalla con la poderosa Francia, responde a un trabajo de años. Sin altibajos se mantienen en la 13ª posición de la lista mundial de equipos masculinos de la FIBA. No han cosechado grandes logros, pero están y seguirán estando. Como dato curioso, recalcar que en las ventanas clasificatorias para el Mundial de 2023 han perdido más encuentros, cuatro, que en este torneo. Es una hazaña que les lleva a lo más alto. Eliminar al vigente campeón lo hace todo un poquito más feliz. Eslovenia claudicó ante el juego frenético de los polacos, remontando para terminar cayendo igual, y dejando con cara de muy pocos amigos a un Luka Doncic que llegaba tocado y se fue hundido. En la gesta tuvo una actuación especial uno de los clásicos de la selección polaca: Mateusz Ponitka.

El alero de Ostrów Wielkopolski se marcó unos cuartos de final para la historia. Sus números fueron los siguientes: 26 puntos, 16 rebotes y 10 asistencias para 41 de valoración tras 35 minutos; 5/13 en tiros de tres, 3/4 en tiros de dos y 5/6 en tiros libres. Sus lanzamientos fueron el cemento que compactó los ataques más nerviosos de Polonia en la cuarta manga, cuando Eslovenia había remontado una desventaja de 23. Con el temple y saber hacer de Mateusz, aparte de las actuaciones de otros como Zyskowski, Balcerowski o Slaughter, se decantó la balanza a favor de Polonia. Ese dato estadístico de Ponitka es sólo la cuarta vez que se ve en un Eurobasket.

Ponitka es el cuarto jugador que ha conseguido un triple-doble en un campeonato de Europa de baloncesto. El primero fue Stojko Vrankovic en un Croacia-Grecia del Euro de 1993, en el partido por el bronce: 12 puntos, 13 rebotes y 10 tapones. Dos año después fue Toni Kukoc, también con aquella legendaria Croacia, el que lo logró: 15 puntos, 12 rebotes y 11 asistencias. Hubo que esperar a 2017 para ver al tercero y fue con relativa sorpresa: Andréi Mandache, un jugador rumano, consiguió 14 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias ante Montenegro aquel año.

Lo que realmente tiene mérito es haber conseguido relanzar la carrera después de lo mal que lo ha pasado. El 2022 de Mateusz Ponitka ha sido uno de ésos que no deseas ni a tu peor enemigo, aunque en el caso del protagonista de Polonia se va enderezando a golpe de canastas.

El retrato del ‘annus horribilis’ de Mateusz Ponitka

Cuando estalló la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia, los tres equipos de la Euroliga vieron rápidamente como algunos de sus jugadores abandonaban la disciplina para volver a sus países de origen. Ponitka, en el Zenit, se marchó a casa pero volvió al poco tiempo. El club, incluso, hizo un comunicado catalogando la huida esporádica de sus jugadores como un periodo vacacional, sin vincularlo a la guerra por la que estaban a punto de ser expulsados por la Euroliga para, de momento, no volver. Ese regreso a Rusia perteneciendo a un país como Polonia, perfecto conocedor del papel geopolítico de Rusia y de la peligrosidad de ese movimiento militar, le valió una reprimenda de Marçin Gortat, el jugador polaco más importante de este siglo. El exNBA acusó a Mateusz de ser “un individualista”: “Siempre caminó por sus propios caminos. Es triste que sea el capitán de nuestro equipo. Hay que recordar que el brazalete de capitán se lo dio el presidente. Ahora recoge doblemente las críticas por desempeñar tal función”. Tras el escándalo en su país natal, intentó arreglarlo con un comunicado y yéndose definitivamente del equipo. Pero no quedarían ahí las críticas. Este verano, en la concentración de Polonia, el que se ha tirado a su cuello ha sido su propio hermano Marcel, recientemente fichado por el Zaragoza. Mateusz es acusado directamente de influir en los descartes de la convocatoria, como fue el caso de un Marcel que dejó claro que no tenía “nada que esconder”: “Me dijeron que el entrenador no tenía ningún problema y que Mateusz no me aceptaba en el equipo ni veía posibilidad de trabajar conmigo. Y creo que esa falta de adaptación no sólo ha sucedido en mi caso. No sé por qué Mateusz me desacredita continuamente y se interpone en el camino que sigo en mi carrera. Debería sentarse y tener una charla de tú a tú en vez de jugar así a mis espaldas”. Esto, de nuevo, no es lo grave.

Ponitka se llevó un golpazo en la nariz durante un entrenamiento con el Zenit de San Petersburgo el 26 de enero. Estaban a punto de recibir al Efes. Pasó por el hospital y disputó el partido, aunque no recuerda nada del mismo. Según cuenta también, un viaje posterior cambió su estatus. Primero fueron a Vitoria a jugar con el Baskonia. La baja temperatura en Rusia había mantenido oculto el dolor, que sí se acrecentó al llegar a España. “No puede jugar ese día. Estaba sangrando todo el rato y había pasado una mañana horrible”, dice. El doble enfrentamiento semanal llevaba a un segundo encuentro en la capital del país. Los médicos del Real Madrid, ante la queja ostensible del jugador, le inspeccionaron y recomendaron que pasara inmediatamente por el quirófano. “El área nasal no paraba de emanar. No podía respirar ni dormir y llevaba ya dos días así. Y me pusieron en la cama del hospital”, añade. El polaco recibió después un diagnóstico que no esperaba: “La doctora me dijo: ‘Mira, está aquí tu mujer y es buen momento para decírtelo. En los tres días siguientes podrías haber tenido una infección completa de la nariz, que ya está cerca del cerebro. Cuando hubiera empezado la sepsis, habría empezado tu muerte. En tres días más podrías haber fallecido’. Ésas fueron sus palabras, no las mías”. Mateusz parece, pese a ello, haber pasado página: “Tampoco quiero apuntar a nadie con el dedo, pero se cometieron muchos errores”. Después de las tres semanas de recuperación tras operarse llegó el parón mencionado por la guerra y su temporada y parte de su carrera se fueron al traste.

Con todos los problemas antes relatados se quedó sin equipo. Este verano, al ver que se reducían sus opciones, decidió aceptar un contrato temporal. Estará tres meses con el Reggio Emilia de la Serie A italiana. Después de esta asombrosa actuación frente a Eslovenia, y a lo que falta de Eurobasket, el teléfono de su agente volverá a sonar con casi toda seguridad.