Récord de internacionalidades hasta que llegó Navarro, agradece su entrada al Hall of Fame del baloncesto español: "Es un reconocimiento a mi pasión".
Elegido por el prestigioso L'Equipe como mejor jugador europeo de la década de los ochenta, Juan Antonio San Epifanio (12-6-1959), Súper Epi, fue el rey del Palau, el líder del Barça más reconocible de la historia que desafió y tumbó al Real Madrid de Petrovic y Fernando Martín; y que sólo se estrelló contra la Jugoplastika en la vieja Copa de Europa. Epi también fue el alero que levantó al país en sus 239 internacionalidades y que perteneció a la Selección de Díaz Miguel que convirtió el baloncesto en un deporte de masas en España. Su trilogía de partidos mágicos con la Selección es esta: "La final del Eurobasket de 1983 (España-Italia), la final olímpica de 1984 de Los Ángeles, y el España-Estados Unidos del Mundial 1982 en Cali). Fuimos una generación triunfante en un momento en el que el deporte de equipo en España no tenía grandes éxitos. La plata olímpica de Los Angeles dio una ilusión tan grande que multiplicó los practicantes y simpatizantes del baloncesto", reflexiona Epi, que ahora entra en el Hall of Fame del baloncesto español, que celebrará su gala el próximo 21 de octubre, en el estadio de La Cartuja (Sevilla).
"Para mí, entrar en el Hall of Fame es un honor y un reconocimiento a tantos años de dedicación a algo que me apasiona y que ha llenado muchos de los mejores momentos de mi vida. Los valores que yo veo que debe transmitir un miembro de un salón así son los de superación, dedicación y trabajo en equipo", cuenta sobre su ingreso el jugador nacido en Zaragoza y apadrinado por Ranko Zeravica a su llegada a Barcelona.
Un Epi de estos días, astuto en la salida de los bloqueos, infalible en el lanzamiento, hubiese tenido un sitio en la mejor competición del mundo. Aunque fue muy feliz en el Barça, donde su camiseta cuelga del Palau y todavía acude a ver a los azulgrana cada partido, cruzar el charco hubiese sido un sueño: "En mi época, la NBA se veía muy lejana. Actualmente, todo es más cercano, es un mundo global. Las redes, la movilidad, la televisión e incluso el dinero, la convierten en mucho más atractiva que entonces. Me hubiera gustado probar hasta dónde hubiera podido llegar...".
"Fuimos una generación triunfante; la plata olímpica de Los Ángeles multiplicó los simpatizantes y practicantes del baloncesto"
En Europa tocó el cielo. No sólo fue elegido mejor jugador de baloncesto de la década por L'Equipe, también fue escogido entre los 50 mejores de siempre por la FIBA. Ganó casi todo: Ligas, Copas, Korac y Recopas a equipos tan poderosos como el Zalgiris de Sabonis. Pero la Copa de Europa siempre se resistió..., la maldita Jugoplastika. "Fue mi gran ilusión siempre, pero el destino a veces es caprichoso y no te deja conseguir lo que más anhelas. Pero tuve muchos triunfos y disfruté de todos".
Jugador con más internacionalidades hasta que lo superó Navarro ("durante 23 años fui el jugador con más; sabía que alguien me superaría algún día, y también sabía que quien lo hiciera tendría que ser alguien que marcaría una época gloriosa en el baloncesto nacional"), Epi ve buena salud en nuestro baloncesto pese al periodo de transición: "España sigue trabajando en buena línea y los jóvenes seguirán estando a un gran nivel en el futuro".