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JUAN ANTONIO CASANOVA

"Pongo a Pau Gasol ya cerca de Sabonis y Drazen Petrovic"

Inspirado en Alfredo Relaño y sus ‘366 historias del fútbol mundial que deberías saber’, el histórico JAC publica ‘366 historias de baloncesto’.

"Pongo a Pau Gasol ya cerca de Sabonis y Drazen Petrovic"
Gorka LeizaDiaro As

El título de su libro se inspira en el ‘366 historias de fútbol’ del director de As, Alfredo Relaño.

No hay ningún secreto. Él me dio la idea con su libro 366 historias de fútbol. En el momento que lo leí estaba de plena actividad periodística (JAC, como le conocen sus cercanos, está jubilado) pero cuando estaba a punto de jubilarme me dije: por qué no hacer algo parecido. Seguro que en el primer momento que lo pensé no caí en la cuenta del trabajo que me iba a dar…

¿Cabe el baloncesto en 366 historias?

No, seguro que no. No pretendo hacer ninguna historia global del baloncesto, creo que eso es imposible. Esto pretende ser un compendio agradable de leer y que explique algunas historias. Unas, obligadas, como los éxitos de la Selección y de Pau Gasol en la NBA. Otras, menos conocidas. Eso sí, es un libro fiable con los datos. Antes lo importante era contar cosas. Era menos importante si habían ocurrido uno o dos días antes. Por eso, como quería colocar cada acontecimiento en su fecha, debía ser riguroso. No podía poner una historia donde no correspondía.

¿Y en qué archivos ha encontrado ese rigor?

En el caso español, buscando en más de una fuente y hablando con protagonistas. Y en el baloncesto FIBA no español, igual.

Hay poca bibliografía del baloncesto. ¿Tiene eso algo que ver con que el baloncesto no se haya consolidado como deporte de masas o es al revés?

Tiene que ver. Ha habido poco interés de salirse del día a día y hacer algo más porque eso da mucho trabajo y nadie ha tenido suficiente interés. Y consideraba que igual no era bien pagado. No económicamente, sino con reconocimiento. Es distinto en la NBA. Allí hay una documentación que te abruma. Cada día tiene ocho o diez reconocimientos documentados y sabes que ahí no te equivocas. Fuera de ahí es muy complicado. Tienes que hablar con amigos, buscar gente en el extranjero…

Cuando se plantea hacer las 366 historias, ¿primero eligió aquellas en las que estuvo en directo y le transmitieron emociones o prefirió tirar por orden de importancia o de curiosidad?

No quería que el libro fuera unas memorias porque hay cosas que igual no tienen más interés para el público mayoritario. Obviamente, las que vives en primera persona son distintas. Puedes contar detalles que sólo uno ha vivido. Puede haber un 10 por ciento en el libro, pero he querido que no faltara casi nada realmente relevante.

¿Por ejemplo?

Los éxitos de la Selección, de Gasol, los 100 puntos de Chamberlain... Y a partir de ahí, hay fechas en las que ha habido que escoger…, pero en otras no era fácil encontrar algo relevante. Junio y julio es complicado, pero ese era el reto. Tal vez alguien pueda pensar que hay alguna historia menos interesante.

¿El libro es más documental, literario o periodístico?

Hay de todo. Cuando hablo de un jugador concreto, no falta la referencia a lo que ha hecho el jugador durante su trayectoria. Hay historias con números, otras por ejemplo en las que prima el sentimiento... Chris Paul estaba muy unido a su abuelo y lo asesinaron a la salida de un establecimiento. Él estaba en el instituto y se prometió que en el primer partido que jugase haría tantos puntos como su abuelo. Su abuelo tenía 61 años… hizo 61 puntos. Y luego hay anécdotas con gracia.

¡Cuente!

Hubo un viaje de España a Filipinas. La FIBA les había quitado el Mundial porque allí había ya profesionalismo. Estaba como presidente el tantas veces nombrado general Querejeta, que era un gran patriota. Les soltó una arenga a los jugadores y les avisó de que iban a un gran país al que España había llevado la religión. España jugó allí y ganó. Al acabar, bajó al vestuario y les dijo a los jugadores: la patria está orgullosa de vosotros. Los felicitó uno por uno a todos… menos a Miguel González: se había quedado sin jugar y no le felicitó. Ese viaje tiene más historia. Alfonso Martínez, fuente inagotable de anécdotas, estuvo persiguiendo a los empleados del hotel porque los jugadores, antes de irse a entrenar, abrían las ventanas de las habitaciones porque hacía calor. Cuando llegaban, se encontraban las ventanas cerradas. Resulta que era 1962 y en Filipinas sí estaba ya instalado el aire acondicionado… que Alfonso Martínez y los jugadores españoles no sabían ni lo que era.

Dicen que usted fue uno de los pioneros en viajar a Estados Unidos para escribir sobre NBA. ¿Ha tenido preferencia a la hora de escoger en el libro entre historias de baloncesto estadounidense o FIBA?

No. Yo empecé a viajar en el año 1973, en el Eurobasket de Barcelona. Le contaré una anécdota personal. Yo entré en La Vanguardia en la sección de Internacional. En aquella época, 1972 y Guerra de Vietnam, trabajar en las secciones de Internacional de La Vanguardia o ABC era lo máximo porque eran secciones admiradas. Yo entré ahí para traducir unos teletipos que salían desde el New York Times sobre la Guerra de Vietnam. Pero a mí me gustaba el deporte y le pedí al director, Horacio Sáenz Guerrero, el cambio de sección. Me dijo: ay, hijo mío, te lo has pensado… Pasé a deportes. Era 1973 y era el Eurobasket en Barcelona. Me fui a acreditar. Era teóricamente tarde. Me dijeron: de La Vanguardia se han acreditado cuatro. Y sólo escribía uno de básket… Resultó que Saporta regalaba una televisión portátil a todo el que se acreditaba. Luego fui a Estados Unidos. Recuerdo viajar ex profeso allí para hacerle una entrevista a Magic Johnson. En esa entrevista dijo por primera vez que le haría ilusión participar en los Juegos Olímpicos.

¿Cuál es el momento a nivel periodístico que más le ha impactado in situ?

Los Juegos de Moscú. Se paró todo. Sólo se permitía circular al transporte oficial. Imagínese hacer eso en Madrid o aquí en Barcelona. Allí las enormes avenidas eran para el transporte oficial. Y a nivel personal, disfruté mucho de la Copa de Europa que ganó el Joventut ante el Olympiacos. Para mí el Joventut siempre ha sido especial, lo digo ahora que lo está pasando mal. Hubo un momento en el que la Selección junior tenía siete jugadores. Viajar con el Joventut era divertidísimo. El Mundial de Saitama…

Ha acompañado a la Selección de baloncesto muchos años. ¿Se esperaba que llegase a este nivel?

Qué va. Los grandes éxitos cuando yo empecé eran anécdotas. ¡En 1977 nos fuimos a Segunda División! Hubo que jugar un Europeo B en Grecia y jugamos el Europeo A en Siena. Ganamos a Rusia en el gran día de De la Cruz contra Tkachenko. Eran alegrías de un día. Luego quedamos sextos. Ni yo ni nadie podríamos pensar que lo normal sería estar en el podio.

Está poniendo en marcha un libro sobre los forjadores de la ACB. ¿Qué le pasa al baloncesto para vivir esta crisis estructural en España?

Cuando más creció el baloncesto y el fútbol estaba de capa caída, la gente del fútbol supo estar junta para no perder estatus. La gente del baloncesto se dividió, nos creímos muy buenos todos. Ese fue el primer problema. Luego, el deporte se ha hecho de pago. Las audiencias se fragmentan y la oferta de ocio se ha multiplicado… El baloncesto es una más. Y luego, la ACB y los clubes han perdido el espíritu inicial de sacrificar lo particular en favor del colectivo. Se notó mucho la marcha de Portela y Bertomeu. Echo en falta una figura como la de un comisionado de la NBA en la que la gente ponga su confianza.

¿Una especie de Tebas en el baloncesto? Algo polémico pero que ha disparado LaLiga.

Llámelo presidente ejecutivo o como quiera. Pero que la gente acepte su criterio y haya un bien común. Algo hay que hacer, es evidente.

Y como alguien que vivió las Ventanas en su momento, ¿está a favor o en este baloncesto ya no caben?

Tal y como están concebidas, no tienen cabida. Es necesaria una mesa de gente entendida con gente neutral como los periodistas. No tiene sentido que la FIBA y la Euroliga no se pongan de acuerdo en montar un calendario coherente. No puedes montar unas Ventanas FIBA sabiendo que 25 jugadores no van a estar. Le reprocho a la FIBA esa ceguera. La FIBA ni se plantea reclamar a los jugadores de la NBA porque sabe que se ríen de ellos. Y se los piden a la Euroliga.

Vamos terminando. ¿El mejor jugador que vio en una pista de baloncesto?

Arvydas Sabonis y Drazen Petrovic son los mejores jugadores que vi en acción. Pero ya tengo que poner muy cerca de ellos a Gasol.

¿Y en la NBA?

Michael Jordan es el mejor jugador de la historia del baloncesto. Eso lo tengo bastante claro.

Aparte de ser el autor, ¿por qué recomendaría su libro?

Si le interesa el baloncesto, conocerá cosas que no sabía. Y si no, pasará un buen rato 366 veces al año.