FEDERACIÓN ESPAÑOLA

Garbajosa: “El baloncesto es fiesta e ilusión, no conflicto”

Jorge Garbajosa comenzó a trabajar en la FEB nada más retirarse (después de los Juegos de Londres de 2012). Tras cuatro años, el de Torrejón quiere dar un paso al frente y convertirse en el sustituto de José Luis Sáez en la presidencia.

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Garbajosa: “El baloncesto es fiesta e ilusión, no conflicto”
Rafa Aparicio

¿Cuál es el punto fuerte de su programa?

—Pretendo innovar y modernizar la Federación. La experiencia que tiene la FEB en la organización de grandes eventos se puede abrir a otras Federaciones. Queremos hacer una reforma estatutaria, separar claramente las funciones políticas y ejecutivas de los directivos de la casa.

—Todos hablan de más transparencia. ¿Cómo lograrlo?

—Incluyendo la figura del director de cumplimiento: una persona que está dentro de la estructura, pero externa, y que vela por el buen funcionamiento. Es el policía dentro de tu casa.

—La etiqueta de continuista, ¿le molesta?

—No, me aburre. Pregunto, ¿por qué continuista?

—Por su relación con Sáez.

—En su día me lesioné e hice un esfuerzo por estar con la Selección. El presidente me echó una mano pero, ¿eso significa que nueve años después soy continuista? Es surrealista. Continuismo es ganar medallas, ser innovador, conseguir patrocinadores, organizar grandes eventos... ¿Quién no quiere eso? Pero no se ha hecho un buen trabajo con el tema de las Ligas. He hablado con varios clubes y ellos compran el mensaje.

—Habla de las Ligas. ¿Son su principal preocupación?

—Sí. Necesitamos invertir en dos sentidos: en recursos humanos y económicos. Hay que hacer el producto atractivo para las empresas.

—¿Cómo?

—Hace falta un lavado de cara. Crearía una comisión de expertos, independiente del área deportiva, compuesta por dos miembros de la FEB y representantes de los clubes. Se encargaría del seguimiento, de implementar propuestas y de ver los resultados. Las Selecciones son el gran escaparate, pero nuestro músculo y nuestro corazón son las Ligas.

—En el caso de la LEB, ¿el canon ACB es su mayor losa?

—El canon no ayuda. Soy un fiel defensor de que tienen que imperar los criterios de competición, pero hay más cosas. Es sano para el baloncesto que haya ascensos y descensos, que ese sea nuestro draft.

—Explíquese.

—Necesitamos que entren jugadores nuevos, equipos, inversores… Eso hace que la competición esté viva. Pero la culpa no es sólo del canon, la culpa también es nuestra que no le hemos puesto toda la atención que merece.

—¿Le ve solución al canon?

—Nada es blanco o negro; todo tiene matices. El precio del canon está fuera de mercado. Las circunstancias han cambiado. Se pueden buscar facilidades.

—La guerra entre FIBA, ACB, Euroliga… ¿Es reconducible?

—Es agotador. No soy tan iluso de pensar que si soy presidente todo será maravilloso. Pero sí creo en un cambio de tendencia. Ahora la FIBA y la Euroliga están enemistados y nos salpica a nosotros. Somos tremendamente aburridos. Quiero salir de ese conflicto.

—¿De qué forma?

—Mi mochila está vacía. No tengo un pasado que me impida poder negociar con alguien. Vengo limpio y mi intención es tender puentes. Si nosotros damos una imagen de unión, si renovamos los convenios, si vamos en la misma dirección... Mi ilusión sería hacer un baloncesto 365 días.

—¿Baloncesto 365 días?

—Que todos los días tengamos noticias de baloncesto. Cada uno debe velar por sus intereses y gestionar sus competiciones, pero si todo eso forma parte de un paraguas común vamos a ser más eficientes. Las empresas huyen del conflicto. El baloncesto es competición, éxito, ilusión, familia, fiesta; no conflicto y sanciones. Si cambiamos esa tendencia el baloncesto crecerá.

—¿Otras vías de crecimiento?

—El 3x3 parece que será olímpico en 2020 o 2024. Es un producto muy atractivo. ¿Por qué no crear la Liga española de 3x3? Que no sean eventos localizados o de promoción. Que sea una competición con jugadores especializados, con las federaciones autonómicas trabajando en ello.

—¿Cómo ve el cambio generacional en la Selección?

—El reloj generacional lleva ya enmarcha mucho tiempo. No nos damos cuenta porque seguimos ganando. El MVP de la Liga ha sido Llull y está en su plenitud. Sergio, Mirotic o Ibaka, Ricky… Los jugadores encontramos aquí una familia, un sentimiento de unión más allá de lo deportivo. Eso necesita una serie de inversión en tiempo y cariño. Yo primero lo he recibido y luego lo he dado. Esta generación pasará, pero hay que conseguir que los jugadores tengan esa sensación de familia y que se sientan como en casa.

—¿Y la femenina?

—Este equipo no sólo consigue medallas, es un grupo de los que engancha. Alba Torrens, Marta Xargay, Anna Cruz… empiezan a ser referentes. Hay que valorarlas mucho. El tercer motor principal es la organización de grandes eventos internacionales. Queremos hacer el Eurobasket de 2021.

—Con el virus FIFA criticado, ¿por qué ahora la FIBA quiere partidos dentro del calendario de los clubes?

—Nosotros estamos adscritos a la FIBA y somos muy disciplinados con sus decisiones. Es una manera de darle valor durante la temporada a los equipos nacionales. Es más complicado por los NBA.

—Pero ¿el producto no será un poco descafeinado sin NBA y con rivales más asequibles?

—Por eso hay que lograr un calendario común. Se puede ver como un escenario perfecto para que otros jugadores den un paso al frente. Esto puede facilitar la transición. Por otro lado, también es una fuente importante para hacer crecer el baloncesto en países emergentes. Nunca llueve a gusto de todos, pero si es con la intención de que crezca el baloncesto, bienvenido sea.

—Muchos jugadores se han quejado del calendario. El miércoles terminó la ACB y el 1 de julio se concentra ya la Selección.

—He dejado temporalmente la FEB por una cuestión de transparencia, pero era mi gran preocupación. No es lo mismo Ricky, que lleva un tiempo de vacaciones, que Rudy, que además arrastra molestias. Es difícil cuadrarlo y al final el que lo paga es el jugador. Si todo son posturas de fuerza, no se va a encontrar una solución. Por eso hay que tender puentes. Sin jugadores no hay baloncesto. Tampoco sin árbitros, sin técnicos… pero los jugadores son nuestra gran estrella. Lo hemos visto en la final de la NBA con Curry y LeBron.

—Y ninguno de los dos estará en los Juegos Olímpicos.

—Las temporadas son agotadoras. La idea es coordinar el calendario y que todos tengan su cuota y su espacio sin perjudicar al jugador. No les castiguemos, ayudémosles porque son los que nos hace crecer.

—Una ACB sin playoff acortaría la temporada.

—Cuando hablo de tender puentes, también lo hago de respetar autonomías. Eso es una decisión que tendría que tomar la ACB. ¡Bastante tengo con organizar mi casa! Pero este playof­f ha sido muy atractivo.

—Si sale elegido será otro presidente exjugador (Sabonis, Kirilenko...)

—No creo que sea una moda, sino una tendencia motivada por el cambio de mentalidad de los jugadores y del sistema. He jugado en varias Ligas, incluida la NBA, y he intentado aprender de lo que me rodeaba. Ese bagaje nos ayuda. Que la gente vea referentes en los órganos de gestión es también importante.

—¿Cuenta con José Montero en su equipo?

—Es clave en cualquier estructura. Ha trabajado en dos ámbitos claves: la FIBA y la organización de grandes campeonatos.

Un trotamundos fiel a la Selección

Jorge Garbajosa ha sido un trotamundos: España, Italia, EE UU y Rusia. En todos esos sitios aprendió algo y con ese bagaje quiere liderar ahora la FEB. Comenzó tarde (al principio le tiraba más el fútbol) y llegó a Vitoria. Tras unos años en el Baskonia, aterrizó en el Benetton, donde coincidió con Mike D’Antoni y Ettore Messina. Su periplo en Italia duró cuatro años, después regresó a España para jugar en el Unicaja. Málaga consiguió dos títulos con él en la pista: la Copa de 2005 y un año después la ACB, gracias a un triple suyo. Su siguiente parada fue EE UU. Con los galones de campeón del mundo (y miembro del quinteto ideal) llegó a Toronto para, a sus 29 años, ser incluido en el quinteto de novatos. En marzo se rompió el tobillo, aunque se recuperó contrarreloj para llegar al Eurobasket de Madrid. “No sólo lo volvería a hacer, sino que estoy muy orgulloso de lo que hice”, recuerda. Luego llegaron el spanish Khimki de Scariolo, el Madrid y el Unicaja para cerrar su ciclo.

En 2012, tras los Juegos de Londres, puso punto y final a su carrera. Iba a cumplir 35 años. Comenzó a trabajar en la FEB como intermediario entre la Federación y los jugadores. Cuatro años después, quiere dar un paso más y ser presidente.