As.com

LOS TENIS SIEMPRE LIMPIOS

Guantazos de toda la vida

Murray y Wawrinka.

GLYN KIRK

AFP

La generación useless ha sido un debate recurrente todos estos años, pero no por repetido deja de dar rabia. En este mes de octubre, todos estos Cilic, Dimitrov, Goffin y demás han vuelto a recibir un guantazo de realidad. Y esta vez no por parte de los nuevos habituales (qué también, con Medvedev ganando Shanghái; Rublev, Moscú; y Shapovalov, Estocolmo), sino por los protagonistas de toda la vida.

Ya han pasado casi veintiocho meses desde Wimbledon 2017, la última vez que Murray jugó como número 1 en el ránking ATP antes de decidir parar. Tuvieron que pasar muchas exhibiciones, torneos de dobles y alguna wildcard desperdiciada en primera ronda hasta que el británico se volvió a sentir competitivo. No se le cayeron los anillos ni para mejorar más su ránking de dobles que el de individuales ni para jugar el Challenger de Mallorca este verano. Incluso se llegó a rumorear una posible retirada, pero en Amberes consiguió volver a levantar un título ATP. Estaría bien preguntarle si ha sufrido más para resucitar de esta manera o para lograr aquel Wimbledon 2013.

Andy Murray no pudo contener las lágrimas tras ganar la final de Amberes.

En la final de Bélgica ganó a Wawrinka, un jugador con una historia muy similar. De hecho, paró en el mismo momento que Murray, en verano de 2017, y se operó ese mismo mes de agosto. Su recuperación, sin ser menos complicada, sí fue más rápida y ha podido jugar con más normalidad desde el año pasado. Ya llegó a la final en Róterdam, mostró un gran nivel en su amado Roland Garros y en el US Open tuvo que llegar Medvedev para pararle. En París se deshizo de Cilic y tuvo opciones de meterse en Londres (donde sólo uno de los ocho tiene entre 24 y 31 años), algo impensable a principios de temporada.

Dos leyendas del tenis que han levantado una situación muy complicada. Y no en el marcador, donde lo han hecho tantísimas veces y su talento es indiscutible, sino en la vida, valiéndose de una actitud irreprochable, ejemplo de los valores que todo deporte querría representar. Mientras, a Dimitrov le preguntaron después de vencer a Goffin que si, viendo sus buenas últimas semanas, esperaba un nuevo Grigor en 2020: “Eso espero, pero nunca se sabe…”. Es gracioso, pero no tanto cuando miras el ránking ATP o intentas recordar los títulos que has ganado estos dos últimos años. ¿Se habría escuchado una frase así en la boca de Murray o Wawrinka en sus procesos de recuperación? El talento no se les discute, la ambición ya nadie la espera.