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EL QUINTO CUARTO

LeBron James, la cumbre del trabajo de Magic Johnson y Rob Pelinka

LeBron James, la cumbre del trabajo de Magic Johnson y Rob Pelinka

Ken Blaze

USA Today Sports

Cuando los Lakers nombraron a Magic Johnson presidente de operaciones el 21 de febrero de 2017 hubo cierto escepticismo entre periodistas y aficionados. Algunas opiniones en las redes sociales de la leyenda de la franquicia angelina sobre jugadores y traspasos habían resultado chocantes y surgieron dudas sobre su capacidad para llevar con éxito la reconstrucción del equipo en el que se convirtió en un icono del baloncesto. No era difícil toparse con alguna broma al respecto en Twitter. Le achacaban vivir alejado de la realidad de la NBA actual. Pero el tiempo ha demostrado que no pudieron estar más equivocados.

El tándem que Earvin Johnson Jr. ha formado con Rob Pelinka, el general manager que él mismo nombró con el beneplácito de Jeanie Buss (la máxima dirigente de los Lakers es otro de los factores decisivos en el nuevo rumbo positivo de la franquicia), ha demostrado manejarse con una gran eficacia. Hasta el fichaje de LeBron James, la cumbre de la labor de ambos hasta la fecha, han ido dando pasos en la dirección correcta desde el primer día. Magic sabe manejarse en las negociaciones, como ya había demostrado en su vida de empresario de éxito, tiene carisma y lleva consigo el respeto que le otorga ser un mito del deporte de la canasta. Pelinka, exagente de Kobe Bryant, posee una excelente red de contactos y conoce bien la NBA tras haber sido uno de los representantes más reconocidos de la competición. La química entre ellos funciona y su trabajo, en una franquicia que había perdido el atractivo para las estrellas, ha vuelto a poner a los Lakers bajo los focos.

Magic Johnson y Rob Pelinka, en un partido de los Lakers.

Si uno repasa sus operaciones, hay pocas dudas de que su labor merece reconocimiento. Vayamos cronológicamente. El primer movimiento con el que se estrenó Magic, antes incluso de fichar a Pelinka, fue el traspaso de Lou Williams nada más aterrizar en las oficinas del Staples Center. Envió al escolta a Houston por una primera ronda del draft de 2017 (y Corey Brewer, jugador con el que no contaban y que más adelante acabó siendo cortado). Ese pick, que finalmente fue el 28, posteriormente lo intercambiaron por el 30 y el 42 de los Jazz. Del primero salió Josh Hart, uno de los prometedores jóvenes con los que ahora cuenta el equipo.

La siguiente operación de los Lakers se convirtió en un indiscutible éxito. Magic y Pelinka sacrificaron a una de sus perlas, D’Angelo Russell, número 2 del draft de 2015, con el objetivo de quitarse de encima el tóxico contrato de Timofey Mozgov (tenía pendientes tres años y 48 millones de dólares por cobrar). Ambos jugadores pusieron rumbo a Brooklyn y los Lakers recibieron a Brook Lopez, quien iba a afrontar su último año de contrato, y el pick 27 de ese draft, el mismo que el de Hart y Lonzo Ball (número 2), base que cubrió el hueco dejado por Russell. Esa elección que llegó de los Nets la aprovecharon los californianos para seleccionar a Kyle Kuzma, un robo de esa promoción que entró en el All-Rookie First Team de la NBA 2017-18. Espacio salarial creado y talento joven añadido. Jugada redonda.

LeBron, en cancha de los Celtics en los pasados playoffs.

Después llegaría la incorporación de Kentavious Caldwell-Pope (un año y 18 millones), jugador que ha firmado de nuevo este mes de julio con el conjunto púrpura y oro por el mismo período de tiempo y seis ‘kilos’ menos. El fichaje del escolta en el verano del año pasado ayudó al crecimiento del equipo sobre la cancha y sirvió, asimismo, para entablar relaciones con Rich Paul, representante también de LeBron James. Movimiento práctico y estratégico que seguramente ayudase a la hora de iniciar conversaciones con el ya exalero de los Cavaliers.

Meses después, en febrero, Johnson y Pelinka cerraban con Cleveland otro traspaso perfecto para sus intereses: Jordan Clarkson (12,5 millones de dólares el próximo curso y 13,4 el siguiente) y Larry Nance Jr. por dos jugadores que finalizaron contrato este mes de junio, Isaiah Thomas y Channing Frye, además de una primera ronda del draft 2018. Con esta operación se aseguraban la posibilidad salarial de optar a dos grandes agentes libres este verano y añadieron otra promesa al equipo que puede ser útil junto a LeBron por sus características (Moritz Wagner, pick 25, pívot alemán con buena mano desde la larga distancia).

Magic Johnson, Lonzo Ball y Rob Pelinka, el día de la presentación del base.

El ‘no’ de Paul George ha dejado a LeBron James como la única gran pieza cazada en el mercado de agentes libres, aunque la política de fichajes de contratos de un año que mantienen (el propio Caldwell-Pope, Rajon Rondo, Lance Stephenson y JaVale McGee, jugadores expertos que además elevarán el nivel competitivo del equipo la próxima campaña) les permitirá tener de nuevo flexibilidad económica en 2019 para volver al ataque: ahí pueden estar Kawhi Leonard, Klay Thompson, Kevin Durant, Jimmy Butler, Kyrie Irving, Kemba Walker, Marc Gasol, DeMarcus Cousins…. Y ahora, con King James en sus filas, el escenario para acometer el proceso de reclutamiento no será el mismo que el de temporadas anteriores, cuando nadie parecía querer cogerle el teléfono a Los Angeles Lakers. Ya se sabe, con una gran estrella es más fácil atraer a otras.

A falta de algún posible retoque que complete la plantilla actual, y puede que de alguna sorpresa en forma de traspaso, las piezas del puzle de Magic Johnson y Rob Pelinka van encajando en la búsqueda de la recuperación del estatus perdido tras el peor lustro en la historia de la entidad californiana. Devolver al equipo a la élite es el primer y decisivo paso para alcanzar el objetivo final, que no es otro que ampliar el palmarés de los Lakers. Y ambos no van a cejar en el empeño de poner al equipo en situación de lograrlo. De momento ya tienen a LeBron. Y, como es obvio, con el cuatro veces MVP el camino para alcanzar la meta es muchísimo menos espinoso que el anterior al aterrizaje en los despachos de este dúo. Les queda trabajo y decisiones difíciles que tomar (alguna ya ha sido un tanto dolorosa, como la renuncia a Julius Randle por petición del propio jugador, que no veía claro su rol), pero si siguen hilando tan fino, el destino que anhelan será pronto realmente factible.