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SOCIEDAD

Reconstruyen en 3D el estado actual del Titanic

Un ambicioso proyecto ha conseguido crear una imagen hiperrealista del estado actual del trasatlántico gracias a 700.000 fotografías tomadas por robots submarinos

Actualizado a
Reconstrucción del Titanic 3DATLANTIC PRODUCTIONS/ MEGELLAN

La ecos de la catástrofe del Titanic aún se escuchan, altos y claros, en nuestros días. La leyenda y la invención han agrandado, década a década, el lugar ocupado por este episodio en el imaginario colectivo. A esto han contribuido enormemente la cámara y la claqueta. El ejemplo más claro que asalta la mente es la película de James Cameron, ganadora de 11 Oscar. Pero no solo. Ya en 1953, Barbara Stanwyck y Robert Wagner protagonizaron una desgarradora historia de amor entre gélidas mareas atlánticas llamada El hundimiento del Titanic. Se han hecho series de televisión, libros y hasta dibujos animados.

Es evidente que, más de un siglo después, este barco mastodóntico y su fatídico par, el inamovible iceberg, siguen teniendo prominente lugar en nuestra cultura. De honor, incluso. Como un recuerdo, a la vez, de la fragilidad de la vida y de la temeridad de los tiempos industriales. Esos que precedieron a la eclosión digital y dieron forma, a veces con excesos, a veces con genialidad, al sueño perenne del hombre que quiere avanzar hasta el infinito. Hace 111 años, un enorme bloque de acero salió de Southampton con destino Nueva York. Hoy, ese mismo acero duerme en un silente suelo marino, comido por las algas y lleno de viejos huesos.

Por todo esto, no sorprenden demasiado todos los esfuerzos que se han vertido en intentar desentrañar los misterios del esqueleto de la bestia hundida. El investigador Parks Stepherson ha escrito el último capítulo en esta poética empresa. Un proyecto suyo ha conseguido desarrollar un sorprendente modelo 3D que permite ver el estado actual del Titanic como nunca antes. Casi como si todo el agua del océano se hubiera hecho a un lado para permitir a los curiosos meter la narices en los húmedos pasillos y salones.

Testimonios recuperados

Todo esto se ha conseguido gracias a unos robots submarinos. Una eficiente flota de autómatas que han tomado un total de 700.000 instantáneas de cada rincón de la nave. Una labor indudablemente ímproba que, sin embargo, ha arrojado unos resultados que son no solo deslumbrantes, también emocionantes. Gracias a esto, se han podido esclarecer y confirmar algunas de las circunstancias que rodearon al hundimiento.

El casco está partido en dos. Hay una distancia considerable entre los lugares donde descansan la proa y la popa. Casi un kilómetro. Confirmación, o al menos rotundo indicio, de que primero se hundió una mitad y después la otra, y no todo a la vez. Quedan aún, flotando olvidados, restos de las vidas que se apagaron de repente y para siempre, a bordo de la máquina que quiso erigirse como el pináculo del progreso humano. Testimonios que ahora, 111 primaveras más tarde, comienzan a ser recuperados. Fragmentos de lo que duerme a cuatro kilómetros de profundidad. Donde el océano se hace silencio.