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SOCIEDAD

La única ventaja del gotelé

La técnica consigue esconder las imperfecciones que se quedan en las paredes, producto de la construcción rápida de un edificio.

Actualizado a
La única ventaja del gotelé
Wikimedia Commons

Cuando Dios creó el mundo y el universo, con sus aspectos más brillantes y oscuros, cuando había confeccionado un perfecto equilibrio entre lo bueno y lo malo, el diablo quiso desequilibrar la balanza hacia el mal e inventó el gotelé. Desde entonces, nuestra existencia está marcada por la inestabilidad, por mentes que enloquecieron a lo largo de la historia y que, seguro, se criaron entre cuatro paredes pintadas con la técnica de tortura visual más maquiavélica jamás concebida.

Hay tareas difíciles en esta vida. Por ejemplo, la que tuvo Dios al crear este mundo. Pero hay otras con mayores complicaciones, como la de escribir un artículo imparcial sobre el gotelé. Al menos su origen es comprensible: en los años 60, en España, hubo que construir viviendas rápidamente para dar hogar a la creciente población urbana. Como el gotelé permite tapar las imperfecciones de una construcción rápida, se escogió la técnica para pintar (o destruir) las paredes de los apartamentos.

Esconder las imperfecciones es la mayor utilidad del gotelé. Tapa las fisuras, grietas y humedades que pueden quedar en las paredes tras la construcción del edificio. A cambio, su vivienda parecerá una cueva prehistórica poblada con diminutas estalactitas. Si encima es usted amante de las velas, tendrá que convencer a sus vecinos de que no invoca al chupacabras todas las noches.

La web Todogotelé.com recoge las ventajas y desventajas de la técnica. Asegura que “aporta textura a la pared” y da “un toque diferente y personal al espacio”. Por otro lado, resultaría difícil volver a pintar sobre las paredes y cambiar la decoración, es decir, que es casi irreversible (actitud muy tóxica). Si nunca quisiste hijos, pero tienes gotelé, estás de mala suerte, porque “presenta dificultades a la hora de su mantenimiento”.

Pero siendo honestos, la relación del humano con el gotelé es de amor-odio. Muchos crecimos frente la afilada mirada del gotelé. Piense en algunos de los mejores momentos de su vida y acuérdese del tipo de pared que había. Piense cuando le dieron una mala noticia. Ahí estaban sus paredes, impasibles, salpicadas por un gotelé que nunca te juzgó. El gotelé es un amigo de la infancia que se ha hecho criptobro o que intentó meterte en una estafa piramidal: vivisteis tantas alegrías y penurias que siempre le querrás.

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