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Hallan un ‘capítulo oculto’ de la Biblia

A través de fotografías ultravioletas, un científico ha descubierto una de las primeras traducciones de los Evangelios. Tiene 1.500 años y está escrito en siríaco antiguo.

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This photograph taken on April 12, 2023, shows "The Biblia Latina Gutemberg Bible", the first book printed in Europe using movable type, in 1455, displayed as part of the exhibition "Print! Gutenberg's Europe at the Bibliotheque Francois Mitterand (BnF) in Paris. (Photo by Anne-Christine POUJOULAT / AFP) (Photo by ANNE-CHRISTINE POUJOULAT/AFP via Getty Images)
ANNE-CHRISTINE POUJOULATGetty

Se estima que a lo largo de los siglos se han producido alrededor de cinco mil millones de copias de la Biblia en todas sus variedades, de las cuales casi cuatro mil millones han sido en las últimas décadas. El libro más vendido de la historia es también el más influyente, capaz de sentar las bases de una religión y una cultura que da la vuelta al mundo y sin la que sería imposible entender la historia del hombre.

Por ello, todos los hallazgos que surgen en torno a las divinas escrituras son de un valor incalculable en términos historiográficos: un descubrimiento en el texto sagrado supone reinterpretar tanto la historia como los escritos que versan sobre ella. Ahora, un medievalista ha dado con un fragmento perdido de la Biblia que fue escrito hace 1.500 años y que cayó en el olvido en algún punto incierto de la historia.

Fotografías ultravioletas para resolver el enigma

Se trata de una interpretación del capítulo 12 de Mateo, traducido al siríaco antiguo hace quince siglos. Su descubrimiento ha sido posible gracias a la investigación llevada a cabo por Grigory Kessel, un historiador y científico de la Academia de Ciencias de Austria (OeAW). Para alcanzar semejante hallazgo ha hecho falta mucho tiempo y un equipo de fotografía ultravioleta.

A través de esta técnica, Kessel ha sido capaz de encontrar una de las primeras traducciones de los Evangelios por debajo de tres capas de texto. Esto se llama doble palimpsesto, que es el nombre que reciben aquellos documentos en los que una capa de texto oculta los restos borrados de otra. El diagnóstico de la circunstancia histórica ha dado con las claves y motivos: algunos siglos después de la primera redacción, una escasez de pergamino en la región obligó a un autor desconocido a reutilizar el de este fragmento bíblico, borrando así la mayor parte de la traducción original del Nuevo Testamento.

Un descubrimiento único

El propio Kessel, cuya investigación y descubrimiento están recogidos al completo en un artículo de la revista científica New Testament Studies, ha destacado la unicidad de este hallazgo afirmando que “hasta hace poco, solo se conocían dos manuscritos que contenían la traducción siríaca antigua de los Evangelios”. Uno, en la Biblioteca Británica de Londres; el otro en el Monasterio de Santa Catalina, en pleno Monte Sinaí. Precisamente, este lugar sagrado da nombre al ‘Proyecto de los palimpsestos del Sinaí', mediante el que se ha desenterrado un tercer fragmento. Con el de Kessel, cuyo pergamino se guardaba en la misteriosa Biblioteca del Vaticano, ya son cuatro.

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ANNE-CHRISTINE POUJOULATGetty

“Ha hecho un gran descubrimiento gracias a su profundo conocimiento de los textos siríacos antiguos y las características de la escritura”, ha dicho de Kessel la directora del Instituto de Investigación Medieval de la OeAW, Claudia Rapp, a través de un comunicado de prensa.

La importancia del palimpsesto

Desde la Academia de Ciencias de Austria se ha incidido en la importancia de considerar el palimpsesto como una vía de investigación. Los fragmentos originales del Nuevo Testamento se remontan a los escritos del siglo III. No obstante, el manuscrito completo más antiguo de esta parte de la Biblia que se conserva dataría del siglo VI. Es el llamado Códice Sinaítico griego. En esta línea, la OeAW ha destacado que las traducciones sirias podrían ser anteriores a esta fecha; y que la técnica para saberlo es mirar más allá de la página, allí donde el pergamino oculta capas borradas.

Y para poder llevar semejante tarea a cabo hay que congeniar el tiempo con técnicas innovadoras, como ha hecho Kessel con las fotografías ultravioletas. “Este descubrimiento demuestra lo productiva e importante que puede ser la interacción entre tecnologías digitales modernas e investigación básica en manuscritos medievales”, ha concluido Rapp, con la esperanza y el optimismo que despierta hallar lo inédito en el libro más influyente de la historia.