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SOCIEDAD

El pueblo español que celebra la Nochevieja en agosto

Bérchules es una pequeña localidad de apenas 700 habitantes ubicada en la Alpujarra granadina. Desde 1994, y debido a un apagón, toman las doce uvas en pleno verano.

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El pueblo español que celebra la Nochevieja en agosto

Entre las colinas y el pasto de la Alpujarra granadina, con un pie en Sierra Nevada, se encuentra un pequeño pueblo. La historia de esta localidad es rica y dilatada, remontándose las historias de máximo esplendor del lugar a la época nazarí: se decía que las sedas de este pequeño enclave competían con las más refinadas de Oriente. Siglos después, Bérchules sigue conservando un aire particular, además de una curiosa tradición: la de celebrar la Nochevieja en pleno estío.

Es como se lee. Aquí las doce uvas se toman en el mes de agosto. Con sus campanazos incluidos, la cabalgata de Reyes Magos, los mantecados y el anís y hasta un concurso de belenes. Suenan los villancicos a cuarenta grados centígrados, al ritmo de la zambomba y el ventilador.

Todo comenzó un 31 de diciembre de 1994. Los vecinos de Bérchules se disponían a pasar la última noche del año de la misma forma que el anterior, que era la misma que la del pasado y así desde que se inició la costumbre de las uvas. Sin embargo, un apagón torció los planes de todos los habitantes de este enclave granadino. No hubo doce de nada. Tampoco fiesta.

Del apagón al ‘campanazo’ turístico

Entonces a uno se le encendió la bombilla. ¿Por qué no se puede celebrar Nochevieja en verano? La única del país. Probablemente del mundo. Y ya han pasado casi tres décadas de festejos en pantalón corto y tirantes, bañador y pajarita. Sin nieve, pero con piscina; sin frío, aunque con calor.

Desde la Asociación Berchulera de Nochevieja en Agosto (ABNEA), con el apoyo del Ayuntamiento local y el Patronato de Turismo provincial, han anunciado que este año se superarán los 7.000 participantes. No son pocos los que echan de menos tocar la pandereta. Y así el programa, que ha empezado este fin de semana, se ha convertido en un ‘campanazo’ turístico, todo un regalo navideño para la economía.

“El ambiente es una maravilla desde esta mañana, hemos incrementado el número de belenes de la ruta y hemos estrenado una Nochevieja infantil, que ya se sabe que muchos pequeños no aguantan despiertos hasta la medianoche”, ha detallado a EFE el alcalde de Bérchules, Ismael Padilla, orgulloso del culmen artístico y surrealista que alcanzan los adornos con los que se ha ataviado todo el pueblo. Desde el clásico abeto hasta el reloj de la iglesia, todo de punta en blanco. Nunca mejor dicho.