¿VÍCTIMA O VERDUGO?

Amanda Knox: “O soy una psicópata con piel de cordero, o soy como tú”

Un documental de Netflix reabre el debate sobre el que ha sido considerado como “el juicio de la década”

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Amanda Knox. Imágen: Netflix

Un documental de Netflix estrenado en los últimos días sobre el famoso caso de Amanda Knox ha reabierto el debate sobre el que ha sido considerado “el juicio de la década”.

Este trabajo, dirigido por Rod Blackhurst y Brian MacGinn, vuelve sobre el caso de la estadounidense convertida en principal acusada del asesinato en el año 2007 de su compañera de piso Meredith Kercher en Perugia, Italia.

El caso

Meredith Kercher (21), una estudiante británica de Ciencias Políticas llegaba en agosto del año 2007 a Perugia, una pequeña y tranquila localidad italiana, donde alquiló un piso de cuatro habitaciones junto a otras tres jóvenes, dos italianas y Amanda Knox, una estadounidense de 20 años.

La noche del 1 al 2 de noviembre Meredith volvía a casa después de una fiesta de Halloween. Sus compañeras habían salido por lo que se encontraba sola en casa. Durante la madrugada alguien entró en su habitación, la violó y le asestó 46 puñaladas, después taparon su cuerpo con un edredón.

Amanda Knox y su novio Rafelle Sollecito fueron acusados del asesinato y condenados, junto al traficante marfileño Rudy Guede, a 26 años de prisión, pero tras cuatro años entre rejas, la pareja fue absuelta por falta de evidencias biológicas claras quedando en la cárcel únicamente Guede.

Rafelle, un tímido estudiante de ingeniería informática, y Amanda se habían conocido una semana antes del terrible suceso durante un recital de piezas de Schubert. Ella, mucho más liberal y descarada, había venido como Erasmus desde Seattle y estudiaba italiano, alemán y escritura creativa en la Universidad para extranjeros de Perugia, además, trabajaba como camarera en Le Chic, uno de los bares de moda de la localidad.

En el documental ambos definen ese encuentro como un flechazo y durante los cinco días que estuvieron juntos, cuentan, no salieron de la cama salvo para fumar porros e ir a trabajar al bar, en el caso de Amanda. La noche después de Halloween Le Chic estaba prácticamente vacío por lo que el jefe de Knox le dijo que no hacía falta que fuera. Unas horas más tarde Meredith era brutalmente asesinada.

Amanda, según su versión a la policía, estuvo toda la noche junto a Sollecito, vieron una película y se durmieron. Cuando fue por la mañana a su casa se encontró la puerta abierta, se metió en la ducha y aunque vio algunas gotas de sangre en el lavabo no le dio importancia pensando que alguna de sus compañeras se habría cortado. Al ver que alguien había defecado en el váter sin tirar de la cadena, algo que jamás habría sucedido en esa casa, fue a buscar a sus novio. Cuando volvieron la puerta de la habitación de Meredith estaba cerrada y no contestaba a las llamadas, llamaron a la policía que fueron quienes encontraron muerta a la joven.

La autopsia desveló que Meredith había sido violada. En su cuerpo encontraron el ADN de Rudy Guede, un pequeño traficante marfileño de 21 años cuyas huellas estaban también en la habitación. Además, el día del crimen había huido a Alemania. Aunque reconoció que había conocido a la víctima el día antes de los hechos y haber ido con ella a su casa, sigue manteniendo su inocencia:

“Al día siguiente fui a su casa, pero no hicimos nada porque ninguno de los dos tenía condones. Así que fui al cuarto de baño. Después la oí gritar y salí corriendo. Vi a un tío. No le vi bien la cara porque estaba oscuro. Salió corriendo por la puerta principal. Vi a Meredith que estaba sangrando: tenía un corte en la garganta”.

También encontraron ADN de Amanda y su novio, tanto en el que pensaron era el arma del crimen (un cuchillo de cocina) como en el sujetador de la víctima. Fueron condenados a 26 y 25 años de cárcel respectivamente y Guede a 16 años por su implicación como cómplice. Así quedó reflejado en la sentencia:

"Amanda, Raffaele y Rudy, bajo el efecto de estupefacientes proyectaron un juego sexual, en el que Meredith no quiso participar, pero Rudy la violó, mientras la joven norteamericana la apuñaló, al tiempo que su novio Raffaele Sollecito la sostenía".

El proceso de apelación de la sentencia revelaba un año después que la muestras de ADN de Knox y su novio no habían sido concluyentes por lo que la pareja fue absuelta y el caso cerrado.

Amanda Knox: ¿Ángel o demonio?

La secuencia de los hechos nunca quedó esclarecida, las contradicciones en las declaraciones, la falta de pruebas concluyentes, numerosos errores en la investigación y la condena de Knox y Sollecito con su posterior absolución convirtieron el caso en “el juicio de la década”.

Pero lo que sí se evidencia durante todo el documental, tanto por el comportamiento de la joven, como por las declaraciones del fiscal encargado del caso, Giuliano Mignini, que asegura que “Cuando la asesina es una mujer, tiende a cubrir el cuerpo de una víctima mujer. A un hombre nunca se le ocurriría”, es el extraño comportamiento de Amanda durante todo el proceso.

Las imágenes de Knox y Sollecito besándose a las puertas de la casa donde yacía muerta en un baño de sangre su compañera, su actitud altiva y sonriente durante el juicio e incluso el propio testimonio de Amanda a cámara en el que pasa del llanto desconsolado a frases tan escalofriantes como: “O soy una psicópata con piel de cordero, o soy como tú”, hacen que aún hoy mucha gente dude de su inocencia.

La prensa de la época condenó a Amanda Knox incluso antes de ser juzgada, la presentaron como un monstruo con cara de ángel capaz de cualquier cosa a cambio de sexo e incluso de practicar juegos satánicos.

Tras su absolución la joven regresó a Seattle como una gran estrella, fue a diversas entrevistas e incluso cobró cuatro millones de dólares por contar en un libro su versión de los hechos.

Los autores del documental aseguran que querían ver “ la parte humana que se escondía tras esos titulares” y que nunca pretendieron resolver un caso cuya verdad, probablemente, solo conocen los asesinos de Meredith.