Michael Vick: la polémica
Porque vosotros me importáis. No os conozco a demasiados personalmente, pero visitáis con regularidad este blog. Y para mí es como si fuerais invitados en mi propia casa. Así que hago lo posible para que desde que entráis por la puerta os sintáis a gusto. Me vuelco con vosotros e intento agasajaros con artículos que muchas veces no cumplen vuestras expectativas pero en los que pongo cada día toda mi ilusión. Seré bueno, malo o regular, escribiré tonterías, cosas sensatas, o pareceré un bocazas, pero siempre escribo lo que pienso. Siempre, de verdad, siempre. Y cuando se que eso que pienso puede ofender a la mayoría, como mucho me limito a echar un poco de agua al vino. Nunca he dicho lo contrario de lo que creo en todos estos años. Y tampoco digo una cosa y la contraria para tener razón. Os respeto demasiado como para hacer eso. Sabéis de sobra que voy hasta el final con mis opiniones, que no me importa rectificar cuando creo que me equivoco y que tampoco me importa defender hasta el final algo en lo que creo aunque a la mayoría os parezca indefendible. Porque siempre intento argumentar mis opiniones.
Desde que decidí entrar en Twitter también he entrado más en los debates del blog. Hasta hace muy poco escribía y no entraba a discutir vuestros comentarios. Ahora entro en algunas discusiones. Algunos pensáis que no debería hacerlo y a otros os encanta que lo haga. Como esto es un blog creo que no está mal hacerlo. Por eso, en las crónicas o previas intento escribir contando lo que para mí son las claves, como haría cualquier periodista, pero con el tono algo distendido que me da la confianza que ya tengo con vosotros.
Dicho lo anterior, hasta septiembre siempre había dicho que Michael Vick era un fraude, un corredor jugando en la posición de QB, fuegos artificiales sin chicha. Un tipo incapaz de sostener un juego de pase y valorado por encima de su auténtico nivel gracias a sus facultades físicas. Nunca negué que verle jugar era todo un espectáculo, pero nunca tuve muy claro si era un espectáculo de football americano u otra cosa. Todo eso lo escribí durante años, sin moverme un milímetro de mis opiniones, a pesar de que las críticas de algunos lectores alcanzaban en ocasiones la violencia verbal. Ah, y nunca le critiqué por el asunto de los perros. No entro en esos temas, no me interesan. Sólo me referí al asunto para reafirmarme en que era un jugador descentrado, con la cabeza en otras cosas que no eran el football.
Que opine eso sobre esos jugadores no significa que tenga razón ni que me equivoque. Tampoco significa que quien piense lo contrario se confunda. Además no tengo ningún inconveniente para cambiar mi opinión sobre un jugador. Por ejemplo, Big Ben no me gustó nada en sus dos primeras temporadas. Bill Cowher le sobreprotegía, y los analistas le alababan sin medida mientras él se limitaba a cumplir un papel menor. En esa época los aficionados de los Steelers me acusaban de tener manía a su equipo. Decían que yo era de los Seahawks. Ahora me dicen exactamente lo contrario. ¡Qué cosas! Sin embargo, Big Ben me ganó el corazón el mismo día que asumió definitivamente el liderazgo del equipo y demostró lo bueno que era. Ahora le critico cuando juega mal pero me encanta ver a Big Ben y está entre mis jugadores favoritos.
El año pasado me pasé toda la temporada criticando a Tom Brady. Sí, a mi jugador fetiche. Dije una y otra vez que era un impostor del Brady real, que jugaba justificándose y buscando solo sumar buenas estadísticas. Muchos me acusasteis de exagerado. Este año, durante el partido contra los Steelers, reapareció el Brady de verdad, el que yo había visto jugar mejor que a Montana, Young, Manning, Elway, Montana y el sursum corda. Y dije que el mejor QB de todos los tiempos había vuelto. Como veis, digo lo que pienso y cambio de opinión cuando creo que debo hacerlo. ¿Qué a veces soy un poco exagerado? El deporte es pasión y a mí me apasiona.
Antes de entrar en el tema Vick, os confirmo lo que ya sabéis. A mí me gusta el football de siempre, el clásico. Ese en el que los QBs pasan, y a veces se apoyan en la carrera, en el que los running back corren, y a veces reciben pases, en el que los receptores cogen pases y los linebackers entran en blitz, aunque a veces salgan como receptores en los equipos de Belichick. No me gustan los quarterbacks que principalmente corren ni los running backs que, como Bush, son un híbrido raro entre receptor de backfield y corredor de engaño. Es mi gusto, mi opinión, y vale tanto como cualquier otra.
El Eagles-Packers no lo perdió Vick. Lo hizo su defensa durante tres cuartas partes del partido. Aunque si alguien debe ser criticado con dureza es McCarthy, que con un plan de juego incomprensible a última hora, a punto estuvo de regalar la victoria. Pero Vick no es un QB que esté ahí para no perder partidos. En los Eagles de 2010 no es la defensa la que gana encuentros, ni el juego terrestre, ni los receptores o los equipos especiales. Michael Vick es el auténtico argumento ganador de este equipo y, lamentablemente, estuvo muy lejos del jugador que habíamos visto en muchos partidos de la temporada regular.
El día que comenzó la temporada seguía considerando a Vick un corredor camuflado como QB. Y defendí que Kolb debía ser el pasador titular de los Eagles con todas las consecuencias. Pero Vick me quitó la razón jugando como nunca entre la jornada nueve y la catorce. Seis partidos para el recuerdo. Antes, ante Detroit y Jacksonville, ya había demostrado algo que ya nunca negaré: Vick ya no es un corredor reconvertido. El nuevo Vick es un estupendo QB que además corre. Y es más espectacular, agresivo, peligroso y letal de lo que lo había sido nunca en Atlanta. Y eso ya nunca lo voy a negar. El nuevo Vick es un x-men. Pero nunca diré que es un dios. Ese privilegio lo tengo reservado para la trinidad formada por Brady, Manning y Favre. Como dije en twitter, el máximo candidato para ocupar el asiento que deja libre Favre tras su retiro es Aaron Rodgers.
Pero la increíble remontada contra los Giants ocultó que durante los tres primeros cuartos la defensa de NY le secó. Y mientras muchos seguían celebrando los fuegos artificiales algunos confirmamos lo que ya habíamos sospechado en algunos partidos anteriores: Vick necesita uno o dos segundos más que un pocket passer para lanzar con peligro. Minnesota metió aún más el dedo en la herida y los Packers confirmaron que los grandes equipos de la NFL ya han descubierto cómo frenarle.
Releed la previa del Eagles-Colts y tal vez dejaréis de pensar que soy un oportunista. En ella ya manifesté mis dudas. También dije que prefería a un Aaron Rodgers que a mil Michels Vick. Y afirmé que éste era su año, que aún podía sorprender con sus nuevas virtudes a equipos que tal vez no le hubieran diseccionado lo suficiente. Lamentablemente, los Packers, como antes los Vikings y los Giants durante tres cuartos, ya habían detectado el talón de Aquiles del mutante: necesita un tiempo extra para ser peligroso pasando. El front seven de Green Bay entró en blitz y le presionó, pero cerrando siempre los huecos del pase. Vick sólo se reactivó, y no del todo, cuando McCathy se olvidó de su plan de juego.
Ahora vuelvo a pensar que Michael Vick no es el QB ideal para un equipo que aspira a ganar el anillo. Seguirá siendo un hombre espectacular, desequilibrante, mágico,… un x-men. Volverá a llenar los estadios de aficionados que ansiarán verle hacer cosas imposibles para la mayoría de los mortales, pero salvo que ocurra un milagro, seguirá necesitando más tiempo que Brady, Manning o Rodgers para lanzar un pase letal y eso, en la NFL, marca la diferencia.
Y creo que muchísimos aficionados de los Eagles piensan como yo.
Kolb ya ha dicho que quiere marcharse si no va a ser titular en 2011 y varios equipos, entre ellos los 49ers, quieren hacerse con sus servicios para liderar un ataque de West Coast. Andy Reid es uno de los profetas de la WCO y creo que él también sabe que con Vick seguirá renunciando a su filosofía, como ya hizo con McNabb, y se pondrá en manos de un jugador espectacular e irrepetible, pero con algunas limitaciones graves, propenso a las lesiones y que por su forma de jugar tendrá una carrera corta en la élite.
Y esto que he dicho en este largo artículo no se contradice con nada de lo que he dicho sobre Vick durante toda mi vida.