1903-1914
La Belle Epoque
Todo ello surgió en 1869 con la carrera que unió a las ciudades de París y Rouen. Luego se fueron añadiendo pruebas que transcurrían entre dos ciudades y que en la actualidad, a las que perviven, se conoce como "clásicas".
Pero fue en 1903 cuando Henri Desgrange y Geo Lefevre, del periódico L'Auto, se reunieron a almorzar en una cervecería del Boulevard Montmartre llamada Zimmer (años después se llamaría Madrid) y comentaron la posibilidad de dar la vuelta a Francia en bicicleta.
El 16 de febrero publicaron la siguiente noticia en la primera página de su periódico: El próximo mes de mayo, se disputará la primera Vuelta Ciclista a Francia. Constará de seis etapas, con un total de 2.428 kilómetros y estará dotada con 20.000 francos-oro de premios. Al llegar el cierre de inscripciones sólo había quince nombres apuntados y Desgrange tuvo que retrasar las fechas e incrementar los premios.
El 1 de julio, frente al hotel Reveil Matin, 60 ciclistas tomaron la salida de la primera etapa que les llevaría de París a Lyon con 467 kilómetros de recorrido. El vencedor de la misma fue un deshollinador de profesión llamado Maurice Garin quien así mismo fue el primer vencedor final en París.
Estos años se distinguen por el colectivo acto de fe de un creciente público apasionado seguidor de lo que los periódicos le contaban. La prensa transmitía hazañas sobrehumanas de unos corredores, lanzados a la aventura, sin más ayuda que la propia voluntad de vencer o cuando menos llegar a la meta.
En realidad fue la época de las carreteras desastrosas, de caminos infames, entre nubes de polvo o barrizales pegajosos. De bicicletas que pesaban más del doble que las actuales, sin cambio de velocidades, con las que escasamente se alcanzaban medias de 25 km/h. De largos recorridos nocturnos y controles sorpresa para evitar fraudes. De frecuentes pinchazos y averías de todo tipo que el ciclista debía reparar sin ayuda alguna. De ascensiones interminables por caminos de pastoreo donde la mayoría tenía que poner pie en tierra para alcanzar la cima.
Ante la primera ascensión al Balón de Alsacia en 1905, Desgrange escribió: "Es una de las cosas más importantes a las que haya asistido nunca y confirma mi opinión de que el valor del hombre no tiene límite y que un atleta bien entrenado puede conseguir resultados sorprendentes".
Los vencedores son agasajados como héroes. Garin, Pottier, Petit Breton, Trousselier se convierten en figuras populares y admiradas. Enseguida nacen los duelos de aficionados que toman partido por Garrigou ante Georget o Lapize frente al gigante luxemburgués Faber. En 1910 se ascienden por vez primera los Pirineos. El Aubisque lo corona Lapize con la bicicleta en la mano y al divisar a los organizadores junto a la línea les insulta: - ¡ Asesinos, sois unos asesinos!
A partir de 1911 llega la supremacía de los belgas. Defraye, Heusghem, Lambot, Buysse Tiberghien y sobre todo Philippe Thys arrasan a los franceses. Thys es el primer gran campeonísimo del Tour. Tiene una clase extraordinaria y su tranquilidad y corrección producen la admiración de todos los públicos. Su figura es la base del lanzamiento de la marca de bicicletas Peugeot. Sólo la Guerra Mundial logrará frenar su manifiesta superioridad.